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8 razones maresmenques para no perderse el Cruïlla

Repasamos motivos nostrats para no perderse el festival Cruïlla más allá de Rubén Blades y Juan Luis Guerra, de Llevarán Llevarán o Rigoberta Bandin, de Seed o Rigoberta Bandini

El Cruce ya es aquí, el Cruce ya ha empezado. El festival barcelonés, el tercero de la tríada destacada que abre el Primavera y continúa el Sónar, un certamen que ha construido su identidad en base de mezclar sin complejas nombres y estilos, diluïnt fronteras de estilos y sin temor a acumular etiquetas. El Cruce hace años que enarbola la bandera de "la buena música" y se propone cómo escaparate variado de esta.

El Cruce tiene sello propio y es cómo un festival prescriptor. El que programa lleva su garantía. El festival fue uno de los que hace un año hizo frente a la Covid-19 con una edición llena de medidas extraordinarias de seguridad. Se hizo, fue un clamor. Y este año los cruïlleros se merecen un festival sin tantos corsés ni tensiones sanitarias: una edición para disfrutar y desplegar las alas todavía más.

  • Todavía hay entradas y abonos a la venta en la web del festival

Ahora que entramos de pleno en sus tres grandes jornadas, proponemos una mirada comarcal, desde el Maresme sobre el certamen. Siempre se puede ir de festival a ciegas pero, si no es el caso, estas pueden ser 8 razones maresmenques a añadir al carro de argumentos para ir al Cruce.


1. Porque está literalmente aquí al lado

El Cruce se hace a Barcelona (se fue, podríamos decir) pero cómo el resto de festivales que se hacen al Foro de Barcelona son una auténtica bicoca por los maresmencs para acceder. Tanto en tráfico rodado (que si tienes que hacer más de dos cervezas mejor que descartes) cómo con transporte público es la cosa más cómodo del mundo coger la R1, bajar a Santo Adrià y entomar el TramBesòs. Parece una carambola de transporte público hecha expresamente. No es al Maresme pero casi que por tiempo lo parece, el Cruce.

2. Por Delafé que recupera las floras azules

Son del Masnou y ahora hacía tiempo que no recuperaban la formación binaria inicial, la que se los abrió las puertas del reconocimiento con aquella manera de rapejar tanto suya, entre tranquila e hipnótica, cómo flotante. Son Óscar de Aniello y Helena Miquel, más conocidos cómo Delafé y las Floras Azules y son uno de los anzuelos nostrats del festival. Por no poca gente fueron una banda sonora de años especiales.

3. Por el desvelo de los Tyets

Dice la leyenda que no hay ningún festival ni fiesta mayor que este 2022 no cuente con The Tyets pero, en su mejor momento, el dúo mataroní no piensa pinchar el globo. Y del mismo modo que los tendremos a las Dissantes cantante lo Yo zoco cómo tú de este año, su gran salto, su particular desvelo bellugós a ritmo de trapetón se los abre las puertas de un señor escenario de primerísima división cómo es lo del Cruce.

https://youtu.be/ctzvzkd9h0u


4. Por cómo se mueven las Balkan

Cuándo miras un concierto, aquello que disfrutas tiene muchos responsables. Muchas paternidades o equipo que ha ayudado. Una curiosidad. La mataronina Cristina Castellano, bailarina y miembro de Invitro, ya hace tiempo que también ayuda a grupos catalanes a moverse en escena planteando cómo tienen que comportarse arriba del escenario. Haciendo rutinas y coreografías. Un concierto de las Balkan Paradise Orchestra, una fanfarria de música balcánica íntegramente femenina, es todo un espectáculo y Castellano ha contribuido.

5. Por Marcel y Júlia

Tres de los miembros de 'Marcel y Júlia', otro de los grupos que van despuntando en la escena puesto-Txarango de la música catalana tienen vinculación maresmenca. Que conste, porque a menudo la cantera de grupos ubicados a la comarca es una pero si se suman los que tienen algún vínculo llegaríamos a doblar o triplicar cuota.

6. Por Ocata

Es curioso porque yendo al Cruce en tren no pararemos a Ocata, que está temporalmente fuera de servicio. Pero este nombre de esta zona del Masnou (otro golpe el Masnou) es el escogido por uno de los grupos emergentes de la comarca a quien el festival parece haber tenido en gracia especial. Unas melodías y letras muy encontradas, por unos aires de pop de toda la vida con cierta reminiscencia folk.

7. Porque nació a Mataró

Una razón para ir al Cruce es porque antes se hacía a Mataró. Tienes que vigilar de no parecer que explicas historietas de la mili ni caer en el "todo esto eran campos", pero nunca está de más reivindicar el origen de la criatura, su infancia antes de que aprendiera a andar y jodiera el campo de casa para emanciparse a la gran ciudad. Jordi Herreuela, incombustible a la dirección, también es renacuajo.

8. Por los grandes nombres que quizás no volverás a ver

Es la menos localizada de las razones pero al fin y al cabo es la clave. El Cruce tiene al escaparate una selección de artistas, sobre todo los internacionales, que ve a saber si los volverás a ver si no es yendo este golpe. Juntar en una misma noche a Rubén Blades y Juan Luis Guerra para ponerte a prueba las caderas, reunir Meute, Seed, Vintage Trouble o Hado Freddy's Drop, recuperar por la causa a Molotov o Residente, reunir la Rozalés y la Zahara, sacar del baúl memorístico a los Duran Llevarán, Jack White y los Hot Chip o reunir prácticamente en toda la generación del histórico Benidorm Fest que va eclosionar con el Ay Mamá de la Rigoberta son todo causas de motivo mayor para ir. Desde el Maresme o desde Kuala Lumpur.

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