Soraya El Fahri, opinión
Soraya El Fahri, opinión

Participación social, la piedra angular de la inclusión efectiva

La regidora del grupo municipal de Esquerra Republicana - MES Mataró Soraya Lo Farhi reflexiona sobre la necesidad de cambiar el modelo de participación en las instituciones

"La riqueza de nuestras sociedades nace de la diversidad, de la existencia de proyectos y puntos de vista que la mantienen en tensión y que, cuando somos capaces de canalizarlos colectivamente, la hacen crecer y progresar"

(Quim Brugué a Es la política idiotas!)

A raíz de la celebración de los presupuestos participativos a Mataró, ha surgido la reflexión en torno la participación social y las técnicas para hacerla efectiva. Una de las críticas de este proceso fue la persistencia de errores técnicos en el servidor informático para la votación de las propuestas que lejos de fomentar la participación la problematitza. Esta situación se resolvió prorrogando la votación hasta unos días más. Si bien dar respuesta inmediata a los problemas que se derivan es una responsabilidad del gobierno municipal, también lo es el hecho de diseñar procesos participativos plenamente inclusivos.

La votación como técnica de participación, hoy en día, es un ejercicio de lesa democracia y es por eso que hay que encaminar la política pública local a lógicas de consulta y procesos participativos integrales. La participación en la selección de propuestas a las que se destinaría el presupuesto municipal fue baja (1649 votos) en una ciudad que registra 125 mil habitante aproximadamente, por lo cual merece la pena reflexionar el porque en términos de inclusión y exclusión social.

El modelo de democracia participativa, en su visión tiene la voluntad de favorecer la participación de todo el cuerpo social de una sociedad determinada en el marco de la diversidad. Para conseguir esta participación se tienen que encontrar mecanismos, canales y estrategias, para lograrlo. No podemos hablar de democracia llena si estamos hablando de unos niveles de desigualdad altos, tanto en el acceso cómo en el ejercicio de los derechos civiles y políticos, así como unos niveles de bienestar insuficientes. Además, garantizar la participación de todo el conjunto de la sociedad supone el hecho de fomentar la inteligencia colectiva verso los procesos de decisión puesto que supone coger las diferentes sensibilidades, opiniones, experiencias y visiones que tiene la población que será la destinataria principal de las políticas a implementar. La participación social está en un momento histórico importante, porque por un lado es una aspiración legítima de las sociedades, pero por otro lado se está impulsando cómo un paliativo frente a las grandes carencias sociales.

Para hacer frente a la actual situación de crisis la gran mayoría de ayuntamientos han dejado de utilizar mecanismos de participación institucional o han reducido muy significativamente la frecuencia con que los utilizan. Al mismo tiempo, emergen desde la ciudadanía nuevas formas de resolución de los problemas colectivos a través de la colaboración, la solidaridad, el voluntariado, la autoorganización y la autogestión. Hay que repensar la realidad institucional y el rol de los profesionales y la acción política para adaptarlos a un modelo donde haya una relación más flexible y directa con la comunidad. En este sentido, y teniendo en cuenta que la ley de extranjería restringe la integración política de gran parte de la población migrante residente a España, dedicamos esfuerzos en el ámbito catalán y con el correspondiente margen competencial a incluir en todas las personas independientemente de su edad o situación administrativa así como potenciamos dinámicas de participación social en los procesos de decisión de la política pública con perspectiva de género y antirracista. Que escucharnos sea una constante por la acción municipal más allá de las lógicas electorales. Votamos, pero también generamos espacios de diálogo con el conjunto de los residentes de cada barrio durante el año para decidir cómo queremos cuidar la infraestructura, que necesitamos construir o qué actividades impulsar. Solo desde esta proximidad, donde nos encontramos diferentes generaciones y origens culturales, nos anticiparemos desde la inteligencia colectiva, a posibles conflictos, superar la desafección por la política como forma de gestión social, hacer frente a factores de riesgo de exclusión estructurales y haremos de la convivencia comunitaria una forma de vida y no un agravio a contener.

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