El Forn de Pa Núria es el horno de pan más antiguo de Mataró y cerrará a finales de este mes de marzo, justo cuando su propietaria, Núria Paradís, cumpla 63 años y se jubile. Se acabará entonces una trayectoria de muchas décadas en las que en la calle Prat de la Riba no ha faltado pan. Ella es Núria, directamente 'la panadera de Prat de la Riba'. Admite que le entristece cerrar el puesto, pero hasta el último día seguirá haciendo lo que ha hecho durante 44 años seguidos: sirviendo y despachando a la clientela del forn, que es todo un ejemplo de fidelidad.
No debe haber ninguna calle en Mataró que tenga la personalidad del Carrer d’Enric Prat de la Riba, con sus aceras y los árboles alineados, adoquines y pocos negocios pero los que hay son de toda la vida. El estanco, la carnicería, el bar... y el forn de pa. La fleca, como se le decía antes. El Forn de Pa Núria termina este marzo con una trayectoria de 140 años de los cuales 44 los ha llevado directamente Núria Paradís. Su familia lo adquirió traspasado en 1933 viniendo de fuera, su padre Rómulo trabajó allí y ella es la tercera generación al frente del negocio. Ella recuerda cómo hasta los años 50 había horno de leña en el mismo patio de la finca, que es a la vez horno y vivienda y por eso el negocio no se puede traspasar. Núria, muy conocida en la calle y en el barrio, dice que no quiere hacer mucho ruido con su jubilación. Tiene preparado un cartel de agradecimiento a la clientela y ya está.
Durante buena parte de la trayectoria del forn hacían ellos mismos el pan. También fueron impulsores de la etapa de ‘Panaderías Reunidas’. Y de lo que hacía la propia Núria lo que más demanda tuvo durante muchos años fueron las magdalenas. Las mejores de Mataró, dicen algunos clientes.
Pena después de toda una vida
Núria hace lo que tiene que hacer pero admite "mucha pena" cuando piensa en cerrar pero sobre todo “siento tristeza por los muchos que ya no están, mucha gente que aquí ha compartido alegrías y que han ido marchando”. Ella puede hablar con conocimiento y en primera persona de cómo ha cambiado tanto la ciudad como la calle y la vida de las personas en todas estas décadas. “Hay clientela que es de toda la vida pero también ha cambiado mucho la manera de comprar, sobre todo de los jóvenes”. De hecho, admite que muchas veces hay quien se ha sorprendido de la presencia del forn en la acera del lado del mar de la calle y que no entran pensando que era una casa particular.
“El carrer ha cambiado mucho, aquella convivencia que había antes en Prat de la Riba ya no está. Ha muerto mucha gente y ya no es aquella sensación de familia que había, cuando hacíamos las serenatas o la verbena de San Juan y entrábamos los unos en casa de los otros”. Núria recuerda con mucho cariño aquella calle de antes, de cuando ella era parte de la chiquillería que jugaba allí.
Como panadera ha sido testigo de los cambios de hábitos de la gente. “Antes la gente hablaba más, compraba con menos prisa, venía y comentaba la jugada”, dice, y añade que “ahora ya no se habla tanto pero todo se sabe igualmente”. Como se sabe ya en el vecindario de la zona que la fleca cierra, que la fornera de Prat de la Riba se jubila y que el Forn de Pa Núria aún las últimas semanas de una señora trayectoria.
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