Opinión Alfons Canela
Opinión Alfons Canela

El monstruo

El portavoz de Junts per Mataró Alfons Canela habla en este artículo de opinión de la edificiació de la Torre Barceló a primera línea de mar

Quién no se ha sorprendido estos días, estando en casa o paseando por la Muralla u otros puntos de la ciudad, al ver cómo una gran torre de hormigón se interpone en la línea del horizonte del mar?

No pocos ciudadanos, en la calle o en las redes, la han bautizado como "el monstruo". Con una altura de 26 plantas, la Torre Barceló se convertirá en la construcción más alta de la ciudad. La planificación inicial data de 2009 y ya preveía una torre de 24 plantas; de hecho, como ocurre en otros sectores como Iveco – Pegaso, el Rengle o Can Fugarolas, el Mataró de principios del siglo XXI proyectó una gran cantidad de viviendas plurifamiliares en la línea de la costa, rompiendo con la fisonomía de ciudad compacta mediterránea.

"El monstruo" será el exponente físico más importante de esta empresa planificadora, que quedará como testigo de las malas decisiones tomadas durante años en nuestra ciudad. Y es que una vez adquiridos los aprovechamientos urbanísticos fruto de esta planificación por parte del sector privado, Mataró se convirtió en rehén de estas decisiones. Y esto tendrá consecuencias en Can Fugarolas, donde dependemos de la buena voluntad de la Sareb, y también en la Isla de Can Fàbregas y Caralt, donde se presenta un escenario realmente incierto.

Sin embargo, no veo la necesidad de mortificarnos más de la cuenta. Al fin y al cabo, los promotores del edificio una vez acabado y todo alquilado con rendimientos del 8%, lo venderán a un fondo noruego y todos contentos. Ahora bien, todo esto es la ciudadanía quien debe valorar cada 4 años si avala la actuación de sus gobernantes.

Volviendo a la Torre Barceló, la parte positiva de todo ello es la obligación impuesta a los privados de costear la urbanización de una Ronda donde hace años pasear da medio miedo. Sea como sea, la urbanización de toda la línea de la costa de poniente de la ciudad debe ser necesariamente una mejora respecto a lo que hay ahora; básicamente si tenemos en cuenta que, a día de hoy, no hay nada. Se ha hablado que todo el proyecto va vinculado al nuevo acceso al Puerto, a una nueva estación de tren que debe sustituir la actual, a la conversión de la N-II en vía urbana y, sobre todo, a la regeneración de la Ronda Barceló como gran bulevar de entrada a la ciudad. Veremos.

De momento, mientras desde el gobierno municipal se habla de una ciudad más sostenible, respetuosa con el medio ambiente urbano, más segura, más comprometida con los objetivos de la Agenda 2030 y que hace avances con el carril bici, la realidad es que es incapaz de ponerse al frente y liderar ante tantas incertidumbres que planean sobre la ciudad, cuando solo un gran pacto para modificar el Plan General de Ordenación Urbana podría empezar a poner un poco de luz a tanta oscuridad. El solar de Can Fàbregas, el futuro del centro y de los barrios, la urbanización del litoral... La diferencia de hace veinte y treinta años es que, a pesar de tomar malas decisiones, entonces se tomaban.

A día de hoy, la realidad es que la gente de Mataró solo ve cómo se levanta un monstruo en la línea de mar.

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La torre Barceló y Burriac

 

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