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Mura: un pueblo tan precioso que parece mentira

Dentro del Parque Natural de Sant Llorenç del Montón y el Obac encontramos un pueblo medieval, tranquilo e ideal para pasear: es Mura

Hay cosas que parecen que no puedan ser. Paisajes que parecen pintados al óleo o rincones de aquellos que si no te refies picas con los nudos del puño, que no sean de cartón piedra. Hay simbiosis que parecen ideales entre construcción y en torno, marrones que casan perfecto con el verde de la vegetación y el moratón del cielo. Hay noches que más que oscurecer parecen un barniz sobre el que vemos y lunas que son la cirereta de un pastel en forma de lugar.

Mura es uno de estos lugares. Y lo tenemos a una horeta y pico del Maresme. Incluso suerte, que parezca un poco rebuscada y escondida, a pesar de ser lo Vallès. De hecho se puede decir, sin querer desmentir preceptos de Pere Cuarto ("cómo lo Vallès no hay nada") que Mura es tan guapa que no parece de su comarca.

(* A los más viejos puede ser que los suene el nombre del topónimo. Cuándo todos los teléfonos del país cabían en una doble guía, la primera división empezaba por las casas de Abrera y acababa con las de Mura. Quede constancia del recuerdo arqueológico que suscita, el nombre. )

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Calles para pasear y perderse-



Un pueblo precioso, una buena paseada


Mura respira un aire impropio de este siglo, parece un testigo de antiguo o un decorado de película. Todo tiene su trampa y es que más allá de ser un conjunto de rincones preciosos que invitan a la paseada todo y el incesante de pendientes de la caminata, también es el que es: una atracción turística y un núcleo cuidadíssim precisamente porque se escriban rayas cómo estas.

Mura son todo de casas dispuestas y encaramades al verde del Parque Natural. Un pesebre de verdad, casi. Un aire medieval en que la piedra es protagonista. Adoquinados los caminos y las casas, color de teja y aislamiento acústico. Sensación de montaña bien al lado de la realidad urbana. Un tipo de paréntesis temporal, estético y sensorial.

Mura está literalmente rellenada de casas de turismo para estarse en familia o grupo. Es un casamiento que se ha celebrado y los novios buscan la foto perfecta con la puesta de sol. Mura es precisamente cuando oscurece y los naranjas son protagonistas y eixorda, de preciosa e iluminada cuándo es por la noche.

Protagonista de la Guerra de Sucesión con nombre propio por una batalla importante, Mura ha tenido el acierto de conservar buena parte de la arquitectura de entonces y haberse salvado de los desvaríos salvajes del urbanismo moderno. Mura se resume en el paraje del Monte de la Balma, una pared imposible que tiene adosadas construcciones. Todo tiene este punto de lego antiguo que ha ido evolucionando, de diálogo entre arquitectura y natura. Una coherencia preciosa.

Mura es un tesoro donde el tiempo se hace dócil y agradable. Una escapada de dos o más. Ir es el que cantaban los Pedos: un rato de cielo.

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