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Salva Fernàndez

‘Si hubiera pasado de madrugada, ahora estaría muerta’

Rosa Maria Codina, mataronina que sufrió el naufragio del Crucero Concordia, lamenta el “caos” vivido y que la tripulación los “engañara”

El naufragio del Crucero Concordia, encallado desde el pasado viernes a la costa de la Toscana, Italia, combina el caos entre los 4.000 pasajeros con la angustia de no saber en un primer momento el que estaba pasando. Rosa Maria Codina, una de las mataronines que sufrió el naufragio del buque, recuerda que mientras estaban cenando, entre plato y plato, se empezaron a sentir ruidos por la zona baja del crucero. "El segundo golpe fue fuerte, y se empezó a mover bruscamente; los platos y las mesas cayeron y la gente se empezó a asustar", explica Codina, que añade: "Por inercia la gente empezó a correr hacia arriba a pesar de que nos decían que no pasaba nada; muchos se pusieron el salvavidas directamente y la situación se complicó de tal manera que no tuve tiempo de ir a mi camarot". Instalada a la planta 1, de las más bajas, era casi imposible ir a contracorriente de la gente que iba subiendo.

Uno de los lamentos en el que coinciden los afectados es, como dice Codina, que los "engañaron; decían que no pasaba nada y que había un error eléctrico bajo control, pero cuando estábamos a los puentes donde nos trajeron en espera de a que se solucionara el problema, el barco se iba inclinando y nosotros resbalando atrás". Cuando sonaron las "siete alarmas" que indicaban que era el momento de abandonar el barco había pasado "una hora y media".Codina no "entiende" porque no se los avisó en el momento (hecho que se ha confirmado gracias a la caja negra recuperada del barco), y denuncia que "la tripulación jodiera el campo a las primeras de cambio dejándonos allá". La evacuación no estuvo exenta de problemas: "Los bots se colapsaron, eran para 35 personas y había una septuagésima de personas adentro; el nuestro volcó por el peso y el caos se apoderó de todo el mundo",. Según Codina, la gente enloqueció "; salí de allá el medio de la demasiada como pude, y todo eran correderas y empujones. Una mujer me estiró los cabellos desesperada porque cogiera su bebé de menos de un año y lo entregara a su padre, que estaba a la otra banda". Allá se hizo un corte profundo al pie que ha acabado con quince puntos.

En medio de todo este caos, había una escalera que subía a una zona que "por muchos parecía la salvación; la gente fue ninguno allá intentando escalar como podía, puesto que a la otra banda había una salida habilitada a la cola del barco por los guardacostes". Codina lamenta que allá "no había ni primer niños, ni gente mayor ni mujeres, todo el mundo iba a por todas sin importarle lo del lado", puesto que recuerda que "vemos la muerte pasar ante nuestra; las parejas se llamaban ti amo mientras lloraban en medio del gentío". Recuerda que otro italiano "intentaba frenar a golpes que el bot bajara porque no sabía donde estaba su mujer". Esta mataronina es muy clara: "Todo esto llega a pasar de madrugada y habría muerto al acto, puesto que tenía el camarot a primera planta, cerca de donde se produjo el choque". Recuerda, también, que la tragedia hubiera sido mucho más grave si en ninguna parte de cenar hubiera sido la hora de dormir, puesto que los camarots habrían sido llenos.

Codina explica que un golpe a  la parte superior del barco había una escalera habilitada por los guardacostes para salir del crucero. Allá cayó al agua, donde fue recogida "por un submarinista y ayudantes que estaban en una pequeña embarcación". De allá se fue repartiendo a todos los pasajeros en varios lugares de la isla. "Primero fui al hospital por la herida,  después me trajeron a un polideportivo; en total, unas tres horas arriba y abajo hasta que al día siguiente nos trajeron a varios hoteles", explica. Codina lamenta que de la empresa Costa Cruceros no tuvieron "ni una sola noticia", y confirma que quieren hacer alguna acción conjunta de denuncia, a pesar de que "ahora no es momento, con los días seguramente haremos algo. No somos conscientes del que nos ha pasado, cuando pasen empezaremos a asimilar que muchos nos vemos muertos".

Rosa Codina llegó a Barcelona ayer domingo a los voltios de las seis de la tarde. Los otros dos mataronins presentes en el Concordia lo habían hecho antes, durante la mañana. 

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