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Mataró y El Corte Inglés: 20 años de la gran capgrossada

La cronología de un caso desastroso para la ciudad suma un nuevo capítulo con la demanda de la empresa de recuperar los 24 millones invertidos al solar de Can Fàbregas, que podría suponer un descalabro para las arcas municipales

Un desastre absoluto, sin paliativos, repleto de capítulos ridículos y estrambóticos que han sido difíciles de digerir para los mataronenses. Una verdadera pesadilla. Así se podría definir, hasta el día de hoy, la cronología de los últimos 20 años de relación entre el Ayuntamiento de Mataró y El Corte Inglés. A esto se suma ahora la posibilidad de que el proyecto fallido de construir un centro comercial en la Isla de Can Fàbregas termine suponiendo un descalabro económico para las arcas municipales, después de que la empresa reclame por vía judicial a PUMSA los 24 millones de euros invertidos en la compra del solar. Una opción que era previsible si El Corte Inglés no encontraba ningún comprador de los terrenos que le ofreciera suficiente dinero como para recuperar parte de la cifra millonaria destinada.

Un proyecto definitivamente enterrado desde hace 5 años

El juez define todo el proceso de desmontaje de la fábrica cómo "una excentricidad inverosímil"

La llegada de El Corte Inglés a Mataró quedó definitivamente descartada después de que el Tribunal Supremo desestimara, a finales de 2018, los recursos de casación que el Ayuntamiento había presentado contra la sentencia del TSJC que obligaba a rehacer el planeamiento urbanístico del solar y que obligaba a la ciudad a reconstruir la fábrica de Can Fàbregas en su lugar original. La sentencia en cuestión no solo cavaba la tumba del proyecto, sino que ponía negro sobre blanco lo absurdo que había sido todo el camino anterior. El magistrado de la sala del Contencioso-Administrativo, Manuel Táboes, actuaba como el espectador externo que no ha seguido el caso durante la última década y que, cuando le explicaban de golpe todas las barbaridades que han tenido lugar en Mataró desde el 2007, especialmente el desmantelamiento y traslado de la fábrica, se llevaba las manos a la cabeza. "Excentricidad inverosímil", "delirio" e "irracionalidad extrema" eran algunos de los calificativos que dedicaba al Ayuntamiento en una sentencia durísima, brutal, demostrando que el ridículo de todos los actores implicados, a lo largo de tres mandatos, había sido absoluto.

El Corte Inglés va invertir 24 milions d'euros en la compra de l'Illa de Can Fàbregas i ara els vol recuperar. Foto: R. Gallofré

La cuestión es: ¿cómo se ha manejado el consistorio para hacerlo tan mal? Esta es una cronología de 20 años de relación que, mirados con perspectiva, resultan extremadamente estrambóticos, llenos de giros argumentales inverosímiles que, en caso de ser un relato de ficción, nadie se creería.

2004: No a la ronda Barceló

Es difícil dejar de pensar qué habría pasado si El Corte Inglés se hubiera construido en el sector de la Ronda Barceló, tal y como estaba previsto inicialmente. Ese año se aprueba el Programa para la orientación de los equipamientos comerciales que recoge la necesidad de una locomotora comercial en la ciudad. El antiguo Cine Iluro es el lugar elegido. Sin embargo, el operador comercial acaba desestimando el emplazamiento por el elevado coste de las obras que tendría que asumir para facilitar los accesos y construir un aparcamiento. La empresa y el Ayuntamiento se emplazan a encontrar una nueva ubicación. La elección de la misma acabaría siendo la fuente de todos los males.

