Judith Vives

La incineradora no es perjudicial por la salud

Un estudio concluye que no hay relación entre el nivel de dioxinas a la sangre y la proximidad con la planta incineradora

Los niveles de dioxinas que se registran a la sangre no tienen nada que ver con la emisión de gases de la incineradora. Así queda constatado en los resultados obtenidos en la cuarta fase del estudio realizado para conocer los efectos de la planta entre los ciudadanos de Mataró. En esta cuarta fase el estudio, que está elaborado por la Unidad de Investigación del Consorcio Sanitario del Maresme, se ha centrado en cuatro grupos de control: uno engloba ciudadanos expuestos a la incineradora –que viven a una proximidad de la planta de entre 500 y 1.000 metros–; el segundo es lo de los ciudadanos no expuestos –que viven más lejos–; el tercero está formado por ciudadanos de Arenys de Mar, municipio que tiene unas características similares en Mataró pero sin ninguna fuente especial de contaminación; y por último el estudio incluye por primera vez las analíticas realizadas desde el año 95 a los trabajadores de la planta.

Las conclusiones
En líneas generales, el estudio concluye que desde el 1999 hasta el 2002 los niveles de dioxinas, furans y metales pesants han ido disminuyendo en todos los grupos. Curiosamente, los ciudadanos más cercanos a la planta incineradora han visto reducidas las dioxinas en un 18% y los trabajadores en un 9,5%, mientras que los no expuestos sólo las han reducido en un 5,2% y los arenyencs en un 10,5%. Estos resultados, entre otros, permiten confirmar que no existe relación entre la exposición a la incineradora y el nivel sanguíneo de dioxinas. En cuanto a los metales pesants, todos los grupos han reducido la presencia de plomo, cromo y cadmio. El descenso se debe de a cambios en los hábitos de consumo.

Estudio en fases
El estudio de monitorització biológica de los niveles de dioxinas, furans y metales pesants se inició en 95, después de que un informe y varias entidades ecologistas y ciudadanas alertaran del peligro que podía comportar la emisión de gases de la incineradora. El estudio se ha llevado a cabo en cuatro fases, la última de las cuales ha confirmado los resultados obtenidos en fases previas. «La entrada de dioxinas al cuerpo se produce por la ingestión de alimentos y no por los aires. Por eso los resultados anteriores ya nos decían que no había que hacer un nuevo estudio, pero hemos creído que era necesario para garantizar la seguridad de la gente», ha explicado el presidente del Consorcio para el Tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos, Manuel Mas. El consorcio, ha añadido, no descarta impulsar la quinta fase del estudio a finales de año «para dar más tranquilidad a los ciudadanos».

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