Restaurantes que no te recomiendan pero que fliparàs si vas

Hay establecimientos que desde que entras hasta que sales solo hacen que redondear a la alza y cada vez te gustan más. Bares que no sabías que existían o restaurantes que no te habían recomendado. A menudo se esconden detrás nombres y apariencias normales y a salto de mata, rehuyen la filigrana y escapan de los radares de buscadores y rankings.De la investigación constante de la distinción. No los encontraréis bajo este epígrafe, pero se los diremos así. Son restaurantes que no te recomendarán pero que fliparàs si vas. Y hoy listaremos cinco cómo podrían ser cinco, diez o quince más. Quién sepa más, de aquí a Mataró o del Maresme, que lo comente y diga.

Recomienda restaurantes, que se nos han acabado las ideas. Este es el encargo recibido y aquello que aquí nos convoca. Las listas echan pero las categorías de los diferentes buscadors son limitadas. Los directorios enganchan y los rankings de los mejores del que sea todavía más. La radiografía de la restauración mataronina se puede hacer con punta fina y TripAdvisor y Google de compañeros de viaje o con brocha gorda y sin temor a mancharse los pantalones. Por indicios, experiencia o confesiones, hoy hablaremos de cinco lugares donde sacar el vientre de pena de forma formidable. Cinco rincones que no son cinco secretos pero que escapan, de momento, de la mayoría de consejos algorítmicos.

Bar Nilo (Cerdanyola)

Mataró se las da de gran ciudad de hostelería pero tiende a ser garrepa con el tema de la tapa. A buena parte de su geografía, la tradición de acompañar copiosamente cada consumición es en extinción pero por suerte a Cerdanyola todavía se encuentran resistentes cómo el Nilo, donde la tapa es sagrada, las raciones son generosas, el trato es amable y si el aposento duro la cosa solo hace que mejorar. Fogones caseros con propuestas de toda la vida, asequible de precio. Hace bono de visitar todo el entorno (en Nilo está en la calle Burriac) en horas de duodè vacío: almuerzos o vísperas y dejarse cautivar por la respuesta preferida al "qué hay, hoy?". Siempre habrá una propuesta tan sencilla cómo deliciosa.

Bar Montseny (Pla de en Boet)

Pasamos por ante el Montseny y nos puede parecer un bar más, y probablemente lo es y esta es su gracia. Hace más de 40 años que es allá. Y en el barrio siempre se lo ha considerado cómo un rasgo seguro. Los militantes de la noche mataronina de hace años descubrirán detrás la barra a gente conocida. De las noches han pasado a los días y las horas de almorzar, comer o anochecer son sus dominios. La carta tiene poca cosa genuina pero todo el que hacen tiene un toque especial. Todo el recital de bocadillos de Frankfurt, cassoletes especiales del día, tornillos, predilección por los huevos, platos combinados muy completos. Sin añadidos, con rapidez. Un rasgo seguro en uno de las calles históricas de la cultura de bar, cómo es la Ronda Macià.

Casa Fermín (Centre)

De pie para hablar de un clásico, ya. En la Plaça Gran, convertida cada vez más en una zona 'chic', 'cool', o 'trendy' del Centro hay Casa Fermín, por el que no valen cabo de estos adjetivos ingleses de joder cagarel·la. Restaurando de batalla en todos los frentes: bocadillos generosos y buenísimos, de cocina y plancha de buena mañana. Predilección y especialidad por el 'lacón', que hacen cómo nadie más a la comarca. Y de mediodía menú asequible y de calorías, poco indicado por gente con el freno de mano posado. Sus macarrones son motivo de peregrinación, cómo otras clásicos: caldo, mejilla, asados, el toque de salsa verde. Eficiencia y las ideas claras, terraza de estarse bien y el sábado por la noche bocadillos y tostadas, con todo bono pero sin complicarse la vida.

Los Tres Tombs (Molinos)

En la calle homónima, cómo el que no quiere la cosa, hay el Bar-Restaurante Els Tres Tombs. (Un secreto: si en una calle hay un bar del mismo nombre, confiad. Es cómo la pizza que lleva el nombre de la pizzería, acostumbra a ser buena elección). Bar de toda la vida, de parroquia fiel y generosidad en raciones y guisos. Braseria, dice. Pero bastante más. Tiene una gran polivalencia a todas horas que se ha ganado una cierta querencia como lugar para cenar de narices echando de sus excelentes platas para compartir con buen género de fregidora o plancha. Hay las de tapas y las de caparazón y el que esto escribe siempre, pero siempre, que ha ido le han cobrado el mismo y ha estado a punto de salir rodolant.

Cal Tete (Mata-Rocafonda)

La gente que va y viene del polígono, que trabaja por la zona, no hablan de otra cosa. Están que no cagan con un restaurante nuevo pero que viene con garantía y aval continuados. Y cocina de primera calidad en horario de 5:30h a 23h. Sí. Cal Tete es un restaurante de polígono en la mejor tradición del concepto, y quien no lo entienda no sabe el que se pierde. Dice uno de los conocimientos de consuetud más habituales de la itinerancia gastronómica que allá donde veas que para a comer un camionero no seas burro y haz el mismo. Si eres de los que ibas al Loro del Cros (Argentona) y pensabas que te gustaría tener algo similar al otra banda de Mataró, que sepas que te ha tocado la lotería. Menú diario con garantía llena en unas instalaciones nuevas de trinca, posibilidad de completar con otros platos del día y suplementos, horario extendido a medida laboral y tabla larga parada por los que comemos solo, a la manera de las tascas de antes. Quién va repite y hay guisados suyos que motivan whatsapps de recomendación: "ve hoy!". Convendría hacerlos caso.