J.S.

Un paseo por la antológica de Jordi Arenas

Museo de Mataró, Can Palacete y Museo Archivo acogen desde lunes día 23 una muestra retrospectiva del desaparecido artista mataroní

Can Palacete: los primeros pasos del genial artista
La visita a la retrospectiva de Jordi Arenas empieza a los diferentes aposentos de Can Palacete. En general el que se puede ver es obra de la primera época, que abarca desde los inicios de Arenas a la pintura –durante la Guerra Civil– hasta los años cuarenta. Son pinturas, apuntes, dibujos y autorretratos –como los que se pueden ver a la fotografía– que enseñan el periodo en que Arenas se prepara intensamente. En la sala principal el visitante puede ver varios trabajos –posteriores a esta primera época– de pintura religiosa y otras de cariz simbólico que sirven de puente de unión con la obra presente al museo municipal.

En una de las salas pequeñas de Can Palacete, los espectadores podrán descubrir una pieza de Arenas que hasta ahora estaba al primer piso de su casa de la calle de Argentona donde el artista se dibujó a él mismo y a su hermano junto con las más altas personalidades de la cultura de todos los tiempos: Michelangelo, El Greco, Wagner, Cervantes, Bach y Beethoven.


Los cartones del Baptisterio de Santa Anna, al Museo
El Museo de Mataró se dedica a la segunda época de Arenas, que empieza a los años cincuenta y se acaba el 1998 con su muerte. Son, mayoritariamente, piezas de encargo, básicamente paisajes y apuntes de viaje, algunos de los cuales se pueden ver a la fotografía de la derecha. El más espectacular del que ha expuesto en el Museo, pero, son los cartones de medida natural que Arenas usó para preparar la pintura mural de la capilla del Sacramento de Santa Anna. Se trata de una instalación curiosa y que denota la rigorositat con que trabajaba Arenas: mientras los artistas por regla general hacen un ensayo a escala y sobre papel del que después plasmarán a la pared, el mataroní lo dibujó primero sobre cartón en proporción real y después volvió a hacerlo sobre la pared.

Son unos esbozos que no se habían visto nunca públicamente en la ciudad, que sorprenderán por su espectaculariat –ocupan desde el tierra hasta el techo de la sala principal del Museo– y que ofrecen un apunte de la diversidad de trabajo realizado por Arenas durante toda su trayectoria.


Esbozos de pintura religiosa al Museo Archivo Santa Maria
En la sala principal del Museo Archivo de Santa Maria hay un monográfico de los esbozos que Jordi Arenas hizo sobre el baptisterio de Santa Maria –obra suya– y el cuadro del martirio de Sant Cugat. La instalación sustituye temporalmente la muestra sobre prensa mataronina que había hasta ahora en este espacio.

El trabajo que se puede observar sobre el baptisterio es la síntesis de su afán perfeccionista –Arenas lo era extremadamente, dicen que de forma obsesiva– y de la libertad creativa alrededor, esto si, de un encargo.

El baptisterio de Santa Maria (1961-1963) está considerado una muestra de la técnica clásica del fresco que Arenas también llevó a cabo al Baptisterio de Sant Josep (1946) y a la capilla del Sacramento de Santa Anna de los Escolapios (1957-1960), entre otros lugares. El artista mataroní hasta los últimos tiempos se dedicó al muralisme religioso y de hecho su última obra fue el mural Sant Francesc y Santa Clara atendiendo un leproso (1996) al santuario de la Virgen María de la Ayuda, en Barcelona.

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