2007, empieza la maldición de Can Fàbregas

. El año 2006 se aprueba la modificación urbanística que une en el planeamiento los sectores de Ronda Barceló con la Isla de Can Fàbregas y de Caralt para incluir la volumetría comercial de la locomotora en este último. El capítulo inicial del desastre, sin embargo, se podría situar un año más tarde, cuando el Ayuntamiento, gobernado por el tripartito PSC-ICV-ERC y con Joan Antoni Baron como alcalde y Arcadi Vilert como concejal de Urbanismo, anuncia que la construcción del centro comercial en la esquina de la ronda Alfons XII y la calle Miquel Biada implicaría la desclasificación y derribo de la fábrica de Can Fàbregas y de Caralt, hasta entonces protegida al máximo nivel como elemento patrimonial de la ciudad.

can fàbregas
Can Fàbregas, cuando todavía era de pie

Rápidamente un grupo de vecinos se organizan para detener su demolición, constituyéndose como la Plataforma Salvemos Can Fàbregas. No pasarán ni dos meses para que la entidad promueva una de las manifestaciones más grandes que se recuerdan en los últimos años en la ciudad, con unas 600 personas protestando contra el derribo. A tres meses de las elecciones municipales, el acto deja una estampa que será muy recordada: la presencia del candidato de CiU, Joan Mora, que cuatro años después será el edil de la ciudad y defenderá, entonces, la llegada del Centro Comercial. Una contradicción que los responsables de El Corte Inglés nunca han tomado bien.

mora can fàbregas

Las discusiones sobre el valor patrimonial de Can Fàbregas se vuelven bizantinas. Para unos es un símbolo de la Mataró textil e industrial que hay que preservar y darle un uso como equipamiento ciudadano. Para otros, un edificio "lleno de ratas" (llevaba años abandonado) que fue un error catalogar con el máximo nivel de protección ya que por sí solo no tenía ningún interés. Las sospechas en ambos bandos no paran de crecer: los partidarios del derribo ven en la plataforma Salvemos Can Fàbregas un subterfugio de la CUP para desestabilizar el gobierno y un lobby de los comerciantes del centro de la ciudad contrarios al proyecto. Desde la Plataforma y otros colectivos se critica la obsesión del gobierno por este emplazamiento como única alternativa, en la que ven intereses ocultos, sobre todo cuando previamente El Corte Inglés también había mostrado predisposición a otros solares como los del antiguo cine Iluro o en el sector de Iveco-Pegaso.

Recreació virtual del futur Corte Inglés a Mataró

En junio de 2007 el PSC vuelve a ganar las elecciones y se reedita el tripartito con Baron al frente. La oposición ciudadana y las dudas legales –descatalogar un elemento protegido no es tan fácil- llevan al Ayuntamiento a retomar los contactos con la empresa. Se descarta el proyecto en Can Fàbregas y se anuncia un cambio de ubicación: la nave de Caralt. Un anuncio que no se llevará a cabo nunca ya que, en realidad, El Corte Inglés ha desistido de llevar a cabo el proyecto en la ciudad.

La decisión de trasladar la fábrica pieza a pieza acaba aconteciendo la materialización más pura del concepto 'capgrossada'

2008: año horribilis

La madeja comienza a enredarse a principios de 2008 cuando se hace pública la relación familiar de Ramon Bassas con dos socios de la empresa propietaria del solar de Can Fàbregas, Naves Biada. Esto alimenta aún más las dudas sobre los supuestos intereses ocultos del gobierno en este emplazamiento. Paralelamente, se acumulan los contenciosos administrativos entre el Ayuntamiento y los propietarios de los sectores afectados por el proyecto (Ronda Barceló, Can Fàbregas y Ca l’Ymbern), tanto en lo que respecta a las expropiaciones como a las cargas económicas que se deberán asumir por el traslado de la fábrica. En junio, sin embargo, el gobierno recibe el apoyo de la Generalitat, que aprueba el Plan de Mejora Urbana que prevé el traslado de Can Fàbregas para hacer posible la instalación de El Corte Inglés.

Imatge d'arxiu del desmuntatge i trasllat de la nau

2009: el desmontaje de la fábrica

El desmontaje de la fábrica comienza a hacerse efectivo a finales del año 2009, casi dos años después de anunciarse el proyecto: tarda tanto debido al hallazgo previo de restos arqueológicos en el subsuelo de la nave que deben analizarse. Las piezas desmontadas finalmente se almacenan en un solar del vecindario de Valldeix, donde siguen ocho años después en un estado de conservación que podría haberse deteriorado después de tantos años a la intemperie. Parece, entonces, que todo comienza a ir rodado para el gobierno, especialmente porque el mismo año logra formalizar la venta del solar a El Corte Inglés por un total de 24 millones de euros. El consistorio se compromete a sacar la fábrica de allí y dejarle espacio para 26.000m2 de techo comercial edificable, en cuya construcción el operador comercial tiene previsto invertir más de 40 millones de euros.

