La mejor flor a tabla, la del calabacín
La mejor flor a tabla, la del calabacín

La mejor flor en la mesa, la del calabacín

Rellenar y enlucir las flores de calabacín, un plato facilíssim y delicioso: de aquellos que gusta que es un portent

Categorizar siempre es un peligro pero lo volveremos a hacer: las flores gustan a todo el mundo. Gustan mucho. Un buen ramo lo adorna todo y los ornamentos florales están siempre que tiene que pasar algo importante. Otra cosa es que a menudo no se compren prous y hay quién haga la rosa de Sant Jordi y para de contar. Pero las flores gustan a todo el mundo. Quizás incluso se podría decir que (alergias a banda, que siempre son empipadoras) si a alguien no le gustan es probable que no gire redondo.

De flores hay de muchos tipos pero aquí somos a la sección de la teca y nos toca de reivindicarlas más allá del efecto ornamental, la significación emocional el componente olfativo habituales. Que sí. Las flores gustan por guapas, decoroses y perfumadas pero también hay flores que entusiasman por cómo son de buenas. De flores que se comen hay de diferentes tipos (la alcachofa es una flor, por ejemplo) pero las que ahora se escau más de hablar por temporada son las del calabacín. Qué delicia. Qué preciositat.

El descubrimiento

No aplastaremos guitarras aquí si hablamos, de las flores de calabacín porque ya son más que conocidas. Pero a menudo pueden pasar desaparcebudes en plaza y, seguramente, si no las conoces o las voces directamente no las pides. Necesitas un cicerone que te introduzca. Cómo tantas otras veces fue bajar a plaza y que el labrador de cabecera me hablara, me dijera cómo cocinarlas y me las vendiera porque aconteciera un acòlit entusiasta. En este caso la fe es compartida y no somos pocos los desvagats que cuando se acerca el calor ya entonamos el "que falta mucho por las flores de calabacín?".

La flor del calabacín es guapa, de tallo verdes y explosión en un calabaza muy grogós, natural y vive. Un color precioso y un tacto también especial, tal que el primer golpe que coges puedes llegar a malfiar-té del labrador, que no te esté levantando la camisa diciendo de comer. Pero no. Conviene dejarse de ser llepafils y coger, si hay. La temporada puede ser más escadussera que la del propio calabacín, por lo tanto aprovechamos. Compremos y tendremos un plato fácil de hacer que nos puede abrir tecs muy simples, en casa, con un estallido sabroso notable. Sin ser cuinetes, en casa siempre que he servido la gente ha quedado contenta. Incluso gente de paladar exquisito que caga graso. doy fe.

Flors de carbassó en tempura

Flores de calabacín en tempura

Una de las recetas: queso azul, seitó y tempura

De maneras de aprovechar el gusto de la flor del calabacín hay para todos los gustos, supongo. La mía de preferida (y recomendada por en en Pepe, el labrador) es tan fácil cómo tener queso azul y freírlas al estilo tempura con el queso dentro, cerrando el fardo de los pétalos porque aguante el queso dentro. Es un bombón sensacional y muy fácil de hacer, uno abre festines que todavía se puede completar o perfeccionar con quesos de tipo más polivalente o un seitó, además del queso, dentro de la flor. Preparas todas las flores, la tempura y después vas pasando por el óleo. Es facilíssim y el resultado es de categoría.

Cómo que a los fogones no somos paso pocos los que tocamos de oídos o ni esto, justo es decir que la cosa es tan fácil cómo tener las flores netas, ábrelas e introducir el queso y el seitó dentro, dejándolas preparadas a un plato. En un bol haremos la mezcla de la tempura con harina y, atención, cerveza. Cuanto más fría mejor. Si está a punto de helar, perfecta. El frío refuerza la pasta, la toma. Y con el contraste al freír mejor todavía.

La tempura es menos invasiva y contundente que un enlucido. Pasamos por el óleo friendo y sacamos del óleo para posar sobre papel absorbente. Podemos servir las flores rellenas en formato entrante, cómo si fuera unas croquetas o unos ditets y ya veréis cómo después de la primera (posemos una por ninguno, no seamos alcaudones!) es probable que haya codos para repetir. Por si hay impetuosos o, simplemente a nivel usuario, el tallo no se come. En las mil-y-una celebraciones y excusas por estos tiempos de inicio de verano, si encontramos en plaza, hacer flores de calabacín nos puede adornar una ocasión especial. La mejor de las flores a tabla. Sin discusión.

Comentarios