Toni Rodon

Tres bloques de pisos ocuparán el lugar de l’antigua escuela Santa Anna

La construcción también comportará unir mediante una calle peatonal las calles Churruca y Recoder

Las obras de derribo de la fábrica que durante años ocupó la escuela Pia Santa Anna de Mataró han llegado a su fin. La emprendida Excavaciones Iluro ha sido la encargada de echar en tierra toda la estructura de este edificio, situado entre las calles Recoder y Churruca, en unos trabajos que se han alargado casi un mes y medio. De hecho, todavía hoy se podían observar algunas pizarras o pupitres entre los escombros del gran agujero que han dejado las excavadoras.

El solar, que abarca unos 5.000 metros cuadrados de espacio, dará a la construcción de tres bloques de pisos. La promotora Gómez prevé edificar, en el plazo de dos años, tres bloques que constarán de unas ochenta viviendas, dos con sesenta y otro con 10. Estas viviendas serán apartamentos de 40 a 55 m2. Los edificios tendrán unas cinco plantas de altura y contarán con 140 plazas de aparcamiento. Además, la construcción prevé la ubicación de locales comerciales a la parte inferior de los edificios, la construcción de una plaza y la unión entre las calles Churruca y la Avenida Jaume Recoder a través de un pasaje que será únicamente de acceso por los peatones. A pesar de todo, este proyecto todavía podría sufrir algunos cambios puesto que el escrito definitivo no se aprobará hasta de aquí un mes y medio.

Una de las zonas más pobladas de Mataró
La avenida Jaume Recoder, uno de las calles más densamente poblados de la ciudad, ha sufrido grandes cambios desde que la escuela Pia Santa Anna se trasladó al edificio que los escolapios construyeron al Café de Mar. De este modo se han expresado los comerciantes de la zona preguntados por capgros.com que han visto reducidos el número de alumnos de formación profesional y secundaria que el centro educativo acogía en esta fábrica textil reconvertida en escuela.

Por su parte, el propietario del bar El Tren, Pere López, cree que la construcción de los edificios puede suponer una mejora: “Cuando marchó la escuela la clientela bajó un poco a pesar de que ahora vuelve a ser cómo siempre. A pesar de todo, los nuevos pisos pueden aumentar la afluencia de gente”, ha explicado. Carmen Sánchez, trabajadora del bar La Granja, no es de la misma opinión. Según afirma, las nuevas viviendas no comportarán inmediatamente nuevos clientes: “Desde que no hay la escuela no hemos notado la bajada de clientes, todo depende del tipo de persona que te ha venido siempre”, ha dicho.

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