"Son cuatro piedras..."

Hace muy pocos días, la concejala de cultura en el Consejo de Patrimonio dijo esta expresión refiriéndose al yacimiento mataronense de Ca la Madrona... triste, muy triste que una concejala municipal no pueda comprender la importancia de tal hallazgo arqueológico, a pesar de los siete informes recibidos de las más altas instancias científicas y arqueológicas de Cataluña.

Porque en Mataró tenemos un grave problema: No amar nuestro legado patrimonial.

¿Cuántas y cuántas restos del pasado común hemos destrozado, cuántas hemos hecho desaparecer a cambio de un presente lleno de promesas de desarrollo moderno, muchas veces nunca cumplidas? Can Fàbregas sería el ejemplo más paradigmático y desolador, pero también 'el Albergue para pobres' -Escuela Menéndez y Pelayo durante muchos años- del alcalde Josep Abril, a quien podemos dedicar esculturas pero de quien destruimos una de sus obras más particulares.

Seguimos con Can Xammar, el Teatro Clavé y tantos otros, que quienes viven en Mataró desde hace años, recordarán con tristeza.

Cuando en Masnou vemos Ca n’Humet, en Granollers Can Roca Umbert, fábricas convertidas en centros culturales, el Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica en la antigua Aymerich, Amat y Jover de Terrassa o en Badalona su villa romana, hoy museo emblemático, situada bajo un bloque de nueve pisos, pensamos ¿por qué Mataró, teniendo una historia similar a estas ciudades, ha perdido irremediablemente gran parte de su patrimonio antiguo? Y lo ha hecho de forma continuada y durante muchos años.

Mataró, y esto, afortunadamente, no lo puede cambiar nadie, se ha construido sobre poblaciones desde los tiempos ibéricos, pasando por los romanos, visigodos, medievales o de época moderna y contemporánea... personas de muy diversas épocas que eligieron este bello lugar de Cataluña, situado entre el mar, el querido mar de Mataró, y la montaña de la pequeña, bonita y muy accesible Serralada Litoral.

Este legado nos conforma y nos hace ser como somos; pero hay que descubrirlo, estudiarlo, interpretarlo, conservarlo, museizarlo y difundir su importancia. Que no pase como con la Torre Llauder, allí bastante sola y sin que, con sus actividades del siglo XXI, forme parte del entramado de la vida cultural de la ciudad.

Para defender este patrimonio amenazado hemos formado la entidad comarcal ASOCIACIÓN EN DEFENSA DEL PATRIMONIO CULTURAL DE MATARÓ Y EL MARESME –ADEPAC MiM. Por ahora somos pocas personas, pero personas que no callarán ante ninguna agresión al patrimonio compartido, porque una sociedad es culta cuando sabe amar su pasado, este legado que la profundidad de la tierra muchas veces nos regala.

Como el yacimiento de Ca la Madrona que nos puede explicar, si lo sabemos leer, cómo fue el nacimiento de Mataró, qué tipo de población vivía allí, podríamos hacer de él un polo de atracción cultural para conocer mejor nuestro pasado, y haciéndolo, construir un futuro ciudadano mejor, hoy que Mataró también recibe cantidad de personas que vienen de todas partes del mundo, que han elegido este bello y dinámico lugar entre el mar y la montaña para rehacer su vida y arraigarse en él.

No vamos contra el Parque de la Economía Circular, nunca hemos ido, solo nos oponemos al despropósito de un traslado que puede ser, como otras veces, su destrucción, ya que no hay ningún plan de reconstrucción en su nuevo emplazamiento.

Solo queremos hablar con los responsables del Parque -ayuntamiento de Mataró, ayuntamientos de la comarca, Consorcio de Residuos y Generalitat- para estudiar la posibilidad de compaginar, sin hacer ningún traslado, la museización del yacimiento y la construcción del parque.

Hace ya un año que luchamos por conseguirlo, pero por ahora todo ha sido opacidad, negativa a tramitar el BCIL, menosprecio, maniobras de presión y casi de corrupción, sin ningún resultado de diálogo ni de respeto por este tesoro.

Cuando la directora de los museos de la ciudad dice, en el mismo acto, que la ADEPAC hace demagogia, respondemos que la demagogia, y gravísima, es malograr el patrimonio, cuando se tiene la responsabilidad profesional y cívica de preservarlo.

Si la Dirección General de Patrimonio de la Generalitat da el permiso para el traslado -destrucción- del yacimiento de Ca la Madrona, el poder político, del dinero y de la especulación habrá vencido la defensa de su legado histórico y, otra vez, un triste desastre mataronense habrá dolorosamente confirmado que Mataró NO ama su patrimonio.

¡Evitémoslo!

ADEPAC MiM