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"Nunca me dicen que sea buen actor, pero se lo pasan bien conmigo"

Hablamos con el mataroní Joan Pera, que está protagonizando su enésimo éxito con 'Júnior' en el Condal de Barcelona, de su trayectoria y pasión

"Siempre intento que mi humor tenga sentimiento, que tenga un punto humanístico"

A Joan Pera lo conoce todo el mundo o al menos todo el mundo tiene esta percepción. Su voz, su bondad, el carácter propio que hace que cada personaje sea el que dice el texto pero básicamente sea 'en Pera'. El actor y doblador tiene 74 años perfectamente llevados y hace más de 20 que ha convertido el Condal en su casa. Resumir su trayectoria es imposible. Ahora está protagonizando 'Júnior' y, cómo en todos los montajes anteriores, el éxito y las ovaciones de cada función son de la misma generosidad del público que la que desprende él cuando recibe a Capgròs en su casa y responde cómo quien no quiere la cosa a centímetros de uno Gaudí de Honor, de una Creu de Sant Jordi o de una colección de arte mataroní y recuerdos de su extensa familia.

74 años y Joan Pera alterna días con una y otros con dos representaciones de 'Júnior', en la cual tu personaje se vuelve joven.
Está gustando mucho, por suerte. Está siendo un éxito. Es una obra que por mí es muy cansada por ritmo, por duración, por exigencia. Estoy a escena las dos horas de la función, sin ningún momento de descanso. Con el humor, además, hay más exigencia de ritmo. Dar risa requiere una actitud y un ritmo mucho más potente que un drama, tienes que estar siempre a todas.

Pero se puede bien decir que es tu fuerte, hacer comedia.
Mi humor siempre tiene un punto humanístico, momentos que hacen pensar, que tienen una parte personal. En esta función hay gente que en un determinado momento le salta un poco de lágrima, que nota sentimiento. De dramas también he hecho pero yo estoy muy cómodo en este tipo de obras.

¿Cómo es trabajar con Joel Joan y Héctor Claramunt?
Hacemos un equipo muy potente. A mí me rompen esquemas y trabajamos mucho. Trabajo más con ellos que nunca antes. Joel es muy exigente. Siempre me ha resultado relativamente fácil salir a escena, estoy cómodo pero con ellos no puedes estar en la zona de confort cuando yo seguramente a mi edad ya estaría bien en el confort… pero trabajar con ellos es esto: una función cansada pero también muy placiente. Es gratificante día a día, cuando sales a escena todo coge otra dimensión.

Hay días, pero, que debes de notar que algo no ha ido todo lo bien que habría.
Hay días en que he tenido que hacer de actor y no es esto. Una obra va bien cuando fluye y el día que es todo demasiado mecánico no funciona. El teatro es una vivencia diaria, cada función es diferente y una obra de arte y siempre hay un día que no sale tan bien.

¿Cuántos proyectos hay sobre la mesa de Joan Pera?
Siempre tengo ideas y pienso en proyectos. Ahora, Tv3 me está preparando un reportaje especial para el 'Sense Ficció', también hay una posible serie y estamos trabajando y hay otras ideas y compromisos. Los actores siempre tenemos proyectos pero no todos llegan.

Joan Pera atén a Capgròs. Foto: R. Gallofré

Joan Pera atiende a Capgròs. Foto: R. Gallofré

 

¿El público de Joan Pera es siempre el mismo?
Yo siempre hago la broma que las yayas de Cataluña ya son mías y que con la pandemia pensaba con la clientela que había perdido pero de un tiempo hacia aquí tengo mucho público joven, se ha rejuvenecido la platea. Venden autocares de pueblos que van a ver al Pera, que es una cosa que yo solo había visto en los Pastorets. A este público intento cuidarlo, si puedo saliendo a saludar. Se los tiene que cuidar.

Los últimos años has trabajado mucho con tu hijo Roger. ¿Qué supone?
Es complejo porque a veces somos dos gatos en una jaula pero toda la vida habíamos querido trabajar juntos y finos hace pocos años no hemos podido. Hemos hecho tres proyectos plegados y han ido la mar de bien. En Roger tiene mucho talento, como todas las nuevas generaciones. saben mucho más que nosotros, yo ahora no sé si ganaría un casting. Mi generación lo hacíamos de coro, de vocación y los jóvenes son mucho más mesurados. El problema de en Roger es que quiere ser tan importante como yo a escena (río) y no puede ser. A él le gusta mucho el do de la proximidad con el público que yo he conseguido y es verdad que él también lo tiene y la gente el aprecio mucho.

¿Cómo se consigue esta proximidad con el público?
No lo sé demasiado, sinceramente. A mí no me dicen nunca que soy buen actor, me dicen que se lo pasan bien. Yo soy por la gente un actor entrañable por mucha gente que me ha ido viendo a lo largo de la vida. Creo que soy una persona muy normal y por eso me sienten como ellos.

¿Te queda algo para hacer, todavía?
¡Ahí es nada! Hay muchas cosas que encara no conozco y todavía hay mucha gente que no me conoce ni yo a ellos. No tengo ninguna predilección por una cosa o la otra: yo he podido hacer el que me ha gustado y si lo puedo seguir haciendo, lo seguiré haciendo.

¿Te gusta venir a Mataró?
Bajo poco porque en casa  estoy muy bien. Me gusta ir a ver mi Mataró. Yo he vivido en la calle de Barcelona y nací en la Pescadería. Me siento mucho de Mataró.

¿Tienes algún punto de visita obligada?
Voy a La Rosita, eso sí que no lo perdono. Y entonces voy por estas calles mías: calle de Barcelona, de Santo Cristòfol, de en Pujol, en la Plaça Gran, que era mi mundo. Mis primeras espectadoras eran todas las de la plaza. Me gusta hacer toda esta vuelta, comprar en las tiendas de toda la vida. Me gusta ir a comprar en la Plaza de Cuba. Es una parte de Mataró que por lógica va cambiando pero paseas y ves los establecimientos que todavía están, los que han ido cambiando. Todo es muy entrañable porque quizás no vivo ahí pero sigue siendo mi mundo. Soy de ir a Las Santas, de ir a la Misa de Santas a Santa Maria y de Misa del Gallo a Sant Josep. ¡Todavía aprobaría el examen!

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