"El PSUC fue el partido antifranquista más importante también en Mataró"

El próximo martes 16 de abril a las siete de la tarde se presenta en el Café de Mar de Mataró el libro que trata la historia a partir de los años sesenta del partido más importante del antifranquismo en Mataró y Cataluña, el PSUC. Su título completo es "El abrazo del PSUC (Mataró 1966-1977)". Hablamos con su autor, Juan Ortiz, que estará acompañado por Dolors Camats en la presentación del martes.

¿Es verdad que el PSUC fue el partido más importante de la lucha antifranquista o es una exageración?

No fue el único partido antifranquista, pero sí fue el más importante y el mejor. Hay poca gente que se atreva a ponerlo en duda; otra cosa es que eso sea del agrado de todos. Con el tiempo, al PSUC -y a sus herederos- no se le ha perdonado ese protagonismo que llegó hasta la Transición.

En sus siglas, sin embargo, no se hace referencia a los comunistas...

Las siglas PSUC significan Partit Socialista Unificat de Catalunya. Lo formaron cuatro partidos pequeños de la izquierda catalana en el año 1936, después del golpe de estado fascista y el inicio de la guerra. Fueron la Unió Socialista de Catalunya, la Federació Catalana del PSOE, el Partit Comunista de Catalunya y el Partit Comunista Proletari. En Mataró, este último no existía. El PSUC se adhirió con voz propia a la Internacional Comunista, un caso único, al tratarse del partido comunista de un país sin estado. A lo largo de su historia, la gente se ha referido a él de diferentes maneras: "pe-e-seú", "pe-suc", "suc", y los graciosos, "el peix amb suc". Fue el partido más mestizo en todos los sentidos.

¿Por qué ahora y por qué este libro tan voluminoso de más de seiscientas páginas, sobre la historia del PSUC en Mataró?

Casi ya llegamos tarde. Considero que estamos ante el último tren para aprovechar las fuentes primarias disponibles, los que yo llamo los patriarcas. Se trata de gente que ya es octogenaria y ya no tiene una salud robusta. Respecto a la segunda parte de la pregunta, es que estamos ante un tesoro historiográfico y una multitud inédita de testimonios, así como de un estudio exhaustivo como nunca se había hecho de la revista ilegal del partido, Combat, un caso único en Cataluña. Vale decir que aún falta un segundo volumen, mucho más reducido, dedicado a la documentación de Combat y a las actas de las reuniones clandestinas, también inéditas.

¿Cómo surgió la idea?

Pues de forma espontánea a partir de 2018. Fue el compañero Antonio Rodríguez, que sigue militando en el PSUC Viu, quien abrió camino con la publicación de su libro de memorias, y otra gente cercana colaboramos en ello. A partir de entonces surgió una especie de "confraternidad" que nos hemos ido sumando en la recuperación de la memoria psuquera. Somos personas procedentes del PSUC Viu, de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), siempre con el apoyo de la Fundació Nous Horitzons y de la gente de En Comú Podem Mataró. El catalizador de este grupo ha sido el politólogo Miguel Guillén.

Después de Antonio Rodríguez fue el turno de Ramón Morales, también militante del PSUC Viu, que coordinó el libro sobre las Juventudes Comunistas de Mataró. Más adelante, la Fundació Nous Horitzons organizó la presentación de la segunda edición del libro dedicado a las Juventudes Socialistas Unificadas de Catalunya, a la detención y a las durísimas condenas de sus integrantes, nueve de los cuales eran del Forn del Vidre de nuestra ciudad. Justamente cuando la autora, la historiadora Margarida Colomer, acababa su exposición, pensé que, como benjamín del PSUC e integrante de ICV, tenía la responsabilidad de continuar la tarea.

¿Quieres decir que ha sido un acto de militancia política? ¿Eso no podría restarle objetividad al trabajo?

