"Es un cuadro hecho con recortes de carteles de Les Santes"

El Capgròs especial de los 40 años de esta cabecera no podía tener una portada cualquiera. En abril de 1984, la nueva revista de los mataronenses se presentaba en sociedad con la icónica imagen del Macer Rialler, uno de los Gigantes de la Ciudad. Cuatro décadas después, esta misma figura vuelve a ser protagonista pero lo hace a través del arte de Jordi Prat Pons. Este artista -que también expuso en Espai Capgròs- trabaja con un sello propio técnicas como el collage y se expresa artísticamente a partir del reaprovechamiento de papeles y otros materiales como libros que irían a la basura. Él es hoy en día uno de los creadores mataronenses más consolidados a nivel incluso internacional.

Autor del cartel de Les Santes 2018, cuando hizo un Robafaves que todos recuerdan de memoria, en 2020 elaboró un Macer Rialler siguiendo el mismo estilo y serie. Es el cuadro de la portada y el punto de partida para dedicarle a Jordi Prat y Pons esta entrevista.

¿Cómo y cuándo hiciste este ‘Macer rialler’ que remite tanto a tu cartel de Les Santes y que es portada de Capgròs?

Este cuadro es doble, junto con el Macer serio, y son de 2020. Los presenté en una exposición en La Destil·leria. Son de la misma filosofía que mi cartel de Les Santes pero con el añadido de que todos los papeles que uso son de carteles de Les Santes, tanto de mi año como también de otros. Todo el papel es proveniente de carteles de la Fiesta Mayor. La gracia es esa. Lo tengo a la venta, por cierto.

Tu etapa actual es una especie de collage de libros, haciendo grandes retratos a partir de estos

. Yo llego al libro desde el collage. El continente es el papel y el contenido define bien lo que creo, siempre enmarcado en un contexto de reciclaje, de reutilización. Sin quererlo y antes de que estuviera de moda como ahora. Yo he hecho collage sin pensarlo demasiado de la misma manera que he reutilizado otros materiales.

Antes trabajabas reutilizando papel y luego libros pero el paso de uno a otro tiene que ver con el estallido de la pandemia.

Viene de un poco antes, la idea. Pero no la hacía. Tenía 8.000 libros en casa pendientes de tener tiempo y obviamente eso fue básicamente tenernos encerrados y poder tener esa disponibilidad y empecé. Estuve 10 meses para hacer el primero, el Van Gogh. Fue todo un experimento. Yo trabajo con los libros igual que con los papeles, para mí son los colores. En lugar de mezclarlo en la paleta, yo dispongo los libros. Pongo los libros en estanterías y voy montando el retrato. Pero claro, no es tan fácil como copiar una foto. Lo tienes que adaptar a lo que tienes y por tanto adecuo las obras, invento, creo tonalidades, trabajo profundidades. Es todo un trabajo de mezclar colores.

Si tienes que tocar los colores y llenar bien la paleta, eso supone muchos libros. ¿Cuántos tienes ahora en casa?

Unos 25.000, ahora. Pero podría tener diez veces más. Normalmente recojo donativos de personas o de entidades como el Llibre Viu, que me dan los libros que van a la basura. Yo trabajo con los que ya no quiere nadie. El trabajo es organizarlos para saber qué colores y posibilidades hay.

Lo que es innegable es que tienes un estilo propio y que tus obras son fácilmente reconocibles.

Sí pero aquí está la gracia es que he ido cambiando de técnica y he mantenido eso. Yo empecé pintando bodegones de botellas y entonces era ‘el de las botellas’. Después fui el del collage y ahora soy el que hace cosas con libros. No está mal que te etiqueten y te identifiquen, porque siempre te abre puertas y te hace conocido.

¿Esta etapa actual es la que te ha dado más proyección mediática o presencia en los circuitos de arte?

Gracias a hacer papel puedo dar el paso a los libros, y gracias a los libros sí que pude hacer por ejemplo la exposición en el paseo de Gràcia de Barcelona. En esta fase he acabado encontrando un sistema que me permite montar fácilmente. También combinar collage y libro. Ahora tengo obras como la de Anna Frank, que irá a Amsterdam.

¿Cómo eliges qué personajes retratas con libros, es ideología?

Busco que me digan cosas, siempre. No solo con los retratos. Yo lo que hago me tiene que decir algo. Empecé con Van Gogh, luego con David, Anna Frank obviamente por todo lo que supone y por su relación con los libros y a Luther King rompí un poco. Ahora tengo pensada otra obra que ya no será un personaje: ya he visto que sé hacer retratos y variaré un poco. Sí que miro de ir más allá de la foto: por ejemplo Anna Frank la hago a partir de una foto suya de pequeña pero la llevo a la edad con la que murió.

Fuera quizás eres el artista de los libros. En Mataró siempre serás el de Robafaves sin cara por el cartel de Les Santes.

Sí, eso quedará. Generó muchas opiniones y críticas, y también mucho juego. Que hablen de tu obra, aunque sea mal, es lo mejor que hay. Lo tengo todo guardado porque todo lo que se generó fue muy bonito. Quizás no es el mejor cartel pero creo que fue una camiseta muy exitosa: aún ahora la veo por la calle y obviamente hace gracia.

¿Cómo se te ocurrió aquel cartel tan resolutivo?

Fue un cartel muy marcado por el tiempo. A mí me dieron solo dos meses para hacer el cartel, por lo que solo hice una obra. Miré los históricos y vi que hacía años que no salía Robafaves en solitario y a partir de aquí planteé algo moderno, a mi manera.

En Mataró has tenido presencia pero básicamente has hecho carrera fuera.

He expuesto bastante como en el propio Espai Capgròs, en La Destil·leria, en la Caixa Laietana y en el Ateneu. Y en la Fundación Iluro o en el Museo Bassat. Yo siempre he pensado que yo me tengo que ganar la vida fuera de las administraciones públicas. Encuentro muy lícito que la gente haga cosas para ayuntamientos, pero para mí no es mi target. No quiero ser subvencionado. Por eso desde joven fui a Francia o a los Estados Unidos. Yo no me considero un artista local ni creo que deba vivir de la gente de Mataró: tengo que abrir abanico en todas partes y por eso he tenido más oportunidades, porque he tocado teclas fuera.