Capgròs
Dos gramos de sodio al día, es decir, el equivalente a unos 5 g de sal, es la cantidad diaria máxima que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la mayoría de la población supera, e incluso duplica esta cifra, por eso, es de vital importancia concienciarnos sobre el uso de este mineral, por un lado, tan beneficioso para nuestro organismo, pero de otra, tan peligroso si superamos su consumo. Algunas de las patologías que nos puede provocar un exceso de sal, son:
- Gota.
- Diabetes.
- Aumento de la tensión arterial.
- Artritis.
- Riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculars.
- Cardiopatías.
- Insuficiencia renal.
- Depresión.
- Cálculos o piedras renales.
- Retención de líquidos.
- O incluso el asma.
Para evitar estos problemas, tenemos que reducir el exceso de sodio, y no tan solo el que añadimos al cocinar, sino sobre todo el que se dice "sal oculta", es decir, aquella sal que contienen los alimentos procesados: cómo los que hay dentro del pan, la bollería, algunos lácteos o los alimentos precocinados entre muchos otros.
Es por lo tanto, muy importante, moderar el consumo y decantarnos para comprar alimentos bajos en sal, así como sustituir la sal a la cocina por otros productos cómo las especies, el limón, el vinagre o el ajo.
Cuento con la sal refinada
La sal refinada o común (denominada de tabla), contiene una proporción superior de sodio (un 97/%), habiéndose eliminado el resto de minerales prácticamente durante el proceso de refinamiento. Además, el proceso de assecament al cual se le somete, rompe los cristales y por eso su presentación tiene otro formato. Al ser sales que no contienen potasio y sí otros sustancias químicas añadidas, son algo más perjudiciales para la salud. Por lo tanto, dentro del tipo de sal disponibles, esta sería la menos recomendable.
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