Encendida conjunta de las momerotes y el Enano apòcrif de en Miguelete, de quien se ve la silueta. Foto: Berta M
Encendida conjunta de las momerotes y el Enano apòcrif de en Miguelete, de quien se ve la silueta. Foto: Berta M

Un 28 más alocado, antes de que caiga el telón de Santas

Detalles y matices que evocan el desparpajo clásico del 28 protagonizan la penúltima jornada de Santas

GEMA

Las Santas del asterisco y la extrañeza están a punto de agotar sus últimas horas. El anochecer, noche y madrugada de este jueves será cómo cuando al teatro se baja el telón: aplausos y saludos pero la historia se ha acabado.

En una Fiesta Mayor en que el formato y las limitaciones han impedido la realización en formato genuino de prácticamente todo, se puede recorrer a los matices para explicar cómo fue la penúltima jornada, la del 28 de julio. Si antes, cuando Las Santas eran Las Santas, este ya era el día de un cierto desparpajo y descompresión, este carácter y las pequeñas cosas que hacen del 28 un día diferente tomaron cuerpo en pequeños detalles. Pero estuvieron.

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Por ejemplo, los habituales de correr por la ciudad dicen que se notaba más, de get, haciendo kilómetros en la hora que habría correspondido la Cursa. U otro: en Miguelete, el enano apòcrif. Dice la consuetud irreverente que aparece de regreso de la Residencia, este año hizo acto de presencia a las dos tandas de la Plaza del Ayuntamiento: Muestra de Bailes por la mañana y Único por la noche.

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También más detalles: la Giganta la mañana del 28 es la última de bailar y cierra la dormida informal y divertida de regreso de Sant Josep. Los geganters lo hicieron replicar a las bailadas del mediodía. Los Tabalers do Maresme, que siempre parece que van una dimensión allá, aparecieron trajes de hawaianos a la Muestra.

La noche se esvera

El 28 es alocado y al turno por la noche tocó otro golpe replicarlo. La única manera de hacerse lo No hay bastante! era su música y obviamente sobre todo con la tonada más característica, en el patio de la escuela Rocafonda prácticamente nadie se pudo estar quieto.

Una muntanya de cadires al concert de Mr Freak

Montaña de sillas al concierto de Mr Freak

Mientras al Único la anécdota fue un pequeño "apagón" que se tuvo que solventar, otro espacio donde la irredempció y las ganas de fiesta pesó con peso propio fue al Marta Mata dónde en el segundo pase del concierto de Mr Freak Ska se vivió una grande esverada colectiva, con castillos de sillas cómo si estuviéramos en el Parque Central. Pequeñas expresiones de Santas escapándose del asterisco.

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