Fabricació patates 4
Fabricació patates 4

Las primeras patatas fritas de iniciativa social llegan a Mataró

Santo Tomàs es la única entidad del Estado que fabrica patatas fritas para ofrecer oportunidades laborales a personas con discapacitado intelectual.

En una época en que la responsabilidad social empresarial se convierte en una cuestión primordial, Santo Tomàs se destaca cómo la única entidad social dentro de todo el Estado español con un proyecto que combina solidaridad y gastronomía. Esta entidad elabora patatas fritas como medio para ofrecer oportunidades laborales a personas con discapacitado intelectual. El proyecto, con sede al obrador de la empresa social a Préstamo, Osona, ya ha producido 8.000 kilos de patatas fritas en el último año. Estas patatas han sido comercializadas en 70.000 bolsas, con dos opciones de envasado: 45 o 170 gramos. La capacidad productiva de la infraestructura es de 600 kilos de patatas fritas al día.

El valor añadido de esta iniciativa no se limita únicamente a la producción y comercialización de patatas. Ofrece una nueva oportunidad laboral a 337 personas con discapacitado, siete de las cuales están directamente involucradas en el proyecto de patatas fritas, con cinco de ellas teniendo una discapacidad intelectual.

Estas patatas se pueden encontrar en 26 comarcas de Cataluña e incluso a Andorra. Recientemente, se han expandido en la comarca del Maresme, concretamente en tiendas de Ametller Origen situadas a ciudades cómo Mataró, Arenys de Mar, Premià de Mar, Masnou y Vilassar de Mar.

El proceso de producción, tal como resalta Ricard Aceves, director general de Santo Tomàs, es "artesanal, social y de calidad". A diferencia otros métodos industriales, utilizan una paella en lugar de un túnel. Esto permite que las personas con discapacitado trabajen según sus capacidades, desde pelar y cortar las patatas hasta controlar la calidad del producto acabado. Un aspecto distintivo de estas patatas es el uso exclusivo de óleo de oliva arbequina de origen catalán, proporcionando un sabor único y distintivo.

El testimonio del Olga Grebul, una de las trabajadoras, ilustra la importancia del proyecto. "Me ocupo de sacar las partes negras y las raíces de las patatas. Me gusta mucho este trabajo puesto que cuando me lo propusieron pensé que era todo un reto por mí," afirma. Después de la limpieza, las patatas se cortan, se fregen a la perfección, se los saca el exceso de óleo, se pasan por un control de calidad y, finalmente, se envasan y etiquetan. Este proyecto no solo representa una aportación culinaria al mercado, sino también una contribución social y un modelo de emprendeduría sostenible y solidaria.

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