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Oikocredit recauda 200.000 euros en Mataró en menos de dos años

Las cifras obtenidas en la ciudad son muy positivas en comparación a las del resto de Cataluña

El fondo de inversión solidario Oikocredit está consiguiendo muy buenos resultados en Mataró desde que se puso en marcha este proyecto el octubre del 2002. A estas alturas, la asociación de la ciudad cuenta con una octogésima de socios y ya ha recaudado doscientos mil euros. La organización se muestra satisfecha del balance obtenido: "Estamos muy contentos de estas cifras porque comparadas con las del resto de Cataluña son muy positivas", afirma uno de los impulsores de la iniciativa, Xavier Mantiene.

A pesar del éxito de estos primeros meses, los organizadores de Oikocredit en Mataró se plantean mejorar la propaganda de esta banca ética para superar los resultados obtenidos. Según explica Mantiene, el deseo de la organización es que "la gente sea consciente que depositar sus ahorros a Oikocredit es una inversión beneficiosa para todo el mundo".

Además, la organización de esta iniciativa solidaria quiere remarcar la diferencia entre su asociación y los bancos convencionales. "Oikocredit no es un banco para depositar el dinero, es un inversión con la cual se compran acciones y esto comporta un riesgo". Aún así, según asegura Mantiene, desde que Oikocredit Internacional nació el 1975, ningún inversor ha perdido dinero.

La organización de la entidad mataronina manifiesta su optimismo de cara al futuro, y valora positivamente el proyecto de la banca ética. "Creo que tendrían que salir otras muchas iniciativas como esta", comenta Mantiene.

Un banca solidaria
Oikocredit fue fundada hace veintinueve años por el Consejo Mundial de Iglesias con el objetivo de ofrecer oportunidades a las personas menos privilegiadas del mundo. A lo largo de este periodo su actuación se ha ido ampliando a diferentes países donde han ido surgiendo nuevas asociaciones de espaldarazo a la causa. Concretamente, la asociación de inversiones éticas nació en Cataluña el diciembre del año 2000. Esta entidad financiera solidaria convierte el dinero de sus inversores en microcredits para el desarrollo de empresas a países del tercer mundo. De este modo, los inversores compran acciones por un mínimo de 200 euros a un interés máximo de rentabilidad del 2 por ciento.

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