Jessica Pujol

La boda real hace bajar las ventas a las tiendas de ropa femenina

Muchos mataronins aprovechan viernes para hacer las compras del fin de semana

Los comerciantes de Mataró notaron el pasado sábado las consecuencias de la boda real en sus ventas. Del sector no alimentario los más resentidos fueron las tiendas de moda. “Se notó una estrepitosa bajada en el sector femenino y curiosamente van aumentar las ventas del masculino”, ha explicado Josep Filbà, secretario de la Unión de Tenderos de Mataró. Miquela Martínez, responsable de la zapatería Ponys del centro de Mataró afirma que la jornada quedó finalmente compensada. “Todo el que no se trabajó el sábado por la mañana se tuvo que trabajar por la tarde”. El centro comercial Mataró Parco también quedó desértico, según ha explicado su gerente Juan Ignacio Angusto. “El afluencia fue muy inferior comparado con otros sábados, pero por la tarde ya se recuperó el público”.

Los ciudadanos aprovecharon el viernes para hacer las últimas compras y a partir de las once de la mañana del sábado, coincidiendo con la entrada de los invitados y de los novios a la Catedral de Almudena, ya no quedaban almas en la calle. “A las 11 no había nadie, todos vinieron antes, consumieron de golpe y a menos cinco marcharon”, afirma Isabel Liarte, camarera de la pastelería Nougat de la calle Pujol. Los tenderos de la plaza Grande corroboran que la gente se quedó en casa ante el televisor. “Era de esperar que desapareciera todo el mundo”, comenta Carmen Muevas, dependienta de Polleria y Alimentación. Francisco Rodriquez de Frutas y Verduras dice que no se habría imaginado tanto de interés. “No esperaba que el impacto fuera tan grande”. Por parte de Pilar Quintana, una compradora asidua de la plaza, el sábado fue una jornada especial, se quedó todo el día mirando la boda y no pudo salir a comprar “fíjate que lo estoy haciendo ahora”.

Entre los mataronins también hubo quién por su parte no celebró la boda. Los Maulets organizaron el viernes por la tarde en la plaza Santa Anna una merienda antimonàrquic para denunciar que la familia real nunca ha hecho nada por Cataluña y que estaban en contra de pagar entre todos los ciudadanos tantos millons por la boda. El mismo día de la boda, más de un ciudadano se molestó por el exceso de información sobre el acontecimiento que ofrecían las televisiones. Un ciudadano cansado de ver sólo imágenes del casamiento salió espontaneament al balcó de casa suya, a la calle Roger de Flor, a llamar, indignado, que “estaba harto de la boda real”.

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