Cómo hacer frente a la inflación en nuestro día a día

La inflación es un proceso en la economía que provoca un desequilibrio entre la producción y la demanda, hecho que al mismo tiempo produce un aumento en el nivel de los precios y los servicios cómo la gasolina , entre otros.

De forma enlazada se produce una pérdida en el valor de nuestro dinero y también una disminución del poder adquisitivo de nuestra moneda. Hay varios tipos de inflación y a continuación os explicamos todo al respeto, además de ofrecer una serie de consejos para hacer frente a la inflación en nuestro día a día.

Tipo de inflación

• Inflación de costes de producción: es una cadena que se produce como consecuencia de un aumento de los precios en la producción de las primeras materias y causa un aumento de su precio. Como consecuencia, las empresas suben también los precios de los productos.
• Inflación de la demanda: por otro lado, este tipo de inflación afecta al incremento de la demanda de un bien por encima de la oferta disponible. Esta situación mujer lugar a un desequilibrio en la producción que afecta a una subida en el precio o a una falta del producto o servicio buscado por los interesados.
• Inflación estructural: en tercer lugar tenemos este tipo de inflación que supone una subida de los precios en general. Ocurre cuando el aumento de precio se centra en un producto clave para la economía y al mismo tiempo hace aumentar los precios otros productos.

Cómo nos afecta la inflación y consejos para hacerle frente

La inflación afecta de forma negativa nuestras finanzas y economía domestica, puesto que hace aumentar el precio de los servicios y productos que necesitamos adquirir y por este motivo tenemos que gastar más dinero, a la vez que nuestra capacidad de ahorro disminuye. De hecho, es normal que sean los productos que más consumimos los que ven su precio aumentado, por lo cual nos toca buscar alternativas o formas de reducir el impacto de esta inflación en nuestro día a día. En general, estos son algunos consejos que podéis seguir:

• Hacer pequeños recortes para ahorrar: compartir coche con un compañero de trabajo para partiros el precio de la gasolina o reducir el uso de ingredientes más caros al cocinar en casa son dos ejemplos que nos pueden ayudar a ahorrar un poco.
• Avanzar-se a las necesidades futuras: si algo nos ha enseñado la pandemia es a ser previsors. De esta forma, podemos tener una reserva de productos con una fecha de caducidad amplía cómo conservas o papel higiénico para tener si su precio sube.
• Analizar la evolución de los precios: para descubrir cuál es el mejor momento para comprar o si nos podemos esperar un tiempo para adquirir el producto o servicio que nos interesa, puesto que en esta franja temporal puede abaratarse de nuevo.

La inflación no depende de los ciudadanos individualmente, a pesar de que un consumo responsable puede ayudar a mejorar la situación. Todavía así, mientras los gobiernos hacen su trabajo para mejorar el estado de la inflación a nuestro país, podemos seguir con nuestro día a día teniendo cura de la forma en que consumimos.