Comas/Soler firman la crítica teatral Vigencia y necesidad de García Lorca
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Nosotros y ellos

Crítica teatral de 'Mare de sucre’', que se representó en el Monumental el 1 de mayo

El pasado domingo, primero de mayo, se acababa la programación de la segunda parte de la temporada de artes escénicas del Monumental. El punto final, del todo acertado, lo ha puesto 'Mare de sucre', la obra escrita y dirigida por Clàudia Cedó que hace un año se estrenó con éxito en el Teatre Nacional de Catalunya y ahora está de gira por una veintena de teatros catalanes y baleares.

La diversidad, a escena

Clàudia Cedó es dramaturga, directora y psicóloga y desde hace más de quince años coordina Escenaris Especials, una institución formativa que saca adelante propuestas teatrales con personas que se encuentran en riesgo de exclusión social porque tienen diversidad funcional, trastornos, neurodeficiencias o bien están en proceso de deshabituación de tóxicos. Su objetivo es facilitarles el acceso a la creatividad y la expresión artística y por eso produce espectáculos donde su participación hace presente la diversidad real que existe en la sociedad.

'Mare de Sucre' es una buena muestra de ello. En el reparto confluyen cuatro miembros de Escenaris Especials y dos actrices y un actor profesionales. Son: Andrea Álvarez, Ivan Benet, Marco Buxaderas, Mercè Méndez, Judit Pardàs, Maria Rodríguez y Teresa Urroz. Juntos abordan un argumento centrado en una cuestión casi siempre obviada o tratada de manera subreptícia, pero que puede ser relevante para las mujeres con discapacidad: su derecho a ser madres. Y lo hacen muy bien.

mare de sucre
 

Deseo negado

La Cloe, de veintisiete años, es una joven que vive de fecha reciente en un piso tutelado con tres otras personas con diversidad funcional, cómo ella. Su gran deseo, largamente pensado, es tener un hijo y esta aspiración la llevará a enfrentarse a las convenciones establecidas en su entorno. Ni el responsable de la fundación que la acoge, ni su madre, ni el contexto social no lo admiten. Es más: en nombre de una determinada idea de protección, no llegan ni a entenderlo. Y de ninguna forma quieren arriesgarse a establecer un precedente. Sólo encontrará el apoyo activo de las dos compañeras y el compañero que conviven con ella y la comprensión apesumbrada de la educadora que cuida de ella.

El relato, que tiene giros discordantes y un final abierto, no pontifica ni pretende ninguna conclusión categórica. Al contrario, muestra la complejidad de la cuestión y los condicionantes, compromisos y puntos de vista que concurren en ella. Solamente reprocha –y eso sí que lo hace con todo el sentimiento del mundo– que la mirada de la sociedad hacia las personas con discapacidad, a pesar de los adelantos que ha habido y a pesar de la corrección en el lenguaje, continúa marcando una frontera conceptual entre «nosotros» y «ellos». Y con esta divisoria persiste también el impedimento a la libertad de decidir en aspectos del todo personales e importantes en la vida de cada cual. Por eso hay que romper moldes.

Reconocimientos

Toda la representación, que se rodea de una escenografía de la mataronina Laura Clos «Closca», exuda una autenticidad que atrapa los espectadores gracias al protagonismo convincente de Andrea Álvarez, al contrapunto de ironía enfurecida que pone Marc Buxaderas y a la complicidad idónea del resto de intérpretes. He aquí el éxito conseguido por todas partes y el montón de nominaciones y premios que lo acreditan.

Así, con 'Mare de sucre', el Monumental ha podido cerrar la temporada tal como la empezó por enero cuando llevó 'Una noche sin luna': con la platea de pie y un gran aplauso emocionado. Felicidades.

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