Las residencias de gente mayor se han armado para ser entornos seguros
Las residencias de gente mayor se han armado para ser entornos seguros

Las residencias, entorno protegido ante la segunda oleada de Covid-19

Las actividades y las instalaciones de las residencias de gente mayor se han reorientado para adaptarse a los protocolos y a la protección del usuario

La Covid-19 ha vuelto con fuerza (de hecho nunca se ha ido) y, vaticinan los expertos, puede encontrar en el tiempo de otoño e invierno la plataforma para volver a subir su incidencia, todavía más. Somos ya de pleno en una segunda oleada ante la cual buena parte del ecosistema social y sanitario ha cambiado y está mucho más preparado que en marzo. Un buen ejemplo son las residencias de gente mayor, que fueron el sujeto de demasiado malas noticias y estadísticas a la primavera pero que, como sector, han sabido hacerse fuertes, dotarse de herramientas, adoptar protocolos estrictos y poder presentarse ahora como un entorno seguro ante la Covid-19.

Hablar de residencias de gente mayor en Mataró es hacerlo del es hacerlo del Grupo VL, que a través de la marca VIMA gestiona 3 centros a la ciudad (Mirador, Can Boada y Laia), un cuarto en el Maresme, a Sant Vicenç (Vora Balís). Su director ejecutivo, Sergio Osuna, explica que "ahora estamos mucho más preparados de forma que tenemos los centros y la organización adaptada para actuar con la máxima celeridad ante cada positivo, sea sintomático o asimptomàtic". El día a día en el interior de las residencias ha cambiado, con las instalaciones, los grupos y las actividades sectorialitzades según los protocolos por la entidad hace balance comparativo de la primera y la segunda oleada y pone en valor la actual sistematización (incluso hay la figura de una coordinadora de Covid o nuevos softwares de datos fiables para gestionar material o datos de control epidemiológico) para reforzar el servicio de sus centros a la comarca.

Los gestores ponen en valor la colaboración con la sanidad pública ante los casos detectados

"En la primera oleada las residencias no disponíamos de EPIs (Equipos de Protección Individual) y ahora en cambio tenemos stock para poder pasar posibles puntas de incidencia Covid con el margen de 6 semanas. También a diferencia de entonces tenemos mecanismos de diagnosis y, el más importante, hemos demostrado que hacemos un muy buen equipo junto con nuestros centros hospitalarios y Cabes de referencia", explica Osuna. Desde VIMA se pone en valor la colaboración entre la red de salud pública y los propios centres, a efecto epidemiológico o de pruebas diagnósticas: "todo el mundo se está dejando la piel y notamos como la confianza en nosotros ha aumentado por la buena experiencia y resultados acumulados". Un buen ejemplo de aplicación de los protocolos fue la detección y control de un brote a la Residencia El Mirador de Mataró en agosto, que fue acotat y definido a tiempo.

El benestar dels usuaris, la prioritat

El bienestar de los usuarios, la prioridad

La importancia de los familiares y la sociabilidad

Otro de los aspectos con los que ha cambiado el servicio de las residencias de gente mayor después de la experiencia de las primeras semanas es con el fomento de la actividad y la sociabilidad de los usuarios. "Desde un buen inicio nos preocupó la posible bajada psicológica y física de las personas confinadas a la habitación, por lo cual hemos introducido dos programas de estimulación cognitiva y motriz".

También el rol de los familiares, tanto importantes, centra el día a día a las residencias que priorizan mantener el contacto de forma segura y en el máximo que se pueda, sea con la promoción de vídeotrucades, visitas seguras o actividades en común. Es entre todas las partes que se refuerza la protección de las residencias como un activo de sociedad reforzado protocolitzat y seguro ante un virus todavía latente.

 

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