Estoy orgulloso de esta militancia, sí. Y no, no va conmigo hacer un libro para alimentar el sectarismo, eso lleva al fanatismo. Tampoco he hecho este trabajo como un ejercicio de melancolía. Lo que más ha primado ha sido la necesidad de romper el techo de cristal, esta especie de encapsulamiento en el rincón del silencio al que se ha querido ubicar la memoria del PSUC, en Cataluña y también en Mataró, por parte de determinada historiografía nacionalista sectaria y su presentismo interesado desde la irrupción de la nueva política, también incómoda con el PSUC, y en el llamado proceso. Vale decir que la ruptura y el caínismo al que nos dedicamos también han contribuido a esta situación de marginación.

¿Por qué este título, "El abrazo del PSUC"?

La idea de abrazo la tomo de un historiador que a mí me atrae mucho, Giaime Pala. Él hace una observación que se puede aplicar a los intelectuales de Barcelona y también a Mataró. No era siempre el Partido quien iba reclutando militantes, sino que gente que tenía ganas de luchar contra la dictadura iba, por iniciativa propia, a buscar la organización. De aquí el "abrazo". Esa era la idea inicial.

¿Y las fechas, 1966-1977?

Pues porque después de salir de la cárcel, la gente que quedaba de la JSUC tenía prohibida la militancia. La dirección del Partido se lo ordenó. Se trataba de evitar más caídas y detener la hemorragia de sufrimiento y de familias rotas. Había que hacer fuego nuevo. Mi tarea ha consistido en detallar cómo se produjo esta zona cero del PSUC contemporáneo, concretamente en nuestra ciudad. Hay tres testimonios imprescindibles que lo han aclarado: Miquel Reniu, Luis Fernández y Antoni Cuadras, con las aportaciones también capitales de José Luis López Bulla y Antonio Rodríguez Avellaneda.

¿Y más allá de la refundación, como dices?

Bueno, la idea de abrazo se fue transformando en la idea de árbol, con sus ramas, pues había que delimitar toda la tarea llevada a cabo por la militancia psuquera, así como su capilaridad, desde Comisiones Obreras, sindicato nacido por la confluencia de los veteranos de la CNT con una generación de jóvenes comunistas procedentes de la inmigración. Fue un mestizaje de las dos "ánimas del purgatorio", como dice López Bulla, de gente del centro de la ciudad y la gente de los barrios de Cirera y Cerdanyola, principalmente. Y a esto hay que sumar la complicidad de algunos capellanes de las parroquias mataroninas.

Pero el PSUC no se redujo al movimiento obrero, ¿verdad?

Comisiones Obreras fue su combustible principal, pero no el único. A partir de los años setenta fue el movimiento vecinal quien tomó el protagonismo debido a la especulación urbanística. También el PSUC estaba muy implicado en el mundo intelectual. Las entrevistas con Pere Casanovas, "el escultor de los otros" en expresión de Manuel Cuyàs, con Antoni Segarra, con el exhaustivo Xavier Cateura, con Juli Sanmartín y otros militantes, dan testimonio de cómo el PSUC se iba extendiendo por las entidades más solventes de la época en Mataró: el Cine Club, la Agrupació Científico-Excursionista, las artes plásticas, el teatro, con militantes como Carles Maicas en el Xaloc, por ejemplo. Y más ámbitos: el protagonismo en la constitución de la Asamblea Democrática de Mataró, el movimiento de mujeres, la cuestión nacional; incluso el mundo del deporte y los bares donde la policía iba a vigilar porque eran "nidos" de comunistas... He intentado reflejar todo esto. La segunda parte, la de los testimonios, tiene vida propia. No es meramente decorativa o para rellenar. Contiene una fuente valiosísima de información. Evidentemente, es irregular, pues intenta ser un recopilatorio de la militancia, desde los más humildes hasta los más conocidos...

El prólogo del libro corre a cargo de Josep Maria Fradera, un historiador de referencia a nivel internacional.

Sí, agradezco profundamente a Josep Maria este gesto, porque el prólogo en sí mismo es todo un tesoro, con algunos pasajes que a mí, personalmente, me han sacudido. Fradera aporta luces largas, con un estilo analítico y crítico, y considero que en tiempos donde el simplismo ha hecho agujero esto es muy valioso.