Alumnes de Santa Anna projecten un satèl·lit
Alumnes de Santa Anna projecten un satèl·lit

Un satélite mataroní en órbita… hecho por chicos de 16 años!

Cinco alumnos de primero de bachillerato de Santa Anna, escogidos por la Agencia Espacial Europea por un proyecto hecho en casa

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¿Qué hacíamos nosotros, después de clase o los fines de semana, cuando teníamos 16 años? Sí, cuando estábamos en primero de bachillerato. Obviamente, cada persona tiene su respuesta, pero seguramente nadie tenía planes tan literalmente 'lunáticos' como el grupo de alumnos que ha tomado ese nombre para bautizar un proyecto de creación de un satélite. Sí, tal como suena. Rascan horas después de clase y quedan los fines de semana. Se reúnen en el garaje de uno de ellos, "nuestro escondite" le llaman, y llevan todo el curso trabajando en ello. Este abril, su proyecto será uno de los que se elevará y durante dos minutos y medio estará en órbita. Lo han diseñado, del tamaño de una lata, han realizado todo el estudio, desde las funciones hasta el paracaídas. Ese día estarán controlándolo con las computadoras, asistiendo a la cuenta regresiva, esperando que regrese del cielo. Todo esto, conviene insistir, con apenas 16 añitos.

El grupo Lunáticos de Mataró está formado por cinco estudiantes de primero de bachillerato de la Escola Pia Santa Anna de Mataró, con la tutoría de Marta Mons Genisans. Los miembros del grupo son Biel Roig, Carles Moreno, Llorenç Vila, Pol Relaño e Yi Shu. Este grupo participa en un proyecto impulsado por la Agencia Espacial Europea (ESA) a través de la oficina de recursos educativos. El proyecto, conocido como CanSat, consiste en desarrollar un dispositivo del tamaño de una lata de refresco que realice funciones similares a las de un satélite, con un enfoque especial en la promoción del proyecto dentro del entorno cercano.

Como una lata de refresco

El concurso CanSat, impulsado por la Agencia Espacial Europea (ESA), plantea recrear funciones de los satélites artificiales reales en un prototipo con las dimensiones y peso de una lata de refresco. Esta recreación no solo consiste en la construcción del dispositivo, sino también en la difusión del proyecto en el ámbito educativo y comunitario.

El desafío del grupo Lunáticos es desarrollar un satélite de un máximo de 300 gramos que pueda medir presión y temperatura, mostrar su posición vía GPS y resistir una caída de unos 1.000 metros a una velocidad mínima de 8 m/s, todo con la ayuda de un paracaídas. Además, como parte de su misión secundaria, pretenden alimentar el CanSat con ondas microondas, por lo que construirán una Rectenna, un tipo de antena capaz de captar las ondas electromagnéticas y transformarlas en electricidad.

Todo esto, los Lunáticos, lo explican como si fuera lo más normal de este mundo. "Encontramos el proyecto buscando por internet y como nos conocemos desde primero de ESO se nos ocurrió intentarlo", dicen. Se han repartido los roles: uno ha diseñado el paracaídas, otro está pendiente de la correlación de datos, otro del diseño, otro de las relaciones públicas. Son unos apasionados de la física "y dentro del mundo de la física, el espacio lo es todo" y además no descartan encaminar sus trayectorias de estudios en este ámbito.

Los Lunáticos, nombre elegido tanto en el sentido de ir a la luna como de algo estrafalario, están en busca de fondos (buscan patrocinadores) porque se lo están pagando todo de su bolsillo y ultimando el prototipo que se debe elevar, con el resto de participantes, el próximo mes. Se han hecho camisetas y tienen su propia página web (llunatics.cat).

Realmente van fuertes, estos chicos. Quizás no harán carrera espacial, pero este desafío y este "3,2,1..." de ahora siempre lo podrán recordar y explicar.

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