J.V.

Un mercado con cuarenta años d’historia y un futuro incierto

El Mercado de Pilar es uno de los tres de titularidad privada que hay en Mataró, junto con los de Cerdanyola y el Palacio. Pero a diferencia de estos dos últimos, que se han adaptado a los nuevos tiempos y a los nuevos hábitos de consumo, el de Pilar ha quedado sumido en una crisis de difícil salida. De las 28 paradas existentes, actualmente sólo funcionan tres: una de carne, una pescadería y una parada de ropa. La imagen que ofrece el mercado, con unas instalaciones muy viejas y la mayoría de paradas cerradas, es desoladora.

Aún así, las paradas que quedan sobreviven a la crisis Las vendedoras aseguran que el negocio todavía los da para ir echando, gracias sobre todo a una clientela fiel, pero también de edad elevada, a pesar de que reconocen que si los ofrecen una buen acuerdo para marchar, no se lo pensarían mucho. «Estaríamos dispuestas a hablar, si viniera alguien. Pero es que todavía no ha venido nadie a explicarnos nada del que pasa», lamenta una de las vendedoras del mercado, que prefiere quedar en el anonimato.

Algunos de los propietarios del Mercado de Pilar –el mercado tiene tres copropietarios– reconocen que estarían dispuestos a vender el local. Según el administrador de la finca, la voluntad de los vecinos que protestan es la de conseguir que el mercado se derroque para construir un aparcamiento o una zona verde o ganar espacio para hacer ascensores para los diferentes edificios.

Por su parte, el presidente del Instituto Municipal de Promoción Económica, Toni Civit, ha explicado que el gobierno no tiene previsto impulsar ninguna reforma de este mercado puesto que el Ayuntamiento no tiene competencias sobre los mercados de titularidad privada. «La voluntad del gobierno es de hacer que los mercados municipales de la plaza Grande y de Cuba funcionen. Si otro mercado privado nos pide alguna actuación concreta nos la plantearemos, pero tampoco es este el caso». Civit recuerda que, en este caso, el Ayuntamiento únicamente puede revisar las licencias y velar porque el mercado cumpla la normativa como cualquier otra actividad económica, y esto, añade, «no tiene nada que ver con la política de mercados del IMPEM».

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