portada opinió Nonell
portada opinió Nonell

Laia Nonell

La juventud organizada, el futuro del país

Laia Nonell, presidenta de Òmnium Maresme reclama en este artículo de opinión que se tenga en cuenta a la juventud en los nuevos tiempos para el independentismo catalán

Un 29 % de la sociedad catalana vive en riesgo de exclusión social mientras el paro juvenil logra máximos a la Unión Europea, llegando al 25,42 %, el precio de los suministros básicos aumenta salvajemente y la pobreza se cronifica. Para hacer frente, los movimientos sociales, que de la vivienda hasta el clima, salen a las calles para proteger aquellos derechos fundamentales que el Estado español diariamente limita. Al mismo tiempo, se enquista la crisis democrática con el Estado, que ofrece como única respuesta a la voluntad legítima de autodeterminar-se, la represión y la vulneración de derechos fundamentales. Una persecución política que suma más de 4.200 causas represivas contra representantes públicos, sociedad civil organizada y ciudadanía movilizada, según el Mapa de la represión de Òmnium Cultural.

Vulnerar sistemáticamente los derechos fundamentales de la población no es solo un escándalo democrático; es también un grave precedente a Europa, con duras consecuencias por la afección ciudadana hacia las instituciones y por el estado de derecho. Cierto progresismo, pero, prefiere hacer caso omiso, mientras restan impunes prácticas ilícitas, y que tendrían que avergonzar a cualquier sociedad presupuesta democrática, cómo el espionaje masivo con Pegasus o la infiltración policial a movimientos juveniles. El Gobierno español, directamente, vincula el independentismo con el terrorismo, acusando a la juventud organizado de "multimilitant". Una juventud organizada y comprometida que tendría que ser orgullo, en cambio, es atacado irresponsablemente por el gobierno del Estado, que aprovecha cualquier rendija para vaciar de contenido político una causa legítima.

La receta del Estado pasa siempre para perseguir. Sabe que si las ideas poderosas se acompañan de la voluntad política, de la organización social y de la movilización ciudadana pueden acontecer realidad. Solo hay que hacer memoria y mirarnos ahora hace poco más de cinco años.

Pero si hagamos memoria también es urgente preguntarnos: por qué el movimiento independentista ha cedido a la tentación de enfrentarse internamente, en vez de fortalecerse para conseguir sus objetivos legítimos? Si el independentismo no es capaz de concretar una estrategia compartida, está destinado a retroceder. Hay que avanzar, y para hacerlo, no se pueden mantener las inercias y las maneras de trabajar que han llevado a la situación de desaliento actual. Se tiene que salir de la fase de la parálisis, de los reproches mutuos y de las batallas partidistas. Y hacerlo sin dilaciones: antes de que se consolide esta tendencia autodestructiva que solo lleva frustración por el movimiento.

Es necesario cambiar las formas y las voces, sumar nuevas sensibilidades y reteixir y ampliar las confianzas. Solo así se podrá iniciar un nuevo ciclo, un ciclo que no puede ser fuego de virutas.

El 2017 marcó el camino. Pero aquel otoño histórico no es solo nostalgia para tener guardada en una vitrina, el 2017 es aprendizaje y patrimonio colectivo que no podemos dejar perder. Para lograr la independencia a través de una vía democrática, compartida e inclusiva se hace imprescindible cambiar la dinámica y fortalecer las redes, dentro del propio movimiento y más allá de su perímetro. La sociedad es quien define el país que tenemos y el país que queremos y por eso, la ciudadanía organizada tiene que formar parte de los espacios estratégicos del movimiento que determinarán nuestro futuro. Hay muchas organizaciones y movimientos sin los cuales hoy no se explica el país que habitamos. Si queremos avanzar es imprescindible permitir que puedan ejercer el protagonismo que los corresponde.

Especialmente lo tiene que ejercer la juventud organizada, que representa mejor que nadie este futuro que ansiem. Aquel que demuestra día a día su compromiso y que, demasiado a menudo, no tiene voz ni se siendo representado por una sociedad que lo excluye y a quien se le dibuja un futuro incierto. Se hace más necesario que nunca interpelar e incorporar la gente joven, a todas aquellas personas que si no las escuchamos, corremos el riesgo de perderlas y dejar el independentismo huérfano de toda una generación.

Nuestro objetivo es ganar una Cataluña libre y justa. Por Òmnium no quedará.

 

Archivado en:

Comentarios (6)