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La sequía amenaza seriamente la producción de cava

Labradores y elaboradores de cava estiman que la cosecha caerá al menos un 40 % debido a la sequía

El sector pide ayudas a la Generalitat para compensar las pérdidas y para adaptar los cultivos al nuevo escenario climático

La sequía hará caer al menos un 40 % la cosecha de uva para hacer cava, según las estimaciones de viticultors y elaboradores. El sector ve con "mucha preocupación" la falta de lluvias: desde agosto se ha acumulado una media de 100 l/m2, mientras la cifra idónea tendría que rondar los 500 litros. "Es catastrófico", afirma al ACN el representante de la viña y el vino a Unión de Labradores. El sindicato avisa que, si no llueve en quince días, las pérdidas podrían llegar al 80 %. Más cautelosa es el AECAVA, que confía salvar más de la mitad de la vendimia. Labradores y patronal instan la Generalitat a facilitar ayudas para compensar las pérdidas al campo y también para adaptar los cultivos a medio plazo. La DO Cava, a su vez, evita valorar los efectos de la sequía.

El presidente de la Asociación de Elaboradores del Cava (AECAVA), Joaquim Tosas, apunta que es "pronto" para pronosticar qué efecto tendrá la sequía a la vendimia de este verano, pero teme que será "entre un 25 y un 40 % inferior" a la cosecha del 2022. Apunta que son estimaciones globales al conjunto de cultivos del Penedès, y que habrá matices importantes en función de la zona y de las variedades.

"Hace años que las cepas pasan siete, y cada vez tienen que hacer un esfuerzo más importante para sobrevivir en vez de centrarse al producir", explica Tosas, que recuerda que el 2021 y el 2022 ya han sido años con poca agua. Paradójicamente, la sequía extrema de ahora llega después de un 2020 en que un exceso de lluvias provocó una plaga de hongos que arrasó buena parte de la cosecha. Ahora, las pérdidas que se prevén no son por uva que no se pueda aprovechar, explica, sino que las viñas producirán menos.

Un cep de raïm, patint la sequera. Foto: ACN

Una cepa de uva, sufriendo la sequía. Foto: ACN


Esperando lluvias y si puede ser "progresivas"

"Lo vemos con preocupación", afirman desde la AECAVA, que no descartan que este verano se tenga que volver a avanzar el calendario de cosecha -el año pasado ya fue insólitamente pronto- si la situación climatológica no cambia. Tosas anhela un cambio de tiempo que aporte lluvias progresivas "para que la planta pueda absorber el agua poco a poco" y permitan salvar al máximo las variedades de uva más tardías.

Desde Unión de Labradores ya dan por hecho que la cosecha será un 40 % inferior "si no llueve generosamente en menos de quince días". "Cada día que pasan son más pérdidas", afirma el representante del sector de la viña y el vino, Josep Marrugat, que asegura que hace falta que caigan un mínimo de 100 l/m2 antes de que acabe el mes "porque la tierra está tanto seca que, si no, no servirá de nada".

Marrugat dice que, si esto no pasa, la cosecha caerá hasta un 80 % "porque las viñas no podrán desarrollar la uva que sale ahora". "Estamos en una situación de déficit muy grande de agua, no hay ni una brizna de humedad a la tierra y el aire es muy seco", resalta, temiendo que "a muchas viñas no habrá nada para ir a cosechar". Según Unión de Labradores, "podría ser de las peores vendimias de la historia".

En cuanto al impacto que todo ello puede tener en la producción de cava, Unión de Labradores avisa que las bodegas se resentirán "mucho" porque los últimos tres años se ha reducido considerablemente el sobre stock de vino que se había acumulado. "Ahora la preocupación es poder embotellar", subraya, mientras apunta que muchas viñas apenas llegarán a hacer 4.000 kg/hectárea, cuando la explotación prevista tendría que ser de 10.000 kg.

Desde AECAVA, Tosas augura un "impacto fuerte" a la hora de embotellar. Recuerda que las bodegas venían de tener excedentes de vino pero que estos se han consumido desde el 2020 a raíz de la reducción de la cosecha por la plaga del mildiu, por los dos veranos de sequía de los últimos años y por un auge considerable de las ventas.


El futuro pasa para regar las viñas?


Ante la sequía acumulada los últimos tres años y la situación extrema actual, la AECAVA considera que habrá que plantear la instalación de sistemas de riego a las viñas. Por este motivo pide "cambios normativos" y especialmente reclama que se permita "un aprovechamiento del agua más razonable".

Joaquim Tosas apunta que ahora el riego a las viñas es un sistema muy residual que se aplica en zonas muy concretas o a determinados cultivos jóvenes. Mientras no haya instalaciones de riego a medio plazo, apunta que este verano muchas fincas necesitarán un apoyo de riego manual.

Desde Unión de Labradores, pero, cuestionan que el futuro pase para regar las viñas. A pesar de lamentar la "crudeza" de la sequía, Marrugat cree que la apuesta "no tiene que ser transformar los campos de secano en regadío", y señala las dificultades de riego que ahora hay en el canal de Urgell, por ejemplo.

En este sentido, Unión de Labradores considera que la apuesta tiene que ser "defender el secano y gestionarlo bien para sacar una producción que sea viable para la planta pero también por el labrador". Marrugat hace un llamamiento al empresariat a reconsiderar el precio de compra de la materia primera y a aceptar que "cada vez las producciones serán más bajas. "A pesar de menguar, el que importa es que sean viables", resalta.
 

Un cep al Penedès

Una cepa al Penedès

Llamamiento a la administración

Para afrontar el futuro a corto y mediano plazo, tanto labradores cómo elaboradores piden la colaboración de la Generalitat. En el caso de los viticultors, instan el Departamento de Acción Climática a definir el más bien posible un plan de ayudas que compense la bajada de la producción de este año, "que está afectando toda la agricultura y ganadería". Marrugat confía que el Gobierno definirá "medidas de choque de aportaciones directas " para compensar unos viticultors "que ya viven muy endeudados".

A su vez, el AECAVA apunta hacia la Generalitat para reclamar "medidas estructurales" que permitan paliar la falta de lluvias y "asegurar la viabilidad de las tierras". Tosas insta a "cambiar el concepto de país", de forma que se extienda la desalinización de agua del mar y también las ayudas para instalar placas solares. "Tenemos tecnologías suficientes cómo para generar agua que se pueda utilizar a los cultivos, pero hace falta una apuesta firme", sostiene.

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