Gestión de residuos, energía, agua, sobreproducción, movilidad, pobreza energética, sobreconsum, contaminación, transición energética, erosión de tierras, temporales, escasez de agua, pérdida de biodiversidad, acidificación, desigualdad... Dios- -do! Todos estos términos nos pueden venir al cabo cuando hablamos de sostenibilidad y del medio ambiente.
Durante los últimos años se ha hablado del tema, la crisis climática y el cambio climático ha estado a la agenda política y mediática porque así lo han provocado los movimientos climáticos cómo Fridays For Future o Extinction Rebellion. La crisis climática la tenemos conviviendo con nosotros y tenemos que conseguir mitigarla y adaptar las ciudades a las nuevas condiciones.
Las ciudades juegan un papel clave a la vez de hablar de la crisis climática y para los mataronins y mataronines Mataró es nuestra protagonista. El año pasado, las ciudades acumulaban el 56,61 % de la población mundial y se cree que llegarán a acumular el 68 % de la población para el 2050. Con esto se puede deducir que las ciudades tienen una necesidad mucho más alta de transporte, actividades comerciales, infraestructura, energía, agua y un largo etcétera de actividades para hacer funcionar una ciudad. Tanto es así que las ciudades son las principales responsables del consumo energético y emisiones puesto que consumen el 75 % de la energía primaria mundial y con sus actividades se emite alrededor del 50-60 % de las emisiones de gas de efecto invernadero. Todo esto sin hablar de la generación de residuos y otros impactos ambientales de las ciudades.
Pero no solo tenemos que fijarnos en esta dicotomía de mundo urbano-mundo rural. Las diferencias de impacto ambiental también se ven reflejadas en la desigualdad de capital. El 1 % más rico del planeta contamina casi el doble que el 50 % más pobre.
Teniendo en cuenta este pretexto, cualquiera puede pensar que esto no tiene remedio, que hay muchas contradicciones y puntos negativos y que se escapa de nuestro alcance. Individualmente, quizás sí que es cierto, pero colectivamente se pueden hacer muchas cosas.
Cuando se habla de transición, ya sea energética o ecológica en general, esta tiene que ser justa socialmente. Las ciudades tienen que hacer su parte de esfuerzo para llevar a cabo apuestas valientes y ambiciosas consultadas con la ciudadanía. Cuando las medidas políticas fallan o se quedan cortas queda la fuerza de la gente y el sentido común.
Un método que se está llevando a cabo a diferentes niveles y en diferentes países, que bien se podría hacer a Mataró, sueño las asambleas ciudadanas donde se pueden consultar temas relacionados con el cambio climático a la población mataronina y así hacer de las medidas una acción conjunta, consensuada y democrática. Por ejemplo, así lo han hecho los vecinos franceses y británicos para tratar el cambio climático y los irlandeses para tratar también el tema del aborto. Pero no hay que mirar en el extranjero, aquí a España se está llevando a cabo la Asamblea Ciudadana para el Clima con algunos errores cómo que las recomendaciones no sean vinculantes...
Esta democratización de los procesos no solo haría efectivas algunas decisiones importantes y daría empujón a otras decisiones que quedaban escondidas, sino que mejoraría ya grandes proyectos cómo el parque circular Mataró-Maresme, comunidades energéticas, anilla ciclista, peatonalización de la ciudad, ... De este modo, la gente de Mataró hará una Mataró conjuntamente y con sentido común.
Por una transición ecológica socialmente justa y democrática.
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