'Los mecanismos participativos son de cara a la galería'

Una tarde de jueves cualquiera al centro de Mataró. En la plaza de las Tereses se respira un ambiente lúdico provocado por la chiquillería que disfruta de sus últimos días antes de volver a la escuela. La gente mayor toma la fresca y también hay quién trabaja (son los que corren). Este espacio supone una micro representación de Mataró que servirá por il•lustrar qué opinan sobre la participación ciudadana.

El anuncio por parte de Jaume Graupera hace pocos meses sobre el "paso tímido" que el Gobierno tripartito hacía en relación en los presupuestos participativos levantó una buena polsaguera política. Ahora, después de haberse presentado públicamente, la gente todavía no tiene claro qué significa esto de los “mecanismos de participación ciudadana”. Mientras pasea con su señora, en Jesús Chiva, de 70 años, se muestra escéptico. “Siempre que se usen para escuchar y hacer el que pide la gente me parece magnífico”. La opinión de Dolors Carrasco, de 46 años, es más crítica. Considera que esta es una maniobra política más para captar votos y que es una herramienta que se tiene que perfeccionar. “Creo que estas actuaciones son más de cara a la galería. En cualquier caso tendría que ser un sistema muy representativo”, comenta.

Sílvia Bruguera, de 31 años piensa que la implicación popular “es necesaria, a pesar de que la gente pasa bastante”. Meritxell Vidal, de 28 años, tiene una opinión más concreta. “La gente tendría que poder decidir más cosas relacionadas con la cultura, porque en Mataró hay muy poca vida”.

Alguien se implica?
A menudo se tiende a criticar el trabajo de los políticos. Resulta un ejercicio cotidiano, propio de las sobremesas o cuando se coincide con algún conocido de otra tendencia política. Pero, que pasa cuando a los ciudadanos se nos mujer la oportunidad de participar en decisiones que nos afectan a todos? Estamos preparados para hacer política? “Yo creo que sí -asegura en Jesús-, pero todo el mundo va a lo suyo y sólo se dedica a criticar”. Sílvia, en cambio, lo tiene más claro: “Sinceramente, creo que no. Una cosa se pensarlo, otra es encontrar el tiempo para hacerlo”.