img 20230529163156
img 20230529163156

Josep-Francesc Valles Director Cátedra Escenarios de Futuro Retail, Turismo y Servicios UPF-BSM / AMIGO

Las desigualdades se disparan: más ricos, más pobres

Vivimos en el momento con mayores desigualdades de los últimos 30 años: el 10 % de la población más rica gana 9,6 veces más que el 10 % más pobre

patrocini Pous renda
 

Mientras celebramos la mejora de las ratios económicas y se aclara el inmediato venidero, los pobres existen y, el peor de todo es que su número crece. Cataluña tiene una población en riesgo de pobreza del 14,8 %, muy parecido a la media de la UE, frente al 21,7 % de todo el Estado (INE, 2022). A pesar de esto, los últimos datos de Cruz Roja hacen esfereir: la pobreza extrema ha crecido de un 31 %. Estamos hablando de casi 600.000 personas atendidas por la organización humanitaria, un tercio de las cuales necesitan la ayuda para cubrir las necesidades básicas de ellas y de sus familias. A esta cifra hay que añadir los pobres moderados, que también aumentan. Avanzamos en dos líneas: la de aquellos que, gracias a la cierta bonanza actual, progresarán más o menos; y la de los que no están invitados.

La penuria ha sido un motivo recurrente de inspiración. Pensamos en algunas óperas y en bastantes pinturas. Incluso, la música ligera se ha referido. Mencionar, por ejemplo, aquella canción, Che sarà, de Jimmy Fontana y Franco Migliacci, cantada por José Feliciano y el grupo Ricchi e Poveri, al festival de San Remo de 1971: "Gli amici miei sueño casi tutti vía,/ e gli altri partiranno dopo me,/ peccato perché stavo bene/ in loro compagnia/ mi tutto pasa tutto se ne va". Puro neorrealismo italiano, ahora hace cincuenta años. Y, está claro, la literatura: "La felicidad no existe; solo algunos momentos de luz", dice Tamara Djermanovic, profesora de lenguas eslavas, al epílogo de Las Noches Blancas de Dostoievski (UPF, 2021). Según la profesora de la Pompeu Fabra, este es el ambiente de desamparo sereno que exudan los personajes de la novela por las calles de Santo Petersburg. Alma rusa del siglo XIX.

El género humano ha vivido la mayor parte de la historia en estado de desvaliment, de máxima precariedad. Los recolectores y cazadores del paleolítico buscaban desesperadamente comer, alimentos y refugio en un estado de penuria perpetua. Los labradores y ganaderos sedentarios del neolítico cultivaban la tierra y cuidaban los animales de sol a sol, buscando un nivel de supervivencia que difícilmente lograban. Aquellos niveles de fragilidad perviven hasta final del siglo XVIII, cuando arranca la revolución industrial. De entonces acá, gracias a las diferentes revoluciones tecnológicas y al ritmo de productividad creciente, los países han asentado mejores o peores estados del bienestar por sus poblaciones.

A Occidente y al norte han sabido aprovechar mejor que a Oriente las herramientas del progreso, generando riqueza, puestos de trabajo y condiciones de vida confortables por una parte mayoritaria de la población. En todas las civilizaciones anteriores a la revolución industrial aparecen castas muy nutridas, que viven en mejores condiciones que la mayoría de la población: los reyes y señores feudales, los militares, el clero, las pequeñas burguesías emergentes a caballo de la agricultura y el comercio, los prestamistas y algunos lletraferits tocados por la varilla mágica. Es riqueza de poder, de conquista, de cuna, fruto de líos, argucias o artificios; o es riqueza ganada gracias al trabajo llevar y honesto.

En cualquier caso, antes de la revolución burguesa, estos privilegiados en suficientes trabajos llegaban al 1 % del global. A partir de la era industrial, todo va cambiar: a principios de 1900, el 10 % de la población mundial vivía con una cierta dignidad, y el 2022, según datos del Banco Mundial, logran este nivel de vida el 46 % de la población mundial.

La escala de Penrose

A mitad del siglo pasado, los matemáticos Penrose, padre e hijo, crearon el cuadrilátero que lleva su nombre, en el cual no se distingue si los peldaños que componen las paredes suben o bajan; aun así, se genera una ilusión óptica de escala infinita o imposible. Es una cuestión de perspectiva. El mismo le pasa a la pobreza y a la riqueza. El último informe del Banco Mundial, de septiembre pasado, confirma que de cerca unos 300 millones de personas viven en desvaliment total en el mundo; esta cantidad equivale a las poblaciones de España, Francia, Gran Bretaña y Alemana. Pero junto a estos pobres extremos, que no llegan a los 2,15 dólares al día para sobrevivir -según el último reajuste de los recursos mínimos que se requieren para vivir, realizado por el Banco Mundial- hasta los grupos privilegiados, aparecen diferentes categorías de pobres. Justo por el encima del nivel de subsistencia, encontramos:

1) Los diversos grupos de personas que componen el colectivo de la pobreza moderada; no llegan a los 30 dólares diarios, es decir, que cuándo empiezan el mes, saben que lo acabarán mal y no confirman el dicho de quien días pasa años empuja.

2) Los mileuristas de los 1.080 euros mensuales, aferrados al salario mínimo (español).

3) El grupo heterogéneo de autónomos, empresarios pequeños de comercios, bares y restaurantes, ganaderos, labradores, obreros y otros, que se encuentran en esta mitad de la población española que, según el CIS, ingresa mensualmente menos de 1.608 euros brutos.

 

Comentarios