La Leishmaniosi es una dolencia de tipo infeccioso causada por un parásito, el flebòtom, similar a un mosquito. Este suele localizarse en zonas rurales de clima mediterráneo, tropical y subtropical.
Aunque también pueden contagiarse los seres humanos, en estos, no suele haber consecuencias tan graves cómo en los animales, por lo cual centraremos este artículo en los perros.
Los síntomas más frecuentes, a pesar de que depende de cada animal, son:
- Atrofia muscular.
- Cojera.
- Fiebre.
- Pérdida del pelo sobre todo al cabo, nariz y orejas.
- Úlceras o heridas que tardan a curarse.
- Pérdida de peso sin motivo aparente.
- Párpados inflamados.
- Llagrimeig.
- Sueño.
- Diarrea.
- Vómitos.
Una detección precoz puede ser fundamental tanto para salvar la vida, cómo para iniciar un tratamiento y conseguir una buena calidad de vida. El tratamiento depende de la gravedad de cada caso, pero suele ser de tipo farmacológico, como la administración de Alopurinol o de Mitefosina. También puede ir complementado con una dieta adecuada.
Para prevenir la Leishmaniosi o minimizar sus graves efectos podemos:
- Vacunar
- O bien, aplicar repelentes, como un collar antiparàsit, pipetas, etc.
- Hay que tener en cuenta las características y momentos en los que se tienen que aplicar
- Consultar siempre con un especialista
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