La otra Mercè, el colofón de Santa Tecla en Tarragona

Que el 24 de septiembre es la Virgen María de la Merced lo sabe prácticamente todo el mundo. Viviendo a tocar de Barcelona y con buena parte de la población siguiendo el calendario propio de la ciudad condal es la cosa más normal que asociamos la Merced a la fiesta propia de la capital catalana pero cuándo pasa cómo este año, que el 24 nos cae en fin de semana, es buen momento para ir un chico más abajo y descubrir el otra Merced, la de Tarragona.

A Tarragona hace días que están de Fiesta Mayor: Santa Tecla. La de este año es sonada, hace 700 años de la llegada de la reliquia del brazo de la patrona y se alarga un día más del normal (hasta domingo 25). A Mataró ya hubo fastos por los 250 de las reliquias de Las Santas y el pasado sábado tuvimos los Gigantes de la Familia Robafaves al Convite de los 700, un encuentro histórico de folclore catalán. Nuestros enanos y gegans triunfaron.

Pero si Santa Tecla es el 23, el día siguiente día de La Merced y mientras todo el mundo repara en Barcelona, a Tarragona hay un acto espectacular, de aquellos de cultura popular que cómo dice la expresión habitual se tienen que ver al menos un golpe a la vida. Son los pilares andando y son uno de los momentos castellers más espectaculares de todos.

Un pilar que recorre medio kilómetro

El 24 de septiembre a mediodía, las cuatro pandillas castelleres de Tarragona se encuentran a la conocida cómo plaza de las Coles, al pie de las escalas de la Catedral (antiguas escalas del templo romano) para hacer una fiesta rápida y entomar el gran reto del día. Hacer un pilar de cuatro, subir y bajar las escalas y llevarlo hasta el Ayuntamiento que no es precisamente cerca.

El pilar, por lo tanto, sube y baja las escalas del Plan de la Sede, ensarta la calle Mayor abajo, desafía la fuerte pendiente de la bajada de la Misericordia y resiste el cansancio cuando recorren toda la plaza de la Fuente. En total, unos 500 metros que las pandillas tardan unos 10 o 15 minutos, de media, a recorrer.

Las pandillas inician el recorrido por orden de antigüedad. Por lo tanto, los primeros son los Niños de Tarragona, seguidos de la Pandilla Joven Niños de Tarragona, los Niños del Serrallo y, por último, de los Castellers de Sant Pere y Santo Pau.

Los pilares avanzan a un ritmo espectacular durante todo el recorrido, en el cual hay miles y miles de personas que animan y celebran cada pasa, especialmente cuanto más se acercan al balcón del consistorio. Es un momento de muchas emociones y llevar el pilar hasta el final (lógicamente hay año que cae) es un gran orgullo por las propias pandillas y por la ciudad. El recorrido tiene una bajada muy pronunciada, pasa por calles estrechas primero y por la gigantesca plaza de la Fuente después y requiere de resistencia, técnica y tenacidad para llegar a buen puerto.

Es el otra Merced, es espectacular, cuando cae entre semana no se puede ir pero cayendo en sábado merece la pena de planteársela.