cambio climático
cambio climático

Un futuro muy inquietante para el Maresme debido al cambio climático

La comarca se muestra especialmente expuesta a los efectos del calentamiento global, y los expertos avisan que hay que irse preparando

Mitigar y adaptarse. Son dos palabras que habrá que ir asumiendo en los próximos años. El cambio climático es una realidad que, además, llegará más bien del que se preveía. Y la sociedad, la humanidad más muy dicho, sólo podrá intentarlo mitigar –ya va tarde- y sobre todo adaptarse a la nueva realidad. El tema está sobre la mesa después de que la joven Greta Thunberg criticara ferozmente a los líderes mundiales en el marco de la cumbre contra el clima. No es fácil combatir un enemigo que pensamos que no nos afecta directamente y que "ya llegará".

Tampoco lo es en una época actual, donde la superficialidad y la egolatria de la sociedad se extrapola a presidentes de potencias mundiales como Donald Trump, de quienes su carrera se ha basado al levantar imperios empresariales (y caer en bancarrota en tantas otras ocasiones) haciendo uso del capitalismo más salvaje. Un currículum que puede convalidar como sueño americano, pero que seguramente no es apto para traer la contraria a los científicos cuando dice, porque en invierno hace frío, el cambio climático no existe. Él, como otros líderes (casualmente cortados por el mismo patrón), reniega y hace befa de Thunberg. Pero los que realmente saben, alertan: el cambio climático es real. Y ya hemos hecho tarde.

"Hasta ahora se entendía que las consecuencias no nos afectarían directamente, se podrían minimizar y encontraríamos una solución técnica para convivir con nuestro modelo de vida, basado al gastar todo el que tenemos, pero nos hemos dado cuenta que las consecuencias llegarán más bien del que pensábamos". Jordi Bonet, técnico de cambio climático del Consejo Comarcal del Maresme, alerta que desde el mundo científico, todas las proyecciones que apuntaban a años vista se han ido acortando de manera apresurada, y esto afectará en todas partes. Incluido el Maresme. Sobre todo en el Maresme.

El Maresme, al ojo del huracán

Bonet describe todos los ámbitos que se pueden ver afectados en la comarca: "La subida de temperaturas, el nivel del mar, anomalías climáticas y las consecuencias en la gestión de los bosques; nos impacta de pleno porque tenemos mucha costa que será afectada y mucho bosque, además de una población concentrada que sufrirá las consecuencias del incremento de temperatura". Tal y cómo relata Oriol Balsa, ingeniero de Montes e ingeniero técnico agrícola, el Maresme "está al ojo del huracán", y ejemplifica: "Una gota fría como la de Ontinyent de hace unas semanas habría hecho estragos en la comarca; son acontecimientos que se producen por el cambio climático. Tendremos grandes oleadas de calor con el que supone para las personas más vulnerables, enormes incendios e inundaciones más graves; y con una situación crítica: por mucho que nos ponemos ya, sólo podemos mitigar y adaptarnos. Ya no es reversible".

platja inundada 2

Bonet considera que el que se tiene que revertir es el "modelo organizativo actual", no sólo "reducir emisiones, sino cambiar nuestra forma de vida". "Tenemos hasta el 2030 como plazo, entonces las consecuencias pueden ser todavía peores", describe. 12 años no parecen muchos. "Cada vez que se hace un informe cada seis años, se cumple el peor escenario previsto; la humanidad no se comporta nunca de manera racional, sino cómo si los recursos no tuvieran fin, y esto nos aboca a un futuro peligroso". Balsa pone nombre a los problemas que pueden afectar el Maresme. "Las inundaciones en espacios llenos de rieras, que tienen un plano director caducado, pueden ser muy problemáticas; hemos construido en entornos que no tendríamos que haberlo hecho", y pone como ejemplo los entornos de la Riera de Argentona o la misma Ringlera de Mataró.

Los expertos indican que el cambio climático será devastador si no se actúa de ahora hasta el 2030

En este sentido, los dos expertos apuntan que tendrán que cambiar muchas cosas tal y como las conocemos. "Sacar las vías del tren de la costa y hacerlas pasar a la altura de la autopista no es un capricho, es una necesidad", relata Balsa. Bonet apunta: "Si sube el nivel del mar y hay temporales más fuertes y lluvias más abundantes, la costa será mucho más vulnerable; cuando se lo lleve, la querremos regenerar de manera artificial en ninguna parte de entender que habrá que replantear el modelo". Y esto pasa porque, por ejemplo, el turismo deje de ser una fuente de ingresos en ciertas zonas porque el entorno cambiará de manera irremediable y afectará directamente la costa que ahora atrae visitantes. " habrá más cortes y más problemas de circulación del tren, porque no estará preparado, costará mucho dinero arreglarlo y a la larga habrá que replantear una nueva ruta", añaden.

Unos bosques desconocidos

Tampoco parecen tener un futuro mucho más esperanzador los bosques de la comarca. "Los bosques que tenemos actualmente se encontrarán sólo desde la altura de Tolosa (Francia), y nuestro paisaje será como el actual de Málaga; desde la comarca ya se trabaja para prepararlos por el cambio climático, porque si no, si tenemos un gran incendio no lo podremos parar con técnicas humanas". En este sentido, el aumento de la temperatura con veranos más cálidos y largos también tendrá otros efectos. "Dejaremos de tener setas como hasta ahora", como ejemplo. Y algo más llevar, que relata Bonet: "La última oleada de calor en París supuso la muerte de 3.000 personas ahora hace diez años, es un ejemplo claro de los efectos que tiene una subida de las temperaturas".

incendi 2

Y que se puede hacer?

Alrededor del que la sociedad puede hacer para frenar el cambio climático hay dos caminos, no excluyentes. "Se puede intentar mitigar el efecto disminuyendo las emisiones y adaptarnos a la realidad que vendrá". "Mitigar significa, por el Maresme, trabajar menos en Barcelona, entrar menos a la capital en coche... Por lo tanto, crear nuevos caminos y vías, potenciando el transporte público o haciendo carriles de bicicleta rápidos", relata Bonet.

Los especialistas consideran que nuestros hábitos e inclús sectores económicos importantes como el turismo tendrán que replantearse

Considera que otras acciones como "comer menos carne, mejorar los aislamientos de los hogares y por lo tanto, la normativa en nuevas construcciones; apostar por placas fotovoltaicas, cambiar el modelo de turismo e incluso tener menos hijos, todo y la polémica que supone esto y también el dilema". Para acabar añadiendo: "Ya no hablo ni de reciclaje porque es algo que tendría que estar tanto asumido que asusta ver el poco que avanzamos; estamos en una fase donde hay que subir tasas de tal manera que a la gente le valga la pena reciclar. Pone las bolsas de plástico de los supermercados a 50 céntimos y no a tres, verás como la gente toma conciencia". La adaptación pasará por la capacidad de "resiliencia", el que significa reforzarse ante fenómenos adversos que serán más recurrentes, a pesar de que también indica otro punto a tener en cuenta: "Hay gente vulnerable que no podrá hacerlo". Por Balsa, está claro que la adaptación será clave. "Hay que aprender a convivir con el cambio climático, y esto significará dejar de construir en zonas inundables y poner sólo aquello que sea inundable; naturalmente, no bloques de pisos ni zonas comerciales. También tendremos que crear sistemas de defensas compatibles con el nuevo mundo, y olvidarnos de crear sistemas salvajes sin planificación; esto si no queremos daños de más de 100 millones de euros a cada temporal".

Archivado en:

Comentarios