La traductora mataronina Marta Pera
La traductora mataronina Marta Pera

Sílvia Ruiz

"Un buen traductor se tiene que poner en la piel del autor"

La mataronina Marta Pera, con 30 años de trayectoria profesional, ha traducido al catalán desde Henry James a William Faulkner, pasando por Virgina Woolf o Vladimir Nabokov

Desde muy pequeña, Marta Pera ya sentía curiosidad para saber qué decía la gente que hablaba diferente o las letras de las canciones en otros idiomas, y es por eso que decidió estudiar la carrera de filología anglogermànica, para poder entender mensajes que de entrada eran ininteligibles. El año 1986 Pera empezó su trayectoria profesional como traductora. "En Francesc Vallverdú, que entonces era el editor de 62, me hizo una prueba, le gustó y me dio un Henry James para traducir", explica y recuerda que "yo me asusté un poco, era el primer autor que traducía y no sabía si lo haría bien". Una buena crítica de en Joan Triadú al diario Avui la dejó mucho más tranquila. Pera fue traduciendo libros, y también guiones de películas, series y documentales para tv3. "Empecé con pesos pesants como Faulkner, Conrad, Woolf... y hasta hoy he traducido más de una cincuentena de autores literarios", apunta. Entre los libros que más le ha gustado traducir hay los de Virginia Woolf, Nabokov y Conrad, y aquellos elegidos por ella misma, como Felicidad de Katherine Mansfield y Mestre de disfraces de Charles Simic, que ganó el premio Jordi Domènech de Traducción de Poesía.

De donde te viene el interés por la traducción?

Ya de pequeña sentía mucha curiosidad para saber qué decían aquella gente que hablaba diferente, los "extranjeros", y de adolescente, para saber qué decían aquellas canciones de los Beatles, de Bob Dylan, de Leonard Cohen, de Moustaki…, el francés era una lengua cercana y se podía descifrar más fácilmente. Por eso estudié inglés y alemán, para poder entender mensajes que de entrada eran ininteligibles. Me interesaban las otras maneras de ver el mundo y de decirlo. Después vino el interés para leer de primera mano autores que me gustaban especialmente, y que no teníamos en catalán ni en castellano. Siempre me ha gustado escribir y, casi por instinto, empecé a traducir poemas y textos que me seducían. Entonces, un día, me presenté a Ediciones 62, cuando todavía estaba en la calle Provenza, y dije al editor que quería traducir libros.

Ya de pequeña sentía mucha curiosidad para saber qué decían aquella gente que hablaba diferente, los "extranjeros"

Son 30 años de trayectoria ya.

Empecé el 1986, justo acabada la carrera de filología anglogermànica. En Francesc Vallverdú, que entonces era el editor de 62, me hizo una prueba, se ve que le gustó, y me dio un Henry James para traducir. Yo me asusté un poco. "Empiezas la casa por el tejado", me dijo, "pero confío en tú". También me dijo que me lo rumiés bien, esto de ser traductora, porque con este trabajo no me haría rica. Tenía toda la razón! Traduje aquel primer libro con mucho respeto y un poco de miedo, todavía con una máquina de escribir mecánica y con papel carbón, para guardarme una copia. Era el primer autor que traducía y era un autor de peso, y no sabía si lo había hecho bien. Después salió al diario Avui una buena crítica de en Joan Triadú, y me quedé más tranquila. Y fui traduciendo libros, uno después del otro, y también guiones de películas, series y documentales para tv3. Empecé, un poco temerariamente, con pesos pesants como Faulkner, Conrad, Woolf... Y hasta hoy, he traducido más de una cincuentena de autores literarios.

Cómo es traducir al catalán en el ámbito de la industria? Encontráis carencias y menos ayudas económicas públicas? Menos lectores que en castellano?

El mundo editorial en catalán está en una situación de desventaja porque el público es limitado y porque tiene pocas ayudas. De esto se resiente la traducción y todos los otros oficios relacionados con la edición. Aun así, no tenemos que ser del todo pesimistas. Hay unas cuántas pequeñas editoriales con mucho empujón que están saliendo adelante proyectos interesantes con más vocación literaria que comercial.

El éxito y la buena recepción de un libro escrito en otra lengua depende, además de la calidad del original, de la calidad de la traducción

Cómo ha evolucionado la figura del traductor con el paso del tiempo? Hoy en día tiene mayor reconocimiento público o sigue pasando desapercibido a pesar de hacer una tarea imprescindible?

La figura del traductor ha evolucionado bastante bien, si tenemos en cuenta que antiguamente en muchos libros ni siquiera se mencionaba el nombre del traductor y hoy ya hay unas cuántas editoriales que lo ponen a la cubierta del libro. Aun así, los profesionales de la traducción tenemos un reconocimiento público muy bajo, hasta el punto que a menudo se habla de libros extranjeros en medios de comunicación sin decir el nombre de la persona que lo ha traducido. Se tendría que tener en cuenta que el éxito y la buena recepción de un libro escrito en otra lengua depende, además de la calidad del original, de la calidad de la traducción. Los traductores somos invisibles, y lo tenemos que ser, en el texto, pero encuentro que nos merecemos un reconocimiento como autores de la traducción.

Qué caracteriza un buen traductor o una buena traducción? Por qué es importante ser un profesional y no limitarse sólo a conocer las dos lenguas?

Pues precisamente la calidad de un buen traductor va muy ligada a esta/la invisibilidad de que hablábamos. Pobre del traductor que no sea invisible! El traductor se tiene que meter en la piel del autor (muy fácil de decir!) y procurar escribir como lo haría él o ella si fuera catalán, en nuestro caso. Y, por lo tanto, cada libro será diferente. Si el autor escribe con periodos largos y un lenguaje arcaïtzant, por ejemplo, en catalán también tendrá que ser así. Si el autor desgarra la lengua original y transgredeix las normas gramaticales, en catalán también será un texto poco normativo. Etcétera. No a bastante a saber las lenguas, hace falta sensibilidad literaria, una habilidad lingüística un poco camaleònica y, sobre todo, un dominio absoluto de la lengua de llegada, para poderla trabajar y afaiçonar según convenga. Y el que es imprescindible es que el texto final sea un Conrad, un Kafka, un Irving, etc., y no un "Marta Pera" o ud... el traductor de turno. La calidad se adquiere con horas y años de trabajo y de pelearte con textos, por supuesto.

No a bastante a saber las lenguas, hace falta sensibilidad literaria, una habilidad lingüística un poco camaleònica y, sobre todo, un dominio absoluto de la lengua de llegada

Cuál es el libro preferido que has traducido? Y qué recuerdas como el más complicado?

Los libros que me gusta más haber traducido son los que he traducido porque los he elegido yo: Felicidad de Katherine Mansfield y Mestre de disfraces de Charles Simic, que recibió el premio Jordi Domènech de traducción de poesía. Y también algunos que he traducido por encargo como Grand Central Station me senté y lloré de Elisabeth Smart, una pequeña joya, y Con la cuerda al cuello de Joseph Conrad. Hay algunos que de entrada son complicados, como este mismo de Conrad, o Nabokov, o el último que he traducido de JennyErpenbeck, pero esta/la complicación es un reto que, si el autor te gusta, se convierte en un estímulo muy gratificante.

Felicidad de Katherine Mansfield y Mestre de disfraces de Charles Simic, son los dos libros que más me han gustado traduïr

Cómo te sientes y cómo trabajas cuando tienes que traducir un libro que no te gusta?

Así como investigo los autores que me gustan y leo otros libros, si encuentro tiempos, los que no me gustan procuro despacharlos deprisa (si se dejan), sin entretenerme mucho. A veces me enfado, porque tengo que "arreglar" frases involuntariamente mal construidas o evitar repeticiones aburridas que parecerían un error de traducción. Pero después de tantas horas, días, semanas y a veces meses con un libro, por poco que te guste, siempre te lo acabas estimando un poco.

Cuál es el autor que más te gusta traducir?

Me gusta especialmente "repetir" autores, como me ha pasado con Joseph Conrad, Doris Lessing, Martin Amis, Le Carré, Charles Simic, porque un golpe ya los conoces, es decir, ya los has "escrito", te sientes más cómoda. Y me gustaría mucho repetir Katherine Mansfield y Virginia Woolf.

La desaparición de un diacrítico, que al fin y al cabo es un pequeño signo gráfico, no afecta el esqueleto de la lengua

Qué opinas sobre la polémica alrededor de la aprobación por parte del IEC de la reducción de los acentos diacríticos?

La lengua está viva, evoluciona, y las gramáticas y los diccionarios (en nuestro caso el IEC) van fijando las normas a partir del uso. La gramática y la ortografía de una lengua tienen que ser tan funcionales como sea posible y va bien que la teoría se simplifique y las normas sean fáciles de aprender. La cuestión de los diacríticos quizás no era urgente, pero si el IEC ha decidido hacerlo después de pensárselo y sopesarlo mucho, a mí me está bien. Las lenguas con que trabajo, el inglés y el alemán, son llenas de homónimos que sólo se pueden entender por el contexto y el uso, y no pasa nada. Y el catalán también! No lo encuentro grave, tener palabras que se escriban igual y quieran decir cosas diferentes. Al principio se nos hará extraño, pero nos acostumbraremos. Ahora, en las clases de catalán, que también en haya, el tiempo que dedicaba a explicar a los alumnos una pila de diacríticos que no usarán nunca (cóm, cóc, jóc, tòt, cóp...) lo podremos dedicar a pulir cuestiones más importantes como la invasión de formas castellanas que la gente usa tranquilamente en catalán cada día sin darse cuenta del tipo "se ha caído", "yo no iré", "ya voy", "he escuchado a la radio que...", "he comprado cuatro", "huele a pescado", etc. etc. etc. Eso sí que nos tendría que preocupar. La desaparición de un diacrítico, que al fin y al cabo es un pequeño signo gráfico, no afecta el esqueleto de la lengua, y estas construcciones, en cambio, lo van carcomiendo día a día.

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