Sant Jordi 2021 Fogonada. Foto: R.Gallofre
Sant Jordi 2021 Fogonada. Foto: R.Gallofre

La magia de la Fogonada hace rememorar el mejor de Sant Jordi

Emoción y entusiasmo en la Plaza del Ayuntamiento en el primero pase de la versión espectáculo del correfoc con el que se culmina un Sant Jordi atípico

La Fogonada es quizás el más singular del Sant Jordi local. Su magia consiste en que a Mataró tengamos una versión propia de la leyenda. Que culmine un día con un ritual compartido cómo es Sant Jordi, que los voltafocs con música de la Coixinera sean el bautizo de chispazos de los pequeños, que el Dragón sea protagonista, que aparezca un caballero de aires carrinclons y de golpe todo se resuelva. La magia de la Fogonada es rematar un día sensacional cómo es cada 23 de abril.

La magia de la Fogonada este año no se puede desplegar. No hay ni los utensilios, ni los ingredientes por completo ni los condicionantes ni el contexto. Pero se quería evocar, en los 25 años del acto. Se quería poder hacer una versión de la Fogonada que permitiera rememorar el acto y todo el que suscita. Este viernes, fiesta del 23 de abril, al atardecer, el primero pase ha conseguido emocionar los afortunados que hicieron feria consiguiendo una reserva. También los espectadores de la tele. No ha sido la Fogonada pero ha permitido recordar porque es tan mágica, la Fogonada. Del mismo modo que este Sant Jordi a medias no ha sido normal pero ha enseñado la pata.

 

El olor, los sonidos y las imágenes añoradas

Con toda la concurrencia sentada y con mascareta, la peculiar leyenda del macho cabrío y los ayudantes, el Dragón primero doliendo por el hechizo y después bueno para priorizar el final feliz, los tres narradores, la Coixinera, las Diablesas y los portadores del Dragón han permitido compartir las notas, los chispazos y los regustos de la magia de la Fogonada. Del olor de pólvora que ha empapado toda la Plaza a la espurneig de tonos calabazas de los 'patums', las bengalas que se encienden en los voltafocs. Ha habido dos, con su melodía. Y han sido los dos mejores momentos de la jornada. Dos sorbos que encienden el alma, esveren los recuerdos y a la vez son ración demasiada menuda.

También se ha visto un cartel, de los Tabalers do Maresme, enfadados por no haber aparecido al acto. Hacen constar protesta.

Obviamente todo ha acabado felizmente, en cuanto a la leyenda y también respeto el propio acto. Las familias han mostrado una disciplina que ya querrían todos los maestros en sus aulas y la plaza se ha llenado y vaciado de forma dligent. Sábado y domingo habrá segundo y tercero pase. Pero la mayor parte de gente se quedará sin. Una silla (todas eran llenas, este golpe) por un espectáculo de cultura popular se ha convertido en un bien escaso y demandado. Los de dentro éramos cuatro gatos, literalmente. Hay que afinar el rol público, por lo tanto.

Ha sido uno Sant Jordi de ánimos. De sensaciones, imágenes y pensamientos. Pocas fiestas como la de hoy deben de haber tenido tanta gente pendiente del 23 de abril anterior (el que nos perdimos!) y del Sant Jordi del año próximo (podrá ser normal?). Mientras una batería pirotécnica remataba la Fogonada, todo el mundo miraba arriba. Justo después la oscuridad y el silencio. Sant Jordi fenecido. Regreso a la no normalidad.

 

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