El estado como quedó el hogar de una de las afectadas después de que  entraran a robar
El estado como quedó el hogar de una de las afectadas después de que entraran a robar

Salva Fernàndez

Prioridad: objetos de valor, poco voluminosos y en el menor tiempo posible

Los asaltos a hogares se perpetran tanto en el casco urbano como las urbanizaciones: buscan cosas que se puedan llevar con facilidad y puedan 'colocar'

El aumento de los robos con fuerza a domicilio en estos últimos años provoca que, quienes más o quienes menos, conozca algún caso cercano de conocidos o amigos. De hecho, los asaltos se perpetran tanto al casco urbano de la ciudad como las urbanizaciones casi sin distinciones y con el mismo objetivo: recoger objetos poco voluminosos y de valor en el menor tiempo posible. Recogemos varios casos de vecinos de todo Mataró que en los últimos meses han entrado a robar a sus hogares

Can Vilardell. Uno de los casos es el de Juan Flores, que vive desde hace 35 años en la urbanización de Can Vilardell, fueron víctimas el 5 de enero de 2014, después de bajar a la ciudad para asistir como cada año a la Cabalgata de los Reyes de Oriente. Cuando volvieron, a la cabeza de poco más de una hora, estaba todo completamente revuelto. Se llevaron un reloj de oro, una pulsera, plata y bisutería de blandos y un televisor de plasma. "Rompieron la persiana de la ventana de la cocina y entraron por allá", recuerda Flores, convencido que los autores los habían sido "vigilando" para ver cuando salían de casa. "Los Mozos nos dijeron que a la rotonda de la única entrada y salida de la urbanización se instalaban con un coche donde vigilaban quién llegaba o marchaba", añade. Flores lamenta que desde entonces "han robado prácticamente en todas las casas de la zona". "Es extraña la semana que no tenemos robo", explica.

Cerradura forzada y torcido. A la otra banda hay el caso de Imma Muñoz, que vive en la zona de La Habana y al volver de un puente, el 7 de diciembre, se encontró la casa patas arriba. "La cerradura estaba forzada y torcido, y teníamos los sofás levantados, puertas abiertas, cajones vaciados y todo esparcido por el tierra". Muñoz destaca que trucó a la policía y le pidieron que no tocara nada, pero muy entrada la tarde todavía no lo habían visitado. "Volví a trucar y me dijeron, literalmente, que había habido muchos robos y era imposible llegar en todas partes". Al final, cuando los Mozos acudieron en la casa encontraron improntas en la puerta (escuchan si hay alguien dentro) y poco más. "sientes como si violaran tu intimidad y pasas días mal, además de perder joyas de mi padre, relojes, cámara de foto, una guitarra...". A Muñoz le sorprendió que no le recomendaran poner alarma: "Cómo que entran, se llevan el que encuentran que puedan cargar y marchan el más rápido posible, no es muy útil".

Trucar para ver si hay alguien. Cerca de a Ronda Alfons  X la Marta Prunés también se encontró con un susto similar ahora hace dos meses. Su madre llegó a casa con los hijos y se encontró el dormitorio revuelto. "No di vueltas a la clave y entraron fácilmente, pero también lo hicieron a los vecinos forzando la cerradura", explica. Perdió joyas y una videoconsola, y los Mozos le explicaron que probablemente los ladrones habían sido semanas "trucando los timbres para saber cuando había gente a los pisos para poder entrar o no".

Robos a Peramàs. Un vecino del barrio de Peramàs, Jaume Itchart, se puso en contacto con Renacuajo por la misma problemática a la zona donde vive: "desde agosto hasta ahora, si no ha habido 30 robos no ha habido ninguno". "Entran por todas partes donde pueden: patios, ventanas, el que sea". A él le entraron, pero "tenemos una perra que se puso a ladrar y salieron a salto de mata". Destaca que normalmente se llevan cosas que puedan cargar pero que hay casos excepcionales: "en casa de una vecina se encontraron con las claves del coche y se lo llevaron cargado de televisores y electrodomésticos".

El vigilante. Domingo González, vecino de la urbanización de la Cornisa, explica que desde hace tiempo hace rondas de vigilancia mañana y tarde para detectar cualquier movimiento sospechoso. "Trabajo de fines de semana y decidí hacerlo por la cantidad de robos que sufríamos en la urbanización", explica. En su calle cuenta hasta siete robos en los últimos tiempos: "vigilan, tocan el timbre, y si no hay nadie, para adentro". Ha estado en contacto con los Mozos para alertarlos, una vez vio como entraban a la casa del delante y los atraparon al salir, y tienen la orden de advertir de cualquier movimiento o vehículo fuera del común, puesto que "actúan muy rápido y es complicado pillarlos".
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