En defensa del nombre de Josep Garcia Oliver

El siglo XIX español es paradigmático de la enconada lucha entre los que querían conservar cómo fuera la vida y las costumbres de "siempre" y los que afanaban en cambiarlas y adaptarse a los "nuevos tiempos". Desde la Guerra del Francés, tres guerras carlines, golpes de estado, una reina destronada, un nuevo rey extranjero que abdica, una República con cuatro presidentes y un dictador en dos años, el cantonalismo, y otra Restauración a golpe de sable. Periodo turbulent que no solo se mujer en casa nuestra. En los países vecinos, Dios ni do. Es el traspaso del Antiguo Régimen.

En este marco tenemos que situar la figura de Josep Garcia Oliver (1834-1883). Proveniente de una familia menestral, autodidacto, acreditado fabricante textil, es el impulsor de una serie de iniciativas progresistas -por aquellos tiempos- importantes para la ciudad de Mataró . Promotor y secretario perpetuo de La Societad de Amigos de la Instrucción, conocida popularmente cómo Ateneo Mataronés, y de la Biblioteca Popular. Iniciador de la Caixa de Ahorros de Mataró, Alcalde de la ciudad diversas veces, Diputado a Corts, amigo de la cooperativa Obrera Mataronense. Su retrato cuelga a la Galería de mataronins ilustras en la Casa de la Ciudad.

La ciudad no le ha sido mucho generosa en reconocimiento público, solo mujer nombre a un simple pasaje al confí del ensanche de Levante, al Ravalet, cerca ya del barrio de La Habana.

La triste desaparición de la Caixa Laietana -no olvidamos que al mismo tiempo y por los mismos motivos que todas las Cajas catalanas- no tiene que empañar el recuerdo de su Biblioteca Popular -continuadora de la de Garcia Oliver-, durante muchos años a la Plaza de Santa Anna, donde muchos mataronins pasamos horas a su sala descubriendo el placer de la lectura, o estudiando, en tiempos muy grises y aprovechamos también para disfrutar de la sala de exposiciones del primer piso. Recordamos la bibliotecaria, Sra. Pilar Cuadrada, y su director "Taio" Mayol. Las generaciones más jóvenes han conocido la nueva ubicación y otros nombres, que tenemos presentes, que eficientemente los ayudaron a introducirse en el mundo de las letras y el estudio.

Ahora hará 50 años, el 1972, la Caixa de Ahorros Laietana, para hacer la felicitación de Nadal, reeditó un opúsculo que había hecho la imprenta Abadal el 1867 -un año antes de la Revolución Gloriosa-: "Memoria anual del Ateneo Mataronés leida en sesión pública del día 17 de febrero de 1867, miedo su Secretario Perpetúo Don José García Oliver". Merece la pena releerla, contextualizándola debidamente, y convendría volver a hacer difusión.

Por eso, el traspaso ahora de la biblioteca de la desaparecida Caja Laietana al Ayuntamiento es un momento adecuado para rendir justicia ciudadana a este prohombre mataroní.

Biblioteca Popular Josep Garcia Oliver honraría en la ciudad y a los que en tiempos pretéritos la hicieron crecer.