1 de octubre de 2017 en Mataró. Los datos

El 1 de octubre de 2017 fue para una parte importante de la sociedad catalana (y también mataronina) un día histórico. 2,2 millones de personas (un 43,03% del censo) participaron en el que la Generalitat calificó como "Referéndum de autodeterminación de Cataluña", una jornada marcada indudablemente por las cargas policiales que se produjeron a diferentes colegios del país. Las imágenes de personas anónimas siendo salvajemente agredidas por la policía dieron la vuelta al mundo y son imposibles de olvidar, sobre todo para quienes las sufrió en primera persona. Una vergüenza.

En Mataró, según datos oficiales de la Generalitat, la participación en aquella movilización fue de un 36,34%, es decir, un 63,66% de las personas convocadas a las urnas no se sintieron llamadas a participar. 31.382 votaron, mientras que 54.969 no lo hicieron. No perdemos de vista los datos objetivos, porque permiten tener una foto de la realidad de nuestra ciudad en esta jornada del 1 de octubre de 2017, más allá de las construcciones de nuestras propias realidades, que surgen de nuestros entornos subjetivos (familia, amistades, barrio, medios de comunicación que consumimos, redes sociales...). Las realidades, como sabemos, pueden variar, y mucho, entre una persona y otra. Y aquel 1 de octubre del año pasado, que sin duda fue un día histórico para gran parte de los mataronins y mataronines, seguramente fue un domingo normal para otros muchos.

En cuanto a los resultados de la jornada, en el conjunto del país un 90,18% de las persones participantes optaron por el sí a la independencia de Cataluña (2,04 millones de votantes), mientras que un 7,83% lo hicieron por el no. Los resultados, pues, fueron los previstos, pues la práctica totalidad de las personas que se sintieron llamadas a participar eran partidarias de la independencia. En Mataró, los partidarios del sí fueron un 90,72% (28.266 personas). Qué conclusión podemos extraer de todo? Es muy obvia: casi todos los participantes a la jornada del 1 de octubre eran partidarios de la independencia, puesto que los que no lo son mayoritariamente no participaron. Fue, pues, una movilización de parte, con excelentes efectos propagandísticos a consecuencia de las salvajes cargas policiales, y que sirvió para evidenciar (un golpe más) que en Cataluña hay dos millones de personas que desean la independencia. No es poca cosa, pero en ningún caso se puede hablar seriamente y democráticamente de "mandato del pueblo". El caso de Mataró es flagrante: casi dos tercios de las personas convocadas no fueron a votar.

Si cogemos los datos de las elecciones al Parlamento de Cataluña del 21 de diciembre, donde la participación fue muy elevada y aquí sí que casi todo el mundo se sintió llamado a participar, veremos como la suma de votantes de C's, PSC y PP llega a las 35.297 personas (un 49,44%), mientras que la suma JxCat, ERC y CUP fue de 30.114 (un 42,18%). Los Comunes, por su parte, obtuvieron 4.842 votos en nuestra ciudad. La conclusión es clara: el electorado mataroní es mayoritariamente contrario a la independencia. Y otro fenómeno a tener mucho en cuenta: la diferencia entre centro y periferia es muy marcada en Mataró (cómo también en otras ciudades de la Cataluña metropolitana): mientras que el voto independentista se concentra básicamente en el Centro y el Ensanche, los barrios optan mayoritariamente por partidos no independentistas, con una especial preeminencia de Ciutadans, al menos en las últimas elecciones en el Parlamento de Cataluña (este es el gran drama para las izquierdas y para el conjunto del catalanismo, pero esto ya es otra cuestión). Algún día tendremos que estudiar atentamente por qué el independentismo tiene poca penetración entre las clases de rentas más bajas y de origen inmigrante de todo el país.

Estas son los datos. Ahora, la construcción que nos hacemos cada uno de nosotros sobre el 1 de octubre de 2017 o de cualquiera otro acontecimiento vendrá determinada prioritariamente por nuestra percepción subjetiva de la realidad. Ya sabemos que en esto de la política, sobre todo en los últimos tiempos, tienen más importancia las percepciones y sobre todo los deseos que no la realidad. Desgraciadamente.

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