Alcohol i hepatitis
Alcohol i hepatitis

Cuánto alcohol tienes que ingerir para aumentar el riesgo de sufrir hepatitis

La hepatitis alcohólica consiste en una inflamación del hígado debida de al consumo de alcohol de manera continuada y abusiva

El alcohol es el responsable de varias dolencias, una de ella la hepatitis. Tomar alcohol asociado a estar más expuesto a sufrir esta dolencia depende de diferentes factores, pero uno de ellos es clave: la cantidad, y esta es muy menor del que mucha gente se piensa.

El hígado es el órgano más perjudicado por la ingesta de alcohol, puesto que después de ser absorbido al intestino, se procesa principalmente en este órgano y a medida que se metabolitza, se generan sustancias que pueden malograr el tejido hepático. Evidentemente, cuánto más alcohol se consume, mes grande es la lesión hepática, pero el hígado es un órgano muy resistente que puede continuar funcionando incluso que el 80 % del mismo está lesionado. Las tres grandes dolencias que el alcohol puede causar en el hígado son el esteatosi hepática (hígado graso) alcohólica, la hepatitis alcohólica y la cirrosi.

La hepatitis alcohólica consiste en una inflamación del hígado debida de al consumo de alcohol de manera continuada y abusiva. Algunos de los síntomas son parecidos a los de las hepatitis víricas, pero hay otros que son diferentes. Hay de leves y de graves. Estas últimas requieren ingreso hospitalario y tienen un índice de mortalidad bastante elevado.

Síntomas

La hepatitis asociada al alcohol produce, en los casos graves, ictericia (los ojos y la piel se posan de color amarillo), y es entonces cuando acontece una dolencia con una mortalidad mucho más alta que todas las otras hepatitis (entre otras, las causadas por los virus A, B y C). La gravedad en estos casos es tan alta que se calcula que la mortalidad se mueve entre el 20 y el 40 % de los afectados.

Los síntomas más usuales de la hepatitis alcohólica son: ictericia (debido a la inflamación del hígado que deja de trabajar bien), fiebre, molestias abdominales, problemas digestivos, pérdida de hambre, náuseas y vómitos, cansancio y debilidad.

No hace falta una gran ingesta de alcohol

Se puede decir que cuanto más alcohol se consume, sobre todo si se hace de manera habitual, más grande es el riesgo y la gravedad de la lesión del hígado. Así pues, un consumo moderado no tendría porque aumentar el riesgo de desarrollar esta dolencia. Pero el que acostumbra a pasar es que el que para muchas personas representa una ingesta baja de alcohol, en realidad no lo es tanto de baja y se acaba convirtiendo en un consumo de riesgo.

El riesgo, pues, se puede producir en un lapso relativamente corto de tiempo: pueden ser suficientes 3 o 4 bebidas al día durante un periodo de varias semanas, a las que si sumamos 5 o 6 copas durante los dos días del fin de semana pueden ser el detonante final. Se trata de un simple ejemplo que puede ser una referencia por algunos pero no por todos, puesto que la cantidad necesaria porque surja la hepatitis es muy variable y depende en gran medida de la situación de cada individuo. Más allá de beber en exceso y por la existencia otras dolencias del hígado, se cree que el riesgo de sufrir hepatitis alcohólica también puede estar modulado por factores genéticos que explicarían el porque hay personas que a pesar de tomar grandes cantidades de alcohol no sufren ningún daño hepático acusado, mientras que otras personas pueden sufrir la dolencia con un consumo muy inferior.

Se puede hablar de consumo de alcohol seguro?

El alcohol es el principal causante de numerosos procesos patológicos y el consumo está mucho más extendido del que se suele reconocer. Según se posó de manifiesto al último congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), hasta 10 de cada 100 pacientes ingresados a los servicios de medicina interna de los hospitales españoles presentan un consumo excesivo de alcohol.

Por este motivo, considera que el único consejo que se puede dar a la población es el de no consumir alcohol por motivos de salud, en el caso de personas que no se hayan iniciado en el consumo, y beber tan poco cómo sea posible, o no beber, en el caso de las que consuman alcohol. La famosa "copeta de vino a las comidas" no se puede aconsejar en ningún tipo de paciente porque siempre tiene algún pequeño riesgo asociado.

Fuente: cuidateplus.marca.com

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