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Enganchados al hechizo de un día mágico

Sant Jordi hace que Mataró luzca en todo su esplendor, con las calles llenas de gente que disfruta de los mil y un estímulos que ofrece la Fiesta en un día fresco pero que por ahora esquiva la lluvia

Vivimos pegados al móvil, con los ojos fijos en la pantalla incluso en el día en que el mundo nos da más motivos para dejar de hacerlo, como es Sant Jordi, lleno de estímulos para los sentidos. Pero en días como hoy no nos distraen solamente los 'scrolls' por Instagram o TikTok, un match inesperado en Tinder o el último mensaje del grupo de amigos discutiendo cuántas cervezas comprar para la barbacoa del fin de semana; también escribimos 'previsión tiempo por horas Mataró' en Google para ver cuándo dicen que posiblemente lloverá (nos hemos levantado con la amenaza de que lo haría al mediodía), o echamos constantes miradas al radar meteorológico por si de repente aparece una mancha roja cerca del Maresme que amenace con arruinarnos el día y romper el encanto de un día verdaderamente mágico que queremos con todas nuestras fuerzas que se preserve.

Pasadas las 12 del mediodía, sin embargo, el tiempo había aguantado, al contrario que en la jornada de ayer. Parece que salvaremos la Diada, el día en que, Les Santes aparte, Mataró luce como nunca. Todo apunta, además, que la tarde y noche, cuando el Sant Jordi mataronés es uno de los más especiales de Cataluña gracias a sus tradiciones festivas propias (gigantes, castellers, Fogonada), también evitarán los chubascos, aunque será una noche fría para ser abril. Bienvenida sea la lluvia en esta sequía extrema, pero hoy no hace falta. Así que ha llegado la hora de guardar el móvil en el bolsillo de una vez por todas, que siempre tenemos excusas para mirarlo, y disfrutar de lo que pasa a nuestro alrededor. La Riera, epicentro de la fiesta junto con la plaza de Santa Anna, presenta la estampa de cada año, pero eso es precisamente lo que queremos en días como hoy, la repetición dentro del ciclo de la vida que nos da sentido de arraigo en un mundo permanentemente en crisis y en transformación.

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La plaza de Santa Anna, llena a rebosar. Foto: R. Gallofré

El escaparate de la riqueza asociativa de Mataró

La estampa en cuestión: decenas de paradas de venta de rosas y accesorios, que se despliegan como un verdadero escaparate del tejido cultural, social y asociativo de Mataró. Ningún día como hoy para comprobar la riqueza de entidades que hay en la ciudad, que aprovechan la Diada para vender flores y hacer un poco de caja para financiar su actividad anual. Asociaciones solidarias en apoyo a pacientes de diferentes enfermedades, esplais infantiles, clubes deportivos, colectivos de artistas y un etcétera infinito, hasta el punto que es difícil decidirse en qué parada comprar la rosa (cuya calidad es similar en todas partes, más allá de su presentación; todas vienen del mismo lugar, Colombia o Ecuador, con la producción local prácticamente muerta).

Entre todo ello también se cuelan los partidos políticos. Este año, a menos de un mes de las elecciones al Parlamento, aún se sienten más forzados a estar presentes e intentar hacerse ver, abriéndose paso a codazos entre la multitud. No deja de causar cierta angustia ver a niños corriendo por la calle con globos que les han regalado en estas paradas, donde está impreso el logo del partido en cuestión. Más divertido resulta ver que justo delante de la parada de Vox, cerca del Ayuntamiento, se ha ubicado la de la plataforma Maresme Antifascista. Paseando por la Casa Gran es fácil ver al alcalde u otros concejales haciendo visitas guiadas a niños y adultos en el edificio consistorial, que hoy abre sus puertas a toda la ciudadanía de la mano de sus representantes políticos.

Por un día, todo el mundo es lector

Riera abajo hasta la plaza de Santa Anna, donde se acumulan las paradas de libros con una oferta realmente abundante. Mataró, al contrario que otras ciudades, ha sabido preservar librerías propias y también ha atraído algunas de las grandes cadenas del sector, y todas ellas, en una mezcla de competencia y colaboración muy propias de una jornada como hoy, convierten el corazón de Mataró en una fiesta literaria en la que, al menos por un día, se suma todo el mundo, incluso aquellos que ignoran la lectura durante los 364 días del año restantes. Pasadas las 11 de la mañana, pronto aún para hacer balances, está claro, había un título que se estaba imponiendo sobre los demás en ventas: 'Historia de un piano' de Ramon Gener, premio Ramon Llull de este año, que parece que será uno de los grandes triunfadores de Sant Jordi.

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Cotilleando novedades literarias a las paradas de Santa Anna. Fotos: R. Gallofré

La saga 'Blackwater', una novela de terror en seis entregas que ha sido una de las grandes sorpresas editoriales del año, también está teniendo mucho éxito, junto con los nuevos títulos de Javier Castillo, que ya acumula más de 2,5 millones de libros vendidos y adaptaciones a Netflix, o todo un clásico como Eduardo Mendoza. En cuanto a los libros para lectores jóvenes, no faltan nombres como Care Santos o bien la saga Empiri, de Rebecca Yarros, uno de los grandes fenómenos de fantasía. En días como hoy los libros de crecimiento personal, etiqueta que genera tantos adeptos como críticas, también gozan de mucho éxito, con títulos como 'Recupera tu mente' de Marian Rojas.

Quién trabaja hoy?

Avanza el día y cada vez cuesta más hacerse un hueco entre las paradas de rosas y libros. Ya está, esto es Sant Jordi, multitudes, masificación, densidad, terrible para quien sufra de agorafobia, un placer para quien disfrute de la vida en la calle propia de las culturas mediterráneas. Una escena, en todo caso, que plantea la duda de hasta qué punto la Diada es una fiesta justa con todos. Somos martes y por lo tanto es día laborable, pero las oficinas están vacías y las calles están llenas. ¿En realidad quién trabaja hoy? ¿Cuánta gente ha llegado al lugar de trabajo, fichado, dejado la chaqueta y el bolso y ha salido a dar un paseo que se alargará, y alargará, y alargará...? Pues escapa quien se lo puede permitir, que no es todo el mundo. Decidle al cajero del supermercado que hoy hace el mismo horario de siempre; a la enfermera pediátrica del CAP con una fila de niños llenos de mocos a quienes atender; o a la conductora de autobús que hace su horario de cada día; o a cualquier persona a quien le toque 'prigarse' como cualquier otro día del año y que no tiene ninguna posibilidad de dejar su lugar de trabajo ni un solo momento, si hoy no debería ser festivo. Pero claro, es que "entonces la gente aprovechará para hacer puente y no será lo mismo" y monsergas similares. Catalanes de pura cepa, celebrando derrotas y obligando a mucha de su gente a trabajar el día de su patrón.

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