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La estafa del falso hijo: así operaba un grupo criminal en el Maresme

Reclamaban dinero a víctimas con whatsapps haciéndose pasar por su hijo. Los Mossos han detenido 17 personas en Premià de Mar y otros municipios del Estado

Los Mossos d'Esquadra han desarticulado un grupo criminal que operaba en Maresme, así como en otros lugares de toda España, a través de la estafa del falso hijo, es decir, reclamando dinero a las víctimas a través de mensajes de texto en los teléfonos móviles haciéndose pasar por su hijo. La actuación de los Mossos tuvo lugar el pasado 2 de noviembre, cuando detuvieron a un total de 17 personas en Premià de Mar, además de Granollers, Mollet del Vallès, Santa Maria de Palautordera, Vic, Olot, la Bisbal d'Empordà y Canovelles. El grupo criminal ha estafado más de 60.000 euros, y las víctimas que han sufrido daños económicos residen en Argentona, además de otros municipios como Sant Cugat del Vallès, Lleida, Madrid, Badajoz y Valencia.

Las 17 personas detenidas son presuntas autoras de los delitos de pertenencia a grupo criminal, estafa, coacciones, detención ilegal y robo con violencia e intimidación. De los detenidos, 12 quedaron en libertad después de declarar en sede policial, mientras que los otros cinco comparecieron ante el juez de instrucción de guardia en Mataró el sábado. Además de las detenciones, se incautaron unos 2.000 euros en efectivo.

Modus operandi

El grupo criminal seguía siempre los mismos patrones para llevar a cabo la estafa: primero, enviaban mensajes a través de WhatsApp haciéndose pasar por el hijo de las víctimas. En estos mensajes les decían que habían tenido que cambiar el número de teléfono porque se les había roto y que solo podían comunicarse por mensaje, y que necesitaban dinero para hacer frente a un pago pendiente.

En caso de que la víctima creyera la historia y realizara las transferencias de dinero, las hacían a cuentas de testaferros cercanos al lugar de residencia de los estafadores, que previamente habían seleccionado a través de personas que se dedicaban a reclutarlos. En la mayoría de los casos, seleccionaban a personas vulnerables que no mostraban mucha resistencia en caso de detectar irregularidades.

Una vez que estos testaferros recibían el dinero en su cuenta, los estafadores los hacían retirar en efectivo del banco o transferirlo a otra cuenta bancaria. De esta manera, sin saberlo, los testaferros se convertían en cómplices de la actividad delictiva.

Inicio de la investigación

La investigación comenzó a raíz de una denuncia presentada en Palma de Mallorca, en la que la víctima recibió un mensaje en su teléfono móvil en el que se hacían pasar por su hijo y le pedían una transferencia de dinero para hacer frente a unos pagos.

Esta víctima, pensando que realmente estaba hablando con su hijo, realizó tres movimientos bancarios en los que terminó transfiriendo un total de 11.885 euros a tres cuentas bancarias diferentes. El mismo día en que ocurrieron estos hechos, el 13 de mayo, una segunda víctima denunció que había recibido un abono de 3.970 euros en su cuenta y que, a través de un amigo suyo, debía retirar esa cantidad en efectivo para entregársela a una tercera persona. Estos fondos formaban parte de los 11.885 euros que acababan de estafar.

Posteriormente, acompañaron a la víctima a un local de apuestas en Mataró para realizar más reintegros de dinero. Esta acción se llevó a cabo en contra de la voluntad de la víctima, ya que se sintió coaccionada.

La Unidad de Investigación de Premià de Mar se hizo cargo de las investigaciones y pudo acreditar la existencia de un grupo criminal especializado en este tipo de delitos.

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