Capgròs
El impuesto de patrimonio ha sido uno de los grandes temas de debate al Estado durante las últimas semanas, después de que la Junta de Andalucía decidiera suprimirlo para quedarse cómo Madrid. El presidente andaluz, Juanma Moreno, ha defendido la medida argumentando que serviría para "atraer contribuyentes con rentas más altas" a la comunidad, mientras que ejecutivos cómo el catalán han acusado los gobiernos comunitarios del PP de dumping fiscal y de incentivar "una guerra territorial". Si bien el tributo todavía es presente a gran parte del territorio español, al conjunto de Europa es un gravamen que va perdiendo popularidad. Sin embargo, son diversos los países que mantienen figuras impositivas similares, las cuales no graban todo el patrimonio pero sí activos concretos.
Los casos más similares en el Estado se encuentran a Noruega y Suiza, los dos únicos países europeos que todavía conservan el impuesto de patrimonio. En el país transalpino, el tributo es diferente a cada lado, a pesar de que en general se aplica a todos los bienes y derechos de propiedad del declarante, especialmente capital mobiliario –cómo por ejemplo depósitos o acciones- e inmobiliario. La base del cálculo es el patrimonio total del contribuyente menos sus deudas y es progresivo. Cómo en el caso español, las regiones también incluyen deducciones sociales y un tope máximo que está exento del pago del tributo. A Suiza, el impuesto data de 1840.
En cuanto a Noruega, el país escandinavo aplica una retención del 0,95 % a los patrimonios de más de 180.000 euros –un 0,7 % es para los ayuntamientos y el 0,25 % restante para la administración central- y del 1,1 % a los que son superiores a 2,1 millones de euros. El impuesto de patrimonio a Noruega también es centenario, puesto que se aplica desde 1892.
La lista de países europeos con impuesto de patrimonio acaba aquí, pero otros estados disponen de figuras impositivas similares que graban algunos bienes. Francia lo eliminó de forma reciente, en concreto el 2018 -se denominaba impuesto de solidaridad sobre el capital-, a pesar de que lo sustituyó por un impuesto sobre el patrimonio inmobiliario. En este caso, afecta particulares que acumulan un patrimonio inmobiliario neto de más de 1,3 millones de euros.
A Italia existe una figura similar, a pesar de que solo concierne las personas que tienen activos en el extranjero. En este caso, se aplica una tasa del 0,2 % en los activos financieros que los contribuyentes tienen al exterior y del 0,76 % en inmuebles inmuebles fuera del país.
Bélgica también es un ejemplo de país sin impuesto de patrimonio pero con una figura alternativa, bautizada en este caso como impuesto sobre las cuentas de valor. Impulsado en 2021, graba con un 0,15 % el capital de aquellos contribuyentes que superan el millón de euros.
Un impuesto que pierde popularidad
El resto de países europeos no disponen de un impuesto de IMPUESTOpatrimonio o de tasas similares, según apunta un informe publicado el último mes de abril por la organización internacional Tax Foundation. De hecho, otro informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señala que 12 de sus países miembros lo aplicaban en 1990, una cifra que ahora se ha reducido a tres (España, Noruega y Suiza).
En un análisis de la comisión de presupuestos del Parlamento Europeo publicada en 2021, el Eurocámara atribuye este comportamiento a una competencia fiscal cada vez más fuerte entre estados, a los altos costes administrativos que supone aplicar estos tributos y a la baja recaudación obtenida.
Si bien a Cataluña de momento no hay el planteamiento de eliminarlo, el hasta ahora consejero de Economía y Hacienda, Jaume Giró, propuso esta misma semana que el mínimo exento en el impuesto de patrimonio pase de los 500.000 euros actuales a los 700.000 euros.
Voluntad de recuperarlo
A pesar de la pérdida de popularidad del impuesto, estados cómo Alemana estudian recuperarlo. El tributo en el país germánico se suprimió en 1997, después de que los tribunales emitieran un veredicto contrario sobre cómo se calculaba el patrimonio de los contribuyentes. El 2019, pero, el partido socialdemócrata liderato por el actual canciller, Olaf Scholz, aprobó en su congreso la reintroducción de esta figura, argumentando que las desigualdades en la redistribución de la riqueza desde la supresión del impuesto se habían incrementado de forma notable.
Scholz defendió su medida recientemente en un diálogo público celebrado a finales de agosto, a pesar de que también reconoció que todavía ve lejos la posibilidad de reintroduir-lo por una falta de apoyo del Bundestag, el parlamento federal.
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