Comas/Soler firman la crítica teatral Vigencia y necesidad de García Lorca
Comas/Soler firman la crítica teatral Vigencia y necesidad de García Lorca

Josep Comas / Fàtima Soler

A chorro y sin tapujos

Crítica teatral de 'Els ocells' de La Calòrica, obra representada en el Teatro Monumental de Mataró el 13 de febrero

Nuevo éxito en el Monumental con la segunda cita de la temporada y esta vez en clave de comedia. Se ha representado 'Els ocells' en un montaje de La Calòrica. Una compañía creada en 2010 por un grupo de alumnos recién graduados del Institut del Teatre que cuenta ya con una trayectoria solvente, favorecida por varias distinciones –premios Max, Butaca, de la Crítica y Serra d'Or, entre otros– y principalmente por la buena acogida del público en todos sus espectáculos.

Antecedente griego

Fruto de una residencia en la Sala Beckett, ‘Els ocells’ se estrenó en el festival Temporada Alta en 2018. La obra parte de la parodia que Aristófanes (450-385 aC) escribió con el mismo título veintiséis siglos atrás para llamar la atención sobre los desaciertos de la democracia ateniense de su tiempo. Ahora, aunque sólo sea un pretexto inicial, acaba siendo un buen motivo para que La Calòrica continúe la pulsión de sátira irreverente mostrada en otras de sus creaciones para denunciar escándalos políticos y problemas sociales.

En la antigua Grecia, con su texto, Aristófanes hurgaba en la retórica de los protagonistas Pisteter y Evélpides, dos ciudadanos huidos de Atenas que persuaden a todas las aves para crear una ciudad utópica entre el cielo y la tierra y poder escapar del dominio de dioses y humanos. La fábula, transformada hoy por Joan Yago, dirigida por Israel Solà y servida con simplicidad escénica por cuatro intérpretes que se multiplican en distintos papeles, ejerce aquí de instrumento efectivo para sacar los colores y delatar sin tapujos una democracia maltrecha por la corrupción, los populismos, la postverdad, los abusos y las jugarretas de políticos, curas, banqueros, jueces, empresarios, militares o policías. Con esta intención no escatiman ni insolencia, ni tacos, ni descosidos, ni algún parche costumbrista. Todo va a chorro.

Entretenimiento agradecido

Se puede criticar que a la obra le falta textura dramatúrgica. Pero a Aristófanes le pasaba lo mismo en sus comedias, porque se dice que engarzaba burlas de la situación política del momento juntando escenas sueltas, sin un vínculo argumental preciso. También se podría objetar que cae en la caricatura fácil y el humor grueso. Pero visto el país que tenemos, con instituciones de todo tipo llenas de personajes de farsa, peor sería que se quedara corta. Además, los de la Calòrica no engañan porque no prometen nada más de lo que dan: un entretenimiento agradecido para tiempos convulsos y deprimentes. Quizás por eso una propuesta regular llega a parecer notable.

Sea como fuere, 'Els ocells' consolida el halo de éxito que ya tenían otras producciones de los componentes de esta compañía, porque funciona bien ante cualquier tipo de público. Como casi siempre, sus piezas tienen la gracia de saber amañar un sarcasmo de palo y tentetieso con un estilo muy propio. Y con contenido. En eso sí que hilan fino. Tal como proclaman: si para entender las cosas que pasan en nuestro mundo puede resultar útil volver la vista atrás, más vale hacerlo de manera entretenida.

 

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