Octubre es sinónimo de castañas en Mataró

Los chinos asocian los años a un animal, los mataronins podríamos asociar los meses a un negocio, a una escena, a un producto. Septiembre es el retorno en la escuela del mismo modo que el octubre es cuando se instalan las paradas de castañas. Manda la consuetud y es desde el puente del Pilar (que este año 'ha caído' generosamente) cuando más de 20 profesionales se han instalado a los puntos habituales y se estarán hasta la Purísima o incluso en Navidad. Cada día hacen fuego, tuestan castañas, esperan pacientemente los clientes. Tienen los moniatos hechos en su punto, llevarán las manos llenas de hollín y hacen números y cálculos. Si hace calor venden menos, si refresca más mejor por ellos.

Las castanyeras son personas de oficio y tradición, que se conocen las castañas y que de hecho detrás la estética a menudo rupestre de sus paradas esconden un engranaje de negocio que funciona a la perfección. De la provisión de leña a la optimización del espacio, del cálculo exacto del género que hay que tostar cada día, de saber leer cada jornada por sí será buena o no. También de saber tener buenas castañas, bonos moniatos, de dominar el rescoldo. O de responder al pico fervoroso de la tarde, anochecer y noche de la Castañada cuando las colas y la demanda se disparan sobremanera.

Quién son las castanyeras?

Detrás la llama encendida de cada parada hay perfiles variados pero en la mayoría de casos hay familias con tradición que se dedican a la castaña desde hace tiempo del mismo modo que durante el año también faenan en mercados no sedentarios o en otras producciones. Ganan una licencia de ocupación de la vía pública y suelen cocinar castañas casi idénticas: no las esperáis catalanas porque la mayoría son gallegas y llegan vía Mercabarna. Como buenos tenderos que no dejan de ser, no confiesan nunca cuánta castaña venden pero se pueden mover alrededor de los 50 kilos en una semana buena. El 31 de octubre, eso sí, dispara todos los índices. Aquel día pueden vender cerca del 40 % del total de la temporada.

Juan, María, Albert o Rosa son cuatro castañeros que, explican, ya han instalado sus paradas. La parada, 'barraca' según en Juan, es la de cada año y también la provisión concertada de leña. Explica que en el cálculo muy bien de qué encender y cuánto cobre hay la clave porque el negocio fucnione. "Ahora ya no se compran tantas y tienes que vigilar la cantidad para no engancharte los dedos", explica.