Foto: Mossos d'Esquadra
Foto: Mossos d'Esquadra

Orden de alejamiento a un hombre por masturbar-se y acosar una mataronina en la calle

La ley vigente facilita el castigo a agresiones como la de este individuo, que una madrugada de octubre se sacó el pene ante la chica y se empezó a masturbar mientras le gritaba "te quiero follar"

La noche del pasado 4 de octubre, Zen volvía a casa pasada la 1 de la madrugada por las calles cercanas a la plaza de Cuba de Mataró, escuchando música con auriculares, cuando sintió que alguien estaba detrás de ella. Era un hombre, visiblemente afectado, que la agarró del brazo y le dijo "te quiero follar", mientras se sacaba el pene y comenzaba a masturbarse. Se trató de una agresión sexual en toda regla en la que, afortunadamente, la víctima logró escapar evitando así que se convirtiera en una agresión física. Por esta última razón, muchos casos como este terminan sin castigo para el agresor. Sin embargo, esta vez el hombre fue detenido, en gran parte gracias a que Zen pudo grabarlo en vídeo, y el juez emitió una orden de alejamiento para la víctima.

Zen explicó lo que había sufrido en TV3 y también lo ha compartido en Capgros.com, con el objetivo de dar a conocer a otras víctimas de agresiones similares que, según le informaron los Mossos al presentar la denuncia y confirmado por la sentencia judicial, el nuevo marco legal (la ley del "solo sí es sí") facilita la persecución y castigo de los agresores en casos como este. "Mi objetivo es que las mujeres se atrevan a denunciar, que se den cuenta de que frente a situaciones como la que sufrí, que son mucho más frecuentes de lo que la gente piensa, no deben callar", explica la mataronina.

"Me gustaría que las mujeres vean que en estos casos pueden denunciar, que no tienen que callar."

Como destaca una portavoz de los Mossos d'Esquadra en TV3, la nueva ley incluye el acoso en la calle como delito, es decir, la intimidación y el comportamiento hostil hacia la víctima, por ejemplo, cuando el agresor la persigue e increpa con comentarios de carácter sexual, sin que necesariamente haya una agresión física. Una situación que casi todas las mujeres han experimentado alguna vez, como dice Zen, "yo diría que el 99% nos hemos visto agredidas al menos alguna vez en la calle", y que ahora tienen más fundamentos legales para denunciar.

Zen decidió denunciarlo esa misma noche a los Mossos d'Esquadra. La atención del primer agente no fue muy alentadora, según relata Zen, ya que notó que "de entrada no me creía", pero otro Mosso de rango superior se hizo cargo de la situación y le explicó que la legislación vigente le permitía presentar denuncia aunque no hubiera sufrido una agresión física.

La víctima logró grabar al agresor con su móvil, una prueba que fue clave. Zen duda, en cualquier caso, que la denuncia hubiera prosperado si no hubiera logrado grabar al individuo con el móvil, en un video en el que se evidenciaba que la estaba increpando mientras se masturbaba. "No sé cómo lo hice, eso de sacar el móvil y grabarlo no es lo primero que se te ocurre en una situación como esta, donde es imposible pensar de manera coordinada y con sentido, y lo único que haces es preguntarte si lo que te está pasando es real", explica Zen.

"No debe ni recordar qué cara tengo, yo solo era un trozo de carne para él."

El hombre se mostró muy agresivo verbalmente con la chica. "No debe ni recordar qué cara tengo, yo solo era un trozo de carne para él, el único objetivo que tenía era follarme, me lo dijo claramente. 'Te quiero follar, pídemelo, sé que te gustaría, ¡que lo quieres!' me gritaba todo el tiempo", explica la víctima. El hecho de sacar el móvil y amenazar con llamar a la policía y alertar a los vecinos lo hizo detenerse momentáneamente, y Zen aprovechó para correr hasta llegar a casa, evitando así que las amenazas del agresor fueran a más.

Juicio rápido

La prueba incriminatoria en forma de vídeo era tan clara que pocos días después de la denuncia se celebró un juicio rápido, donde no fue necesario que Zen repitiera su testimonio (prefirió no asistir para evitar encontrarse con el agresor), y donde el juez dictaminó una orden de alejamiento del hombre hacia la víctima. Una resolución que no termina de satisfacer a Zen, ya que a pesar de desconocer cuál ha sido el destino del detenido, le preocupa que el individuo siga circulando libremente por las calles. "Cualquier otra mujer o niña puede ser víctima", afirma.

 

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