Joan Antoni Baron y Ramon Bassas declararon por presuntos delitos urbanísticos, pero el juez de Mataró archivó la causa

2010: Alcalde y regidor de Urbanismo, imputados (y finalmente absueltos)

Pero a principios del 2010, el fiscal presenta una querella contra el ejecutivo municipal por presuntos delitos urbanísticos en el caso Can Fàbregas. Y pocos días después, estalla la bomba: el juez imputa al alcalde Joan Antoni Baron y al concejal de Urbanismo Ramon Bassas y paraliza el traslado. El 26 de febrero declaran ante el juez y en abril este permite finalizar el traslado de la parte visible que quedaba de la nave, aunque todo queda en standby ya que El Corte Inglés no tiene permiso para realizar obras en el solar. En junio, Bassas queda desimputado para, al cabo de dos semanas y mediante un cambio de juez, volver a ser imputado y llamado de nuevo a declarar, lo cual hace durante más de 4 horas. En febrero de 2011, el juez decide finalmente archivar la causa sobre el traslado de Can Fàbregas y levanta las medidas cautelares que impedían la llegada de El Corte Inglés a la ciudad. En abril, dos meses antes de las elecciones municipales, el gobierno modifica el Plan de Mejora Urbana del sector a petición de la Generalitat para eliminar posibles obstáculos a la instalación del centro comercial.

baron bassas can fàbregas

2012: se oficializa la compra

El alcalde Mora y el director general del Corte Inglés rubrican el contrato de compraventa

 

En junio, CiU gana las elecciones por primera vez en Mataró y Joan Mora, que cuatro años antes se había manifestado detrás de la pancarta de la plataforma Salvem Can Fàbregas, se convierte en el alcalde de la ciudad y el interlocutor con El Corte Inglés para que este, de una vez por todas, comience las obras del edificio. En diciembre, el operador consigue licencia comercial por parte de la Generalitat y en enero de 2012 se produce una de las fotos más esperadas: la formalización de la compraventa del solar por parte de El Corte Inglés, rubricada por Mora y por el director general de la empresa, José Miguel Abad. Entonces se anuncia que, si no hay contratiempos, el centro comercial podría abrir sus puertas en otoño de 2014, dando lugar a la creación de un millar de puestos de trabajo. Parece, ahora sí, que todo va sobre ruedas para comenzar las obras de construcción de este edificio de 4 plantas y seis subterráneas, incluido un aparcamiento de casi 1.000 plazas. Falta poco para la estampa más deseada, la colocación de la primera piedra del inmueble. Pero no será así.

firma corte inglés

2012: primero gran revés judicial

En noviembre de 2012, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña -el mismo que ha terminado enterrando el proyecto en julio de 2017- declara que el Plan de Mejora Urbana de la Isla de Can Fàbregas es "nulo de pleno derecho" y considera que el traslado de la fábrica contradice el Plan especial del patrimonio arquitectónico de Mataró. Lo dicta en una sentencia en respuesta a la demanda presentada por la Plataforma Salvem Can Fàbregas, que en todo este tiempo no ha arrojado la toalla. El revés judicial al proyecto es absoluto, y en diciembre El Corte Inglés anuncia que pospone el inicio de las obras hasta que no se resuelva el embrollado panorama judicial.

2013: nuevo emplazamiento para la nave reconstruida

El gobierno se ve obligado a revisar todo el proyecto para intentar cumplir con lo que le reclama la sentencia del TSJC, y a la vez a llegar a un acuerdo con la CUP y la Plataforma Salvem Can Fàbregas para que dejen de recurrir a los juzgados el planeamiento urbanístico. La solución, aprobada por unanimidad en el Pleno de marzo de 2013, pasa por la reconstrucción de Can Fàbregas a pocos metros de su ubicación original, en la esquina de la calle Biada con Tetuan, para convertirla en la sede de la futura Casa de la Cultura Popular (un equipamiento destinado a acoger todo el año las figuras y comparsas mataronenses y a destacar la importancia de Les Santes). En junio, la Generalitat da el visto bueno a las modificaciones del Plan General y del Plan de Patrimonio aprobadas por el Ayuntamiento que deberían legitimar el traslado de la nave.

Desde el año 2013 El Corte Inglés ha argumentado que había inseguridad jurídica para evitar empezar las obras. El tiempo le ha dado la razón

El Corte Inglés, sin embargo, no mueve ficha. La empresa considera que aún existen obstáculos legales que generan inseguridad jurídica, como los recursos contenciosos administrativos que han presentado particulares al proyecto de urbanización de los entornos de Can Fàbregas. La preocupación del operador tiene una base real, como ha acabado demostrando la última sentencia del TSJC, pero también es cierto que su situación económica es mucho más delicada que la de 2007, y mucho menor la predisposición a invertir una millonada en la construcción de un centro comercial en años de plena crisis y caída del consumo. Desde el consistorio se defiende que estos impedimentos jurídicos no son tales, que por tanto todo el proceso está controlado y que la pelota está en el tejado del Corte Inglés.

Solar on anirà la Nau de Can Fàbregas

2015: el recurso de la Assemblea Pagesa

Es evidente, sin embargo, que aún quedaban algunos obstáculos. Entre ellos, el que ha terminado de matar del todo el proyecto. Se trata del recurso que en el año 2015 presentó la Asamblea Campesina contra el último plan urbanístico. ¿Qué hace un colectivo de agricultores litigando en contra de una modificación urbanística en pleno casco urbano? Ejercer una medida de presión para que el ayuntamiento ceda en sus pretensiones en dos cuestiones concretas que no tienen nada que ver con ellos. Por un lado, el traslado del trazado del Tren Orbital (un proyecto de la época de las vacas gordas que seguramente nunca será realidad) a su paso por las Cinco Señales, ya que consideran que afecta demasiado a la actividad agrícola. Por otro lado, la inclusión de más inmuebles en el Catálogo de Masías impulsado por el gobierno municipal, con el objetivo de permitir a estas casas nuevas actividades económicas más allá de la agricultura.

Cuando Bote accede a la alcaldía se propone como prioridad desbloquear la llegada del Corte Inglés, pero no lo ha conseguido

En junio de 2015, el candidato socialista, David Bote, gana inesperadamente las elecciones y se convierte en el edil de la ciudad con el apoyo de Convergència. Tal y como había anunciado en campaña, la primera acción que realiza una vez recibe la vara de alcalde es establecer contactos con el director general de El Corte Inglés, por un lado, y con la Asamblea Pagesa por el otro, para intentar desbloquear la situación. Pero esta nunca se llegará a desbloquear.

2017: la brutal sentencia del TSJC

Durante los dos años hasta ahora de mandato de Bote no se produce ningún avance significativo. El Ayuntamiento reclama a la Generalitat el cambio del trazado del Tren Orbital e incluye más masías en el catálogo, pero la Asamblea Campesina sigue sin retirar el recurso. En una entrevista con Capgròs, a mediados del mes de junio de este 2017, el alcalde asegura que aún no ha perdido la confianza en la llegada del Corte Inglés, pero que todo depende de lo que dicte el TSJC en base al recurso de los campesinos. Y cuando la sentencia llega, pocas semanas más tarde, el jarro de agua fría es absoluto, por lo que dicta y por cómo lo hace. "Arrancar de raíz un conjunto catalogado con el máximo nivel de protección de su ubicación para llevarlo, empaquetado y a trozos, a un paraje agrícola a la espera de ser reubicado a escasos metros de su lugar de emplazamiento original se revela una excentricidad inverosímil", escribe el juez, en una de las muchas frases para enmarcar.

Bote i Calpe, a la roda de premsa per valorar la sentència del TSJC.

 

La decisión judicial comporta la anulación del PMU de 2013 e implica cerrar el círculo de la forma más ignominiosa posible, ya que se vuelve al punto de partida de 2007. Al estado de la cuestión de hace 10 años, cuando la fábrica aún estaba allí, en su emplazamiento original, sin desmontar. En el mismo solar hoy propiedad del Corte Inglés, que lo adquirió con la condición de que de la nave no quedara ni rastro. El Ayuntamiento presenta recurso de casación al Supremo para intentar mantener el planeamiento vigente, que en el año 2018 anuncia que no lo admite a trámite, lo que supone el entierro definitivo del proyecto.

2019: primer pago al Corte Inglés

El Corte Inglés comienza a pedir compensaciones ante el hecho de que no podrá construir el centro comercial tal y como lo imaginaba. Así, en el año 2019 el Ayuntamiento de Mataró acepta la renuncia a la licencia de obras que concedió a El Corte Inglés el 4 de febrero del año 2012 para construir el equipamiento. Esto supone que el consistorio tenga que devolver a la empresa la cantidad de 1.583.366,51 € que el operador comercial había abonado en marzo de 2012 en concepto de Impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO). Una cifra muy elevada, pero una minucia al lado de lo que acabará reclamando en el año 2024.

2020: Mataró rehace el planeamiento del sector

Mataró redibuja las dos islas sobre el solar de Can Fàbregas, rehaciendo el planeamiento del sector para combinar un equipamiento, viviendas y usos terciarios. El proyecto, presentado en noviembre de 2020, prevé una nave industrial protegida (Can Fàbregas reconstruida) para albergar equipamientos, otra nave para viviendas, una plaza abierta y locales comerciales y para usos terciarios conforman la propuesta sobre plano del nuevo planteamiento urbanístico aprobado para las dos islas de casas sobre el solar que iba a albergar El Corte Inglés de Mataró. El proyecto depende, en todo caso, de que El Corte Inglés venda el solar a algún otro operador, algo que finalmente no sucede.

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El nuevo planeamiento previsto al solar de Can Fàbregas, sin El Corte Inglés

2024. El Corte Inglés quiere que le vuelvan el dinero

En los siguientes tres años, se sabe muy poco nuevo sobre todo esto. Puertas adentro, el Ayuntamiento y El Corte Inglés mantienen conversaciones abiertas para intentar desbloquear el futuro del solar. La empresa quiere deshacerse de él recuperando la mayor cantidad posible de la inversión realizada en su compra, y el consistorio necesita reactivar este solar estratégico con un nuevo operador que quiera instalarse allí. Pero las cosas no fructifican, y la llegada del 2024 trae muy malas noticias.

El Corte Inglés demanda a PUMSA porque le devuelva los 24 millones de euros invertidos en la compra del solar en 2012

Finalmente, El Corte Inglés decide ejecutar la amenaza que pendía sobre el Ayuntamiento desde la sentencia del TSJC y demanda judicialmente a PUMSA los más de 24 millones de euros invertidos en la compra del solar en 2012. El consistorio asegura que la decisión de la empresa responde a un cambio de rumbo en su modelo de negocio, que incluye la venta de activos inmobiliarios para obtener nuevas fuentes de ingresos y una mayor solidez empresarial. La entidad municipal defiende que el cambio en el planeamiento urbanístico del solar de Can Fàbregas en realidad no es ningún impedimento para que se construya el centro comercial, ya que la reconstrucción de la antigua fábrica no ocuparía ni un 5% de la superficie del terreno.

Sin embargo, es evidente que El Corte Inglés no lo ve de esa manera. Fuentes de la empresa consultadas por ACN señalan que existe una sentencia firme que obliga a reconstruir la fábrica, algo que "imposibilita" la ejecución del proyecto. Esto, según el operador comercial, conlleva que el acuerdo de compra de 2012 sea "nulo". De nuevo, en definitiva, será en los juzgados donde se dirima el enésimo capítulo del gran fracaso que ha sido el intento de llevar El Corte Inglés a Mataró.

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