llevada opinión Diego Saez
llevada opinión Diego Saez

Más sobre espacio público y convivencia

El arquitecto Diego Saez Ujaque reflexiona a raíz del debate sobre urbanismo y espacio público dentro de la Agenda Urbana Mataró 2030

Estas líneas quieren ser la continuación del debate al que he tenido oportunidad de asistir esta misma tarde (miércoles 13). De hecho, tengo que reconocer de entrada, que quizás son un poco el resultado de la frustración de no haber sido capaz de de esposar-las en aquel mismo momento. Sin duda, la protección doméstica ofrece un cobijo que facilita la plasmación de las ideas pero impide el debate y la réplica.

Dicho esto, querría hacer tres reflexiones el referencia a algunos del elementos clave que se han abordado durante el debate. Tres reflexiones que van desde la conceptualización más teórica hasta la mayor concreción de la que zoco capaz, inclús desde casa.

En primer lugar, una reflexión sobre el que se ha expuesto en relación al incivismo y la carencia de respeto por el espacio público y que se traduce en carencia de cura por el mobiliario, por la limpieza, por el comportamiento, entre otros. Me quiero referir porque enseguida se ha hecho alusión a situaciones pretéritas cuando "todo el mundo limpiaba la acera de ante casa suya". Me parece que es un imaginario romántico idealizado que quizás sí que se daba, y de hecho todavía es así, en algunas zonas (o calles) de la ciudad, y es una estampa realmente real y doméstica. Es una frase, pero, que incluye un concepto que para mí es crucial: el del sentimiento de propiedad. Sentimiento de (co)propiedad de una porción del espacio comunitario. Una sensación de propiedad muy vinculada al sentimiento de pertenencia y de identificación con aquella porción de la ciudad, con aquel trocito de calle. Resulta plausible, pues, que este sentimiento pueda estar directamente relacionado, por un lado, con el tiempo que hayas pasado y, del otra, con la fuerza que hayas arraigado. Y en esto, tal como nos decía Francesc Candel, intervienen los que están y los que llegan.

En segundo lugar, y desde la mirada más sistèmica de la ciudad), es necesario cambiar el enfoque en las actuaciones de renovación (reurbanización) del espacio público. Es cierto que se han hecho y se hacen muchas intervenciones pero si las dibujáramos sobre un plano – sería un ejercicio necesario – quizás nos daríamos cuenta que no responden a la naturaleza sistèmica de la ciudad. Desde un punto de vista espacial, están diseminadas aleatoriamente por la trama urbana sin una red que las relligui y las fortalezca. En este sentido, y recuperando algunos otros comentarios y aportaciones del debate de hoy, la ciudad del S.XIX se diseñó desde la perspectiva de la movilidad rodada (carro a Mataro, coche a Barcelona). Aquellos eran los flujos de la ciudad del S.XIX. En las ciudades del S.XXI, las personas son los flujos que tendrían que determinar el diseño urbano, y también del espacio público. Tal como también ha comentado el profesor Muñoz, hay que conocer qué es el que hace la gente al el espacio público, cómo lo hace, cuando lo hace y cómo se mueve para poder llevar a cabo un diseño de sistèmic de la ciudad.

Finalmente, no podía acabar sin una reflexión sobre los vacíos urbanos y el potencial desde la perspectiva del espacio público y en relación a la emergencia climática como factor que también ha aparecido reiteradamente durante el debate. Sea dicho de paso, que siempre preferiré un espacio en uso que un espacio vacío. Un vacío urbano es una anomalía, una disfunción en el normal funcionamiento de la ciudad, y más si se perpetúa durante años. Recogiendo todo esto, también en relación a algunas aportaciones confrontadas sobre la utilización de espacios vacíos de la ciudad, sobre la convivencia como elemento clave del espacio público, inclús sobre el empoderament, apropiación y orgullo de las personas respecto de estos espacios, y finalmente el reto que nos plantea la urgencia climática merecería la pena estudiar la posibilidad de rediseñar col·laborativament estos espacios cómo una red de refugios climáticos repartidos por la ciudad. Que fueran, a la vez, espacios de encuentro y convivencia

 

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