El edificio ocupado en la calle Jaume I de Mataró. Foto. R. G.
El edificio ocupado en la calle Jaume I de Mataró. Foto. R. G.

Vecinos del bloque con un centenar de ocupas Cerdanyola: "Es una pesadilla, estamos al límite"

Fiestas cada madrugada, tráfico de drogas, amenazas, inundaciones... Vivir en el entorno del edificio del c/ Jaume I se ha convertido en un calvario

Desde hace cerca de cuatro meses, la vida de los vecinos de los entornos de la calle Jaume I del barrio de Cerdanyola de Mataró se ha convertido en un auténtico calvario. Poco antes del estallido de la pandemia de coronavirus empezó la ocupación de un bloque de viviendas vacío situado en este vial. En cuestión de pocas semanas se instalaron cerca de un centenar de personas, que han convertido este caso en, probablemente el más grave a la ciudad dentro de la oleada de ocupaciones ilegales que sufre el municipio.

El relato que hacen los vecinos es esfereïdor: fiestas cada noche hasta altas horas de la madrugada (sin respetar ninguno de las medidas establecidas por el estado de alarma), amenazas y coacciones a quienes se atreviera a llamarlos la atención, peleas constantes, cañerías reventadas e inundaciones de la calle, tráfico de drogas y un listado infinito de problemas de convivencia y de seguridad. "Es un malsòn, estamos al límite, pronto pasará una de muy gorda aquí", explican los testigos, que exigen a las autoridades una solución a la situación que se vive. El Ayuntamiento de Mataró asegura que es un caso "del todo prioritario" y que se está haciendo todo lo posible para resolverlo, pero lamentan que el margen de maniobra municipal, como en la mayoría de situacinos similares, es demasiado limitado.

Un inmueble vacío durante más de 10 años

El pasado miércoles, día 17, un operativo conjunto de Mozos, Policía Local y Policía Nacional actuó contra tres edificios ocupados al centro y el Ensanche de Mataró. Un gran despliegue con numerosas identificaciones y detenciones que, no obstante, pasó por alto otros muchos casos de inmuebles ocupados, entre ellos lo más flagrante y que más problemas genera. El bloque de la calle Jaume I 37-41 fue construido a finales de la década pasada con cerca de una treintena de viviendas que, víctimas de la crisis económica, nunca se pusieron a la venta. Durante más de 10 años el edificio, actualmente en manso de la SAREB (Bankia), ha romangut vacío, sin nada de valor en el interior después de que fuera del todo desvalijado ya hace tiempo. A pesar de que el Ayuntamiento de Mataró tiene abierto un expediente por la ocupación ilegal del inmueble desde el septiembre pasado, los vecinos del entorno coinciden a señalar que no había ningún problema finos hace unos cuatro meses, cuando llegaron los primeros ocupas conflictivos.

"Al principio eran silenciosos y no generaban problemas, pero bien pronto empezó el desmadre", explican los testigos, que mantienen el anonimato por miedo a represalias de los ocupantes. Todo el mundo tiene claro que hay una mafia de la ocupación que, como pasa en otros edificios vacíos de la ciudad, se ha dedicado a cambiar las cerraduras de cada vivienda para revenderlos o rellogar-los, además de pinchar la electricidad y el agua. "Han venido las compañías no sabemos cuántos golpes ya a cortarlos el suministro pero los es muy igual, a ojos de todo el mundo se ensartan a una escalera y pinchan la luz o revientan una cañería y lo dejan todo perdido", relatan los vecinos, que explican que los bomberos tuvieron que acudir en una ocasión en la calle Montcada porque, debido a estos actos vandálicos, había quedado del todo inundado.

"Muchas noches no podemos dormir, para los que nos quitamos pronto y tenemos hijos está siendo una tortura", relatan los vecinos

Durante estos últimos meses, la convivencia con los ocupantes del bloque ha resultado un auténtico infierno para los vecinos. "No son familias que viven cerradas cada una a su pís, sino que actúan como un tipo de clan, siempre mezclados y todos a una en un caos total", explican las víctimas de todo. Al centenar de personas, la mayoría de origen magribí o subsahariano, que residen habitualmente se suma un desfile constante de individuos que entran y salen del edificio, entre ellos menores de edad, sobre todo para sumarse a las fiestas que, según los vecinos, tienen lugar a diario hasta las tantas de la madrugada, con la música a un volumen insoportable y, evidentemente, incumpliendo todas las medidas establecidas durante los días más duros del confinamiento contra la Covid-19. "Muchas noches no podemos dormir, para los que nos quitamos pronto y tenemos hijos está siendo una tortura", relatan los vecinos.

"Los propios agentes de la Policía Local nos dicen que están con las manos ligadas, que no pueden hacer mucho cosa"

Según el Ayuntamiento, la Unidad de Convivencia y Civismo de la Policía Local, especializada en casos de ocupaciones, ha intervenido en 25 ocasiones en este inmueble desde el pasado septiembre, a requerimiento de los vecinos por problemas de ruidos, molestias o fraude en el suministro eléctrico. Los residentes del entorno ya se han descontado del número a veces que han avisado a la Policía, y lamentan que da poco resultado. "Los propios agentes nos dicen que están con las manos ligadas, que no pueden hacer mucho cosa, a veces los trucamos y cuando escuchan que somos de Jaume I, ya dejan la llamada en espera", lamenta un vecino. Y esto que más allá del ruido o de los suministras pinchados, la gente de la en torno al edificio ha sido testigo de actividades il·licites de los ocupantes como por ejemplo presunto tráfico de drogas, hurtos en el entorno del inmueble, amenazas y coacciones a los vecinos que se atrevían a encararse (ahora ya no lo hace nadie) o situaciones como por ejemplo la pistola -suponen que de fogueig- que dejaron unas horas a la azotea, a la vista de todo el mundo. "Suponemos que a modo de aviso a navegantes, para ponernos el miedo al cuerpo", indican.

Poco margen de maniobra del Ayuntamiento

La Asociación de Vecinos de Cerdanyola denunció el caso hace semanas y mantiene contacto permanente con los vecinos afectados. La entidad ha dirigido una instancia a Policía Local para proceder al desalojo "con la mayor brevedad posible", y ha reclamado una reunión con el Ayuntamiento para intentar resolver la situación.

Desde el consistorio señalan que existe una gran preocupación respecto a esta ocupación, pero recuerdan que la acción civil o penalti lo tiene que ejercer el propietario, y que el marco legal actual mujer muy poco margen de maniobra a los ayuntamientos. La SAREB notificó en el Ayuntamiento de Mataró que denunciaría los hechos y, por lo tanto, el caso ya estaría judicialitzat, pero fuentes municipales admiten que por esta vía puede tardar años al resolverse. Mientras tanto el consistorio se ha dotado de un nuevo protocolo que permite a la Policía Local realizar desalojos preventivos si se detectan posibles riesgos para las personas ante irregularidades o daños que afecten la solidez estructural del inmueble, la habitabilidad o por temas de salubridad. Se espera que con medidas como estas se pueda agilizar la lucha contra casos tan flagrantes y problemáticos como el de Jaume I.

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