Robo y destrozos en uno de los grandes proyectos de integración social del Maresme

Uno de los proyectos de integración social de personas con discapacidad más exitosos y únicos de Cataluña, destrozado por unos ladrones sin escrúpulos. Can Parcala , el aula apícola de la Fundación Maresme, situada en Cabrera de Mar y que emplea 11 personas, fue víctima de un brutal robo, la noche del 25 al 26 de abril. Los ladrones se llevaron unos 500 kilos de miel producida a la masía, sumando cubos de miel acabada de cosechar y centenares de botes de miel ya etiquetados y a punto para vender. Además, provocaron destrozos en el equipamiento y se llevaron mucho otro material, con un valor total de los elementos sustraídos de unos 15.000 euros. Los hechos han sido denunciados al Mossos d'Esquadra.

Can Parcala es una aula apícola gestionada por el CEO de la Fundación Maresme

Los daños van mucho más allá del factor económico, puesto que el robo deja muy tocada una iniciativa ejemplar y de gran valor en el territorio. "Estamos orgullosos del que hemos conseguido en este espacio, somos prácticamente la única aula apícola de Europa que emplea mayoritariamente personas con discapacitado intelectual", explica Txema Magro, responsable del proyecto. La apicultura es una de las vías de integración laboral que utiliza la Fundación Maresme, y actualmente emplea 11 personas en la producción de miel de las colmenas (de gran calidad y a la venta en diferentes tiendas de la Fundación Maresme y otros puntos de venta a Mataró y Cabrera), así como en el mantenimiento de las más de 20 hectáreas de terreno de la finca.

"El trabajo de todas estas personas se ha ido a pique"

Can Parcala recibe prácticamente a diario alumnos de escuelas de toda Cataluña que aprenden cómo es el proceso de producción de la miel, en actividades conducidas por las mismas personas con discapacidad intelectual que gracias al proyecto se han convertido en apicultores expertos. Ayer miércoles mismo había programada la visita de los alumnos de un centro de Badalona, que tuvieron que cancelar y volver a la escuela a raíz de los hechos vividos. "El trabajo de todas estas personas se ha ido a pique, era mucho llevar verlos por la mañana siguiente del robo totalmente bloqueados y llorando al ver los destrozos que habían provocado los ladrones y todo el que se habían llevado, para ellos era imposible gestionar todo el que había pasado", asegura Magro. "Estamos deshechos porque esto supone una intrusión brutal a nuestras ilusiones y nuestra forma de vida", añade.

El miércoles 26, al llegar a las 7 de la mañana a la finca, se encontraron un panorama dantesco: las puertas de acceso a los almacenes totalmente destrozadas, todas las herramientas de mantenimiento de la finca desaparecidas, el obrador que almacenaba centenares de kilos de miel ahora totalmente vacío excepto algunos botes esparcidos por el suelo e incluso colillas de cigarrillos y una botella de cava vacía, restos de la fiesta que se permitieron los ladrones in situ para celebrar su asalto.

En las últimas semanas se han producido robos en diferentes fincas apícoles del Maresme

"No nos podemos creer que haya personas que seguramente llevaban tiempos vigilando nuestras instalaciones y nuestros horarios de entrada y de salida, que sepan quiénes somos y que hacemos, y que hayan decidido hacer esto", lamenta Magro. El responsable del proyecto se muestra muy dolido y a la vez desconcertado: "No entendemos qué han hecho, se han llevado toda la miel y las herramientas, pero no han tocado cosas de más valor como por ejemplo los ordenadores o los muebles coloniales de la masía". El suceso se produce, en todo caso, en plena oleada de robos en el ámbito de la apicultura. Desde Can Parcala explican que en las últimas semanas otras apicultores maresmencs y otras comarcas catalanas han sufrido robos similares. A un productor de Dosrius hace un par de semanas le sustrajeron 60 colmenas, y unos ladrones se llevaron 300 kilos de miel de una granja de Santa Coloma de Farners.

Can Parcala es un proyecto social en todos los sentidos, que va más allá de la integración laboral de personas con discapacidad. "No somos sostenibles económicamente por la venta de miel", destaca el responsable de la iniciativa, "sino que nuestra missó es de divulgación y sensibilización de nuestro entorno natural". Algo que hacen a través de la abeja negra catalana, que es la abeja autóctona del país. "Más que productores de miel, nosotros somos cuidadores de abejas", explican, "y a través de ellas explicamos a los niños que nos visitan que hay que tener cura del medio ambiente". Y más cuando las abejas, claves para el ecosistema natural, están en peligro de extinción debido a especies invasoras cómo la avispa asiática y por varias enfermedades

Desde el proyecto piden que cualquier persona que se encuentre miel con la etiqueta de Can Parcala en algún punto de venta de for de Mataró o de Cabrera de Mar, que lo hagan saber a la organización, puesto que muy probablemente se tratará de producto robado que se está comercializando de manera ilegal.