Pilar González-Agápito, encargada de la ruta por el barrio. Foto: R. G.
Pilar González-Agápito, encargada de la ruta por el barrio. Foto: R. G.

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La Habana-Matadero: resiguiendo las huellas de Mataró

Recorrido del barrio de La Habana-Matadero dentro del Especial Ciutat de Renacuajo.

"Es una foto de la economía de nuestra ciudad. Si hacemos una vista retrospectiva de los últimos cien años, aquí podemos ver la pesca con el Callao, la Mataroneta o Santo Simó. También hemos visto la agricultura. Hasta los años 60, del Camino real hacia abajo todo eran huertas. Hoy todavía tenemos las Cinco Sènies. Después, la construcción de la carretera (N-II) cambia la imagen agrícola de la zona. Llegan las grandes industrias, como Can Gassol al Matadero o Can Marfà en La Habana, pero también las 'fabriquetes' que la ciudad expulsa de su núcleo, porque se urbaniza, y acaban en este sector, como por ejemplo a Floridablanca." Pilar González-Agàpito vive en La Habana y ha dedicado buena parte de su vida a la ciudad. Ex regidora en el Ayuntamiento de la capital del Maresme, ha escrito siete libros sobre Mataró y tiene un par más en proyecto. Su reflexión inicial nos sirve para dibujar el contexto histórico de este lugar de la ciudad. Aquí se han desarrollado tres sectores económicos de primer orden: la pesca, la agricultura y la industria. Pero qué es hoy en día La Habana-Matadero?

El asociacionismo ha sido un movimiento clave para cohesionar esta zona de la ciudad

Lo escribimos separando los nombres sólo con un guion, pero La Habana y el Matadero tienen otros puntos de divergencia. Como mínimo a nivel social, el perfil de los barrios es diferente. "Al Matadero hay más mezcla. En cambio, La Habana es una zona más compacta y de clase mediana", apunta González-Agàpito. "El sentimiento de pertenencia es importante", añade. Espacios como la Plaza de La Habana y su bar sirven para aglutinar la gente. Las fiestas de calles, como la de Sant Ramon o la de Santo Peregrino, generan autoestima de barrio.

Las dos zonas, pero, tienen un denominador común: "La importancia del asociacionismo para dar vida y cohesión", señala González-Agàpito. Otro aspecto que comparten es la capacidad que ha tenido este lugar de la ciudad para volver a aprovechar edificios importantes en desuso. La antigua fábrica de Can Marfà ahora es el Museo del Género de Punto, Can Gassol se ha convertido en el Centro de Artes Escénicas de Mataró, la Biblioteca Antoni Comas al Matadero o, incluso, la escuela Anxaneta allá donde había un cuartel de la Guardia Civil.

La Habana-Matadero testimonia buena parte de la edad contemporánea de la ciudad y recuerda la presencia del antiguo 'Matadero' y de los indians que vivían en la zona del Camino real (de aquí el nombre de La Habana). Hoy, es un barrio atractivo por sus equipamientos (municipales o privados), por la tranquilidad que se respira y por su ubicación, tan cerca del mar cómo del centro de Mataró.

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Los puntos clave del barrio

  • Plaza de La Habana Centro neurálgico del barrio, punto de confluencia de diferentes calles y vías de la zona y lugar de encuentro alrededor de la escuela y del bar. Cuando es hora de entrada o salida de la Anxaneta, la plaza hierve.
  • Can Marfà Funcionaba las 24 horas del día como fábrica textil. Así fue hasta la década de los 70 del siglo pasado. La antigua Televisión de Mataró también tuvo aquí su sede. Hoy en día, es un espacio inmenso y muy acabado que conserva la clásica arquitectura fabril y que se destina a diferentes usos, como la casa de la Familia Robafaves o el Museo del Género de Punto.
  • Las casetas del Callao Al Paseo del Callao, bien cerca del Centre Natación Mataró, se puede ver una hilera de casetas que son el vivo testigo de la tradición pesquera de la ciudad y de la comarca. La Habana tiene su acceso en la playa y en el Mediterráneo en este punto de la ciudad.
  • Can Fugarolas Centro autogestionado donde conviven 25 entidades y más de 400 personas. Un proyecto multidisciplinario que es motor social y cultural de la ciudad. Circo, teatro, música, enseñanza, Coworking, cooperativas de consumo… un espacio de creatividad y cohesión social.
  • Biblioteca Antoni Comas Un equipamiento de primer orden que en poco tiempo se ha convertido en referencia del Matadero y de la ciudad, no sólo por su oferta literaria que incluye actividades, talleres o tertulias, sino también por la apreciada arquitectura del edificio.

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Los grandes retos de La Habana-Matadero
La sensación es que este sector de la ciudad tiene cubiertas las necesidades más palpables que pueden tener los barrios de casa nuestra, pero el sentido crítico tendría que formar parte de cualquier sociedad adulta y, por lo tanto, siempre, podemos encontrar aspectos susceptibles de ser mejorados. En resumen, los siguientes cuatro puntos podrían centrar la atención de estos verals durante los próximos años en materia de mejoras.

Una pista o campo de deportes municipal: Lo Centro Natación Mataró es una instalación deportiva fantástica, pero privada. El Anxaneta tiene una pista polideportiva, pero es una escuela. El barrio tiene algún gimnasio importante, pero ninguna pista o campo municipal donde poder jugar a fútbol o practicar el deporte que quieras. Algunos vecinos lo echan de menos.

La composición del nuevo Matadero: La integración, ensambladura y coexistencia de los nuevos bloques de viviendas con los pisos, el urbanismo y los ciudadanos que traen años y cerraduras viviendo en la zona. Uno de los retos es que el Matadero no pierda su cohesión social mientras encaja todos los nuevos espacios y viviendas que se generan.

Más espacio para las asociaciones: La Asociación de la Gente mayor de La Habana y la Asociación de Vecinos del barrio comparten espacio en un local del Camino real. Son dos entidades muy avenidas, pero también muy vivas y activas. Así pues, a veces echan de menos más espacio al local para poder celebrar o preparar numerosas actividades.

El sector Maresme-Toló: El plan de mejora urbana del sector Maresme-Toló, al antiguo concesionario Prades, ya es una realidad. La intención es construir pisos y una zona verde. Habrá que seguir la evolución del proyecto y ver hasta qué punto supone una mejora para el barrio, que necesita de nuevos espacios comunes